La corteza cingulada es una parte del cerebro situada en la cara medial de la corteza cerebral. La corteza cingulada incluye todo el giro cingulado, que se encuentra inmediatamente por encima del cuerpo calloso, y la continuación de este en el surco cingulado. Está formada por el giro cingulado y la materia gris cortical que recubre los bordes superior e inferior del surco cingulado.[1]

Funciones editar

Recibe información del tálamo y la neocorteza y se proyecta a la corteza entorrinal a través del cíngulo. Es una parte integral del sistema límbico, que participa en la formación y el procesamiento de las emociones,[2]​el aprendizaje[3]​y la memoria.[4][5]​La combinación de estas tres funciones hace que el giro cingulado sea muy influyente a la hora de vincular los resultados motivacionales con la conducta (por ejemplo, una determinada acción induce una respuesta emocional positiva, que da como resultado el aprendizaje).[6]​Esta función hace que la corteza cingulada sea muy importante en trastornos como la depresión[7]​y la esquizofrenia.[8]​También juega un papel en la función ejecutiva y el control respiratorio.

Debido a las vías neuronales extensas que comparte con otras regiones cerebrales, la corteza cingulada se puede considerar un centro de integración de emociones, sensaciones y acción. Además, por los circuitos neuronales que comparte con el hipocampo y la amígdala, se cree que la corteza cingulada tiene un rol en la consolidación de la memoria a largo plazo y el procesamiento de los estímulos emocionalmente relevantes, respectivamente.[1]

Regiones editar

Funcionalmente, se divide en cuatro regiones distintas: la corteza cingulada anterior (CCA), la corteza cingulada medial, la corteza cingulada posterior (CCP) y la corteza retrosplenial.[1]

Referencias editar

  1. a b c Jumah, Fareed R.; Dossani, Rimal H. (2024). Neuroanatomy, Cingulate Cortex. StatPearls Publishing. Consultado el 15 de febrero de 2024. 
  2. Hadland, K. A.; Rushworth M.F. (2003). «The effect of cingulate lesions on social behaviour and emotion». Neuropsychologia 41 (8): 919-931. PMID 12667528. doi:10.1016/s0028-3932(02)00325-1. 
  3. «Cingulate binds learning». Trends Cogn Sci 1 (1): 2. 1997. PMID 21223838. doi:10.1016/s1364-6613(97)85002-4. 
  4. Kozlovskiy, S.; Vartanov A.; Pyasik M.; Nikonova E.; Velichkovsky B. (10 de octubre de 2013). «Anatomical Characteristics of Cingulate Cortex and Neuropsychological Memory Tests Performance». Procedia - Social and Behavioral Sciences 86: 128-133. doi:10.1016/j.sbspro.2013.08.537. 
  5. Kozlovskiy, S.A.; Vartanov A.V.; Nikonova E.Y.; Pyasik M.M.; Velichkovsky B.M. (2012). «The Cingulate Cortex and Human Memory Processes». Psychology in Russia: State of the Art 5: 231-243. doi:10.11621/pir.2012.0014. 
  6. Hayden, B. Y.; Platt, M. L. (2010). «Neurons in Anterior Cingulate Cortex Multiplex Information about Reward and Action». Journal of Neuroscience 30 (9): 3339-3346. PMC 2847481. PMID 20203193. doi:10.1523/JNEUROSCI.4874-09.2010. 
  7. Drevets, W. C.; Savitz, J.; Trimble, M. (2008). «The subgenual anterior cingulate cortex in mood disorders». CNS Spectrums 13 (8): 663-681. PMC 2729429. PMID 18704022. doi:10.1017/s1092852900013754. 
  8. Adams, R.; David, A. S. (2007). «Patterns of anterior cingulate activation in schizophrenia: A selective review». Neuropsychiatric Disease and Treatment 3 (1): 87-101. PMC 2654525. PMID 19300540. doi:10.2147/nedt.2007.3.1.87.