{{quote|Las promesas hechas por los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) de la posesión de la Tierra y de beneficios material a todo el pueblo eran para que el pueblo pudiera comprender lo que significa la felicidad espiritual si vivía en paz y tranquilidad. Porque, si vivieran 'como exiliados en una tierra extraña', no podrían servir a Dios, como es debido para alcanzar la felicidad espiritual|''[[José Albo]]''}}
Aunque cada jasid es tal por natura de su propio carácter - en la historia antigua este aspecto del judaísmo era solo una parte de la devoción religiosa - hoy en día ''ayudar a los demás'' es una parte integral de los deberes civiles de las diferentes Constituciones: económico, médico y moral, en las civilizaciones modernas se registra y participa precisamente como un Derecho real; desde la vida del comportamiento cotidiano hasta las Leyes, la educación cívica así formulada y vivida, se da a los ciudadanos y ya en las Escuelas a los niños como motivo de convivencia, amistad, solidaridad y fundamento de lo más genuino y, en todo caso, ético: la 'socialidad' moralmente elevada.
Precisamente de esta manera, el judío jasid es mucho más capaz de realizar su ''trabajo espiritual de jasidut'' de acuerdo con la actitud que mejor distingue las últimas décadas: convivencia y un inmenso deseo de vivir en armonía con los demás mediante el diálogo y la comunicación, con la mejor capacidad y expectativas.
