Si se busca un sitio nuevo cuando el mundo en sí terminó de ser explora hace cientos de años ¿a dónde se está uno dirigiendo? Justo después de que Magallanes lograra su proyecto (vaya, ni lo terminó él, pero dejémosolo dicho así), las potencias coloniales se adueñaron de todo. Pasó un buen rato y dos grandes guerras antes de que salieran a alcanzar la luna los soviéticos. Les ganaron la tirada los gringos con su NASA y luego se quedaron solos rigiendo el mundo y ya nadie explora nada. ¿Hasta cuándo? Hay otras formas de explorar. Los griegos se dejaron de andar tragando sin masticar lo que les decían sus antepasados. De su filosofía nacieron las ciencias exactas y las naturales. Se combinaron unas con otras y surgieron más y más, de la mano de la madre de todas ellas, esa actividad que consiste en buscar saber por cualquier medio, sea razonando sobre lo que se percibe, sea intuyendo a lo pelón y diciendo lo que sea al respecto o sea de la forma que haya podido ser, pero no basàndose ya en lo recibido por la tradición, en lo sabido de antemano. Que si surge la electricidad con Tales o el magnetismo, que si Platón habla de mundos sensibles e ideales, que Sócrates ni existió, que Aristóteles fue desairado por su maestro y por eso los apuntes de sus alumnos son lo único que llega a nuestras manos, que Plotino y Diógenes ya sólo resultaban unos payasos. Descartes rebsurdísima, nadie sabe cómo y por qué se les ocurrió) por la gran institución de la voz escolástica, un hombre nacido en un lugar llamado Nazareth. Los Leibniz por un lado, los Hume reman sin temerlo y se crean las grandes fábricas por allá y los pueblos dejan de temer a los reyes por acullá. La cámara de los comunes y Cromwell por allá le dicen a Carlos I que no hay un solo hombre por encima de la ley antes de hacer rodar su cabeza; Robespierre mostróle al pueblo embravecido la misma de Luis Capeto, el otrora décimosexto. La revolución cruza el océano. Surge una gran república, la única sin antecedentes monárquicos de hecho, raíz probable de su grandeza póstuma.

Poquito después nacimos nosotros. Hijos de España, ni modo. Nadie elige a sus padres, cuando uno aprende lo que ellos son y lo poco que valen, ya no puede hacer nada. Lo peor es que, al igual uqe los hijos de Adán, imperfectos y por naturaleza orientados al pecado, nosotros con ese antecedente no pudimos devenir en otra cosa que en este país subdesarrollado. ¡Viva México, 200 años después! Dígame alguien ¿qué explorar desde aquí y para dónde?