Desechabilidad masculina

La desechabilidad o prescindibilidad masculina es la idea de que la sociedad en su conjunto puede sobrellevar mejor la pérdida de un varón que la de una mujer en términos reproductivos y de supervivencia a largo plazo.

Teoría y concepto editar

Warren Farrell en su libro El Mito del poder masculino aborda el tema y afirma que tanto conservadores como liberales refuerzan la idea de proteger a la mujer a costa de prescindir de la vida de los varones.[1]

La herida que unifica a todos los varones es la de ser desechables.

Según el autor, esta sobreprotección de las mujeres y desprotección de los hombres es parte de la forma en que se prepara psicológicamente a los varones para una vida de protección de los demás. La desechabilidad del varón es idealizada como "caballerosidad" y se premia a los varones que realizan actos públicos heroicos. Esto hace que la sociedad forme a los niños y hombres jóvenes entrenados para actuar como "guardaespaldas no remunerados" de chicas y mujeres,[3]​ interviniendo cuando están en peligro. De este modo, se les prepara para inscribirse en el servicio militar obligatorio o en el servicio armado, para ofrecerse como bomberos y para realizar casi todos los trabajos más peligrosos y arriesgados.[4]

El historiador Daniel Jiménez en su libro Deshumanizando al varón explora ampliamente el concepto de «desechabilidad masculina». Da como ejemplos la Primera Guerra Mundial o la Guerra de Afganistán, donde se ha usado la imagen de la damisela en apuros. Asegura que ciertos sectores del feminismo "ha continuado la larga tradición de desechabilidad masculina heredada del tradicionalismo".[5]

Según Ivana Milosevic, el patriarcado asigna el rol de objeto sexual a las mujeres mientras que asigna a los hombres el rol de ser objeto de violencia, al estar la desechabilidad masculina relacionada con la objetivación sexual de las mujeres.[6]

Las críticas de la manosfera hacia el feminismo argumentan que los hombres pobres y de clase obrera "son carne de cañón" en el extranjero y mano de obra prescindible en casa, atrapados bajo un techo de cristal en trabajos que nadie realmente quiere hacer (granjeros, jornaleros o recolectores de basura) al sufrir lesiones laborales por lo general mucho más altas que las mujeres".[7]

Walter Block argumenta en su libro The Case for Discrimination que la desechabilidad masculina es el resultado de que las mujeres sean el pilar de la capacidad reproductiva de la población.[8]

Ejemplos editar

El sociólogo noruego Øystein Gullvåg Holter argumentó que la creencia del Gobierno Ruso en la desechabilidad masculina ocasionó retrasos, al buscar ayuda internacional durante el naufragio del submarino K-141 Kursk en el que se perdió una tripulación exclusivamente masculina. Consideró que, si en cambio hubieran muerto 118 mujeres, las alarmas respecto a la discriminación contra las mujeres probablemente se habrían disparado alrededor del mundo. También agregó que los hombres sanos eran vistos como un objetivo más legítimo durante las guerras de Bosnia, Kosovo, Timor, Ruanda y Chechenia y que todas cumplen con el patrón de separar mujeres y niños de varones para matar exclusivamente a estos últimos.[9]

Uno de los más amplios ejemplos de la desechabilidad masculina es la frase «mujeres y niños primero», también conocida en menor medida como «Birkenhead Drill». Un código de conducta por el que se debía salvar primero la vida de las mujeres y los niños en una situación de peligro de muerte, normalmente abandonando el barco, cuando los recursos de supervivencia (como los botes salvavidas) eran limitados. Sin embargo, dicha frase no responde ni tiene ninguna base en el derecho marítimo e incluso en la actualidad puede considerarse como sexista.

Películas como No eran imprescindibles o The Expendables tratan a menudo sobre equipos enteramente masculinos. Michael D. Clark señala que Adolf Hitler consideraba a los hombres gays prescindibles a través de los campos de concentración nazis y los experimentos médicos nazis.[10]

Véase también editar

Referencias editar

  1. Farrell, Warren (1993 2º ed.). «If We Cared As Much about Saving Males As Saving Whales, Then...». El mito del poder masculino (en inglés). Fourth Estate Limited. p. 182. ISBN 1-85702-211-4. «Both conservatives and liberals reinforce the protection of women and the disposability of men. Conservatives justify it—they call it sex roles. Liberals call it sexism if it hurts women, but blame men if it hurts men.» 
  2. Farrell, Warren (1993 2º ed.). «Conclusion». El mito del poder masculino (en inglés). Fourth Estate Limited. p. 253. ISBN 1-85702-211-4. «The wound that unifies all men is the wound of their disposability». 
  3. Farrell, Warren (1993 2º ed.). «Why Do Women Live Longer?». El mito del poder masculino (en inglés). Fourth Estate Limited. ISBN 1-85702-211-4. «[...] men similarly pay a biological price for their external role as women’s constantly available, unpaid bodyguards.» 
  4. Farrell, Warren (1993 2º ed.). El mito del poder masculino (en inglés). Fourth Estate Limited. ISBN 1-85702-211-4. 
  5. Jiménez, Daniel (2019). Deshumanizando al varón: Pasado, presente y futuro del sexo masculino. 
  6. Milojević, Ivana (junio 2012). «Why the Creation of a Better World is Premised on Achieving Gender Equity and on Celebrating Multiple Gender Diversities». Journal of Futures Studies 16 (4): 51-66. 
  7. Sharlet, Jeff (3 de febrero de 2014). «What Kind of Man Joins the Men's Rights Movement?». GQ. Consultado el 3 de agosto de 2017. 
  8. Block, Walter (2010). The Case for Discrimination (en inglés). ISBN 978-1-933550-81-7. Consultado el 14 de mayo de 2021. 
  9. Holter, Øystein Gullvåg (Marzo 2002). «A theory of gendercide». Journal of Genocide Research 4 (1): 11-38. doi:10.1080/14623520120113883. 
  10. Clark, J. Michael (mayo 1993). «From Gay Men's Lives: Toward a More Inclusive, Ecological Vision». The Journal of Men's Studies 1 (4): 347-358. doi:10.3149/jms.0104.347. 

Bibliografía editar