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Periodo Provincial
editarEl período provincial (1820-1854) se inicia tras el comienzo de las autonomías provinciales en el territorio del Río de la Plata. Durante este tiempo el colegio pasó por las épocas más difíciles de su historia debido a las guerras de la Independencia, a las luchas civiles entre unitarios y federales y a las dificultades económicas consiguientes.
Sin embargo, a pesar de estas adversidades, el colegio subsistió a merced de la virtud y el desprendimiento de sus autoridades. Durante este tiempo se reformaron los planes de estudio a iniciativa del gobernador Bustos, reformas que realizó José Gregorio Baigorri. Algunas de estas renovaciones eran priorizar la enseñanza del castellano por sobre la del latín y la incorporación del estudio del derecho patrio y leyes del estado.[1]
Entre estos años se realizaron diversas reformas y aplicaciones al edificio institucional y al Colegio Máximo.
El colegio pasó a manos de la provincia luego de que el gobernador Juan Bautista Bustos decidiera poner a la entonces Universidad de Córdoba bajo la jurisdicción provincial para reacondicionarla y dotarla con nuevos equipamientos. Entre estos equipamientos se encuentra una nueva imprenta que ayudó tanto a la universidad como al colegio en la publicación de nuevos libros, periódicos y mamotretos indispensables para fortalecer la educación. Además de estas mejoras materiales, el gobernador logró que se revocara el requisito colonial de limpieza de sangre; permitió, de este modo, que muchas más personas estuvieran en condiciones de matricularse y que tuvieran la oportunidad de formar parte de la institución.[2] Otra cosa a destacar es que a partir de la ley de 1813 se prohibieron los castigos corporales en los colegios, por lo que a partir de ese entonces ya no se utilizaron más los castigos físicos.[3]
Entre estas épocas, hubo diversas guerras, lo que trajo como consecuencia que la ex propiedad del colegio, la estancia de Caroya, pasara a ser una fábrica de armas blancas (1814- 1816) debido al punto estratégico en donde se situaba, a orillas del Camino Real. Esta fábrica fue la primera del país y proporcionaba puntas de bayoneta para el Ejército del Norte. Pero en 1816 fue finalmente cerrada por orden del gobierno central, por lo tanto se empezó a utilizar como hospedaje para albergar a personas que pasaban por el camino real, entre ellas, diversos personajes célebres del país.[4]