Diferencia entre revisiones de «Abderramán III»

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'''Abd al-Rahmán ibn Muhámmad'''{{refn|group="nota"|Su nombre completo era Abu ul-Mutárrif Abderrahmán ibn Muhámmad ibn Abd Allah ibn Muhámmad ibn Abderrahmán II ibn al-Hákam ibn Hisham ibn Abderrahmán I.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=68}}}} ({{lang-ar|عبد الرحمن بن محمد}}) ([[Córdoba (España)|Córdoba (Qurṭuba)]], 7 de enero de 891<ref>22 de [[ramadán]] de 297 A. H.</ref>{{Harvnp|Lévi Provençal|1957|p=261}}-[[Medina Azahara]], 15 de octubre de 961<ref>2 de ramadán de 350 H</ref>{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}}), más conocido como '''Abderramán III''', fue el octavo y último{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}} [[Emirato de Córdoba|emir independiente]] (912-929) y primer{{harvnp|Vallvé Bermejo|2003|p=183}} [[califa]] [[omeya]] de [[Califato de Córdoba|Córdoba]] (929-961), con el sobrenombre de al-Nā{{IPA|ṣ}}ir li-dīn Allah (الناصر لدين الله),{{Harvnp|Bariani|2003|p=27}} «aquel que hace triunfar la religión de Dios» ('de Alá').
Hijo de un noble cordobés y de la cautiva navarra Muzna o Muzayna (Lluvia o Nube),<ref>{{Cita web|url=https://revistadehistoria.es/las-vasconas-que-engendraron-emires-y-califas-andalusies/|título=Las vasconas que engendraron emires y califas andalusíes|fechaacceso=30 de octubre de 2019|fecha=11 de agosto de 2017|sitioweb=Revista de Historia|idioma=es}}</ref> el califa Abderramán vivió setenta años y reinó cincuenta.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=34}} Fundó la ciudad palatina de [[Medina Azahara]], cuya fastuosidad aún es proverbial, y condujo al emirato cordobés de su [[nadir]] al esplendorcénit califal. Dedicó gran parte de su reinado a acabar de someter el territorio del emirato, desgarrado por numerosas rebeliones, mediante una mezcla de persuasión, prebendas y fuerza.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}}
 
De él dijo su cortesano [[Ibn Abd Rabbihi]] que «la unión del Estado rehízo, de él arrancó los velos de tinieblas. El reino que destrozado estaba, reparó, firmes y seguras quedaron sus bases (…) Con su luz amaneció el país. Corrupción y desorden acabaron tras un tiempo en que la hipocresía dominaba, tras imperar rebeldes y contumaces». Bajo su reinado, [[Califato de Córdoba|Córdoba]] se convirtió en un faro de la civilización y la cultura, calificado por la abadesa [[Hroswitha de Gandersheim]] como «Ornamento del Mundo» y «Perla de Occidente».
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{{cita|Conquistó España ciudad por ciudad, exterminó a sus defensores y los humilló, destruyó sus castillos, impuso pesados tributos a los que dejó con vida y los abatió terriblemente por medio de crueles gobernadores hasta que todas las comarcas entraron en su obediencia y se le sometieron todos los rebeldes.}}
 
En el 929, desafió la autoridad religiosa de las dinastías rivales de [[fatimíes]] y [[abasíes]], y se proclamóautoproclamó califa.{{harvnp|Marín Guzmán|1995|p=153}} El periodo califal (929-961) fue el más brillante de su reinado: logró someter a las marcas fronterizas a su autoridad, derrotar en diversas ocasiones a los fatimíes en el Magreb —aunque no eliminar esta amenaza— y dominar a los Estados cristianos del norte de la península ibérica, a pesar de los descalabros militares, en especial la grave derrota en [[batalla de Simancas|Simancas]].{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=145}} Si durante los veinte primeros años de su reinado mantuvo una intensa actividad militar, tras la derrota de Simancas, no volvió a participar en persona en las campañas.{{Harvnp|Fierro Bello|2011|p=17}} El califato, convertido en un importante Estado a finales del reinado de Abderramán, mantuvo relaciones diplomáticas con el [[Imperio bizantino]] y el [[Sacro Imperio Romano Germánico]].{{refn|group="nota"|Estrictamente, con [[Otón I del Sacro Imperio Romano Germánico|Otón I]] antes de proclamarse emperador, pues Abderramán falleció antes de que aquel obtuviese el título.}}{{Harvnp|Valdeón Baruque|2001|p=145}}
 
Derrotado en la [[batalla de Simancas]] por [[Ramiro II de León]] y [[García Sánchez I de Pamplona]] (939), fue incapaz de reducir a los reinos cristianos del norte de España. A su muerte dejó por legado un poderoso califato forjado por la fuerza de las armas, uno de los Estados más poderosos del Occidente europeo, que, sin embargo, se derrumbó en poco más de medio siglo.