Zagalejo

indumentaria fmenina

Zagalejo es una prenda de la indumentaria femenina en España similar a las sayas, un tipo de falda corta y de vuelo por detrás, para llevar debajo del manteo, sobre las enaguas. En los siglos XVII y XVIII se llamó también guardapiés.[1]​ En México es una falda de vivos colores, muy popular.[a]

Puede estar confeccionado con bayeta o tela tupida de algodón o percal, en colores alegres como el encarnado y el verde o en un más discreto amarillo pajizo.[2]​ Forma parte de la mayoría de los trajes típicos,[3]​ folclóricos y tradicionales españoles,[4]​ y en muchos lugares se identifica con otros tipos de refajo, como la pollera y la basquiña.[5]

Fuentes pictóricas y literarias

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Sousa Congosto, glosando el fenómeno del majismo y su reflejo en la indumentaria de la mujer española de finales del siglo XVIII, refiere los retratos que Francisco de Goya hizo de damas de la corte como la duquesa de Alba o la propia reina María Luisa de Parma, cuya vestimenta incluye, bajo la basquiña y la mantilla de lana, "el guardapiés o zagalejo" como complemento del jubón (parecido aquí a una chaquetilla con mangas estrechas) y la redecilla como tocado favorito de la manolería.[6]

Sorprende, como en muchos términos del tesoro lingüístico de la lengua castellana, la variada cantidad de referencias literarias que describen el uso del zagalejo en la vestimenta (y otros contextos más 'imaginativos').[7]​ Como ejemplos, muy dispares entre sí, pueden mencionarse estas citas de Valle-Inclán o Gabriel Miró:

Cara de Plata vuelve en corveta el caballo. Lucen un momento las herraduras en la sombra del zaguán, y sonoras y bárbaras caen sobre la escalerilla del cadalso. Pichona, en justillo y zagalejo, sale por un lado de la cortinilla. Sobre los hombros desnudos, nácares y leche, tuerce el pico una pañoleta.
Valle-Inclán en Cara de plata. "Escena Quinta"; página 101
Siete niñas: tres vestidas de ángeles, con los trajecitos blancos de primera comunión, alas doradas, tules y corona; bandejas de flores y una esquila de plata; y tres, de labradorcitas del país; traían zagalejos rojos y verdes con franjas de verdugado, pañuelo de cotón de colores, corpiño negro bordado de lentejuelas y en sus brazos canastillas de espigas.
Gabriel Miró en El obispo leproso, parte V: Corpus Christi; capítulo I: "La víspera"; página 139

En el folclore musical

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También es abundante la documentación que el zagalejo ofrece en el folclore musical. Por su valor de puente entre la cultura tradicional española y su espejo o influencia en la América hispana, puede citarse el estribillo final de esta canción del compositor canario Néstor Álamo:[7]

Ven conmigo al naciente

a cargarme la talla;
no te alongues, ansina palante
que pué que te caigas,
y estáte quieto,
no juegues que me rompes

el zagalejo.

Véase también

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  1. Los diccionarios en línea no especializados se limitan a definir el zagalejo como refajo que llevan las "chicas", según unos,Oxford o las "lugareñas", según otros.RAE

Referencias

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  1. Sousa, 2003, p. 459.
  2. González Casarrubios, 2003, pp. 38 y 157.
  3. . «Zagalejo canario». FEDAC. Consultado el 10 de febrero de 2016. «Es una enagua interior que utilizan las mujeres y que va desde la cintura hasta los pies, de hecho es la pieza que mantiene contacto directo con la piel.» 
  4. Diego y González, 2011, p. 198.
  5. Sousa, 2003, pp. 446 y 467.
  6. Sousa, 2003, p. 180.
  7. a b Arteaga, Ángel (24 de octubre de 2007). «Zagalejo». Palabraria. 

Bibliografía

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Enlaces externos

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