Diferencia entre revisiones de «Eugenesia nazi»

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== Antecedentes: la «higiene racial» en el Imperio Alemán y en la República de Weimar ==
 
Como una derivación del [[darwinismo social]], en la última década del {{siglo|XIX||s}} se afianzó entre ciertos sectores científicos y médicos del [[Imperio Alemán]] la idea [[eugenesia|eugenésica]] de que había que mejorar la «raza alemana» favoreciendo la reproducción de los «aptos» e impidiendo u obstaculizando la de los «no aptos» ―todos estos científicos y médicos estaban convencidos de que la herencia era el factor esencial en la determinación del carácter y la conducta de los seres humanos―. Uno de sus defensores fue [[Wilhelm Schallmayer]],{{Harvnp|Weiss|1987|p=|ps=”Wilhelm Schallmayer, co-founder of the German eugenics movement, was one of its most articulate spokesmen. He was also the first person to articulate the technocratic-managerial logic behind eugenic thought, presenting eugenics as a strategy for increasing Germany's national efficiency and cultural superiority through the rationale management of population"}} que sin embargo ni era antisemita ni creía en la superioridad de la raza «[[raza aria|aria]]». Escribió un ensayo en el que abogaba por un enfoque eugenésico de la política social que recibió un premio en 1900 en un concurso organizado por el industrial [[Alfred Krupp]]. En él defendía, entre otras medidas, que no debían tratarse las enfermedades de los niños para que pudiera eliminarse a los «débiles» de la cadena de la herencia. Por su parte [[Alfred Ploetz]], que sí que era antisemita y que consideraba que la cúspide de la evolución humana la habían alcanzado los alemanes, opinó que en caso de guerra se debería enviar al frente a los individuos «inferiores» para que fuesen los «no aptos» los primeros que muriesen. También defendía que en todo nacimiento debía de haber presente un equipo de médicos que decidiese si el recién nacido era «apto» para sobrevivir o se le debía eliminar ―además coincidió con Wilhelm Schallmayer en que las enfermedades de los niños no deberían tratarse―. En cuanto a la guerra Ploetz la consideraba una catástrofe eugenésica porque suponía la eliminación de los jóvenes más «valiosos» racialmente, por lo que sus discípulos crearon la pacifista «Liga Monista». En 1905 Ploetz y su cuñado [[Ernst Rüdin]] fundaron la Sociedad de Higiene Racial cuyas propuestas se extendieron entre los médicos y entre el personal de los servicios sociales.{{Harvnp|Evans|2005|p=66-69|ps=”La higiene racial nacía de un movimiento nuevo que abogaba porque la sociedad se rigiese por principios científicos independientemente de cualquier otra consideración [religiosa o moral]. Representaba una nueva variante del [[nacionalismo alemán]]…}}
 
La obra más influente, sin embargo, fue ''El enigma del mundo'' de [[Ernst Haeckel]], declarado racista, publicada en 1899 y que se convirtió en un gran éxito de ventas. Haeckel defendía la aplicación de la pena de muerte a los criminales y la eliminación de los enfermos mentales mediante inyecciones letales y electrocución, en lo que coincidía con el [[darwinista]] [[Alexander Tille]] que abogaba abiertamente por la eliminación de los discapacitados físicos y psíquicos. Sin embargo, antes de la [[Gran Guerra]] estas ideas eugenésicas y de «higiene racial» tuvieron una escasa influencia en la políticas de los gobiernos, aunque se habían propagado en sectores como la medicina, los servicios sociales, la [[criminología]] y el derecho ―entre ellos se fue extendiendo el uso del término ''minderwertig'', literalmente ‘sin valor’, para referirse a los individuos que se desviaban de la norma, como prostitutas, alcohólicos, rateros, vagos y demás―.{{Harvnp|Evans|2005|p=66-69|ps=”La higiene racial nacía de un movimiento nuevo que abogaba porque la sociedad se rigiese por principios científicos independientemente de cualquier otra consideración [religiosa o moral]. Representaba una nueva variante del [[nacionalismo alemán]]…}}
 
Las ideas de la «higiene racial» se propagaron durante la [[República de Weimar]]. Los médicos y trabajadores sociales empezaron a recopilar complejas fichas de los individuos «asociales», pues se convirtió en un dogma la creencia de que la herencia desempeñaba un papel no sólo en las deficiencias físicas y mentales sino también en el alcoholismo crónico, la pequeña delincuencia persistente y en la «estupidez moral», grupo en el que se incluía a las prostitutas ―incluso entre los reformadores penales liberales se extendió la idea de que gran número de los presos eran incorregibles debido principalmente a una [[Degeneración social|degeneración hereditaria]]―. Por su parte la policía sometía a una constante vigilancia a los «criminales profesionales» y a los «delincuentes habituales» ―en Berlín el archivo de huellas dactilares superaba el medio millón de fichas― y los psicólogos empezaron a utilizar criterios biológicos a la hora de valorar la salud mental de los delincuentes convictos. En 1923 el médico [[Theodor Vierstein]] fundó el «Centro de Información Biológico-Criminal» para reunir información de todos los delincuentes conocidos y de sus familias y así identificar las cadenas hereditarias de las «anomalías» —Vierstein llegó a proponer la [[esterilización (medicina)|esterilización]] lo más rápidamente posible de «los enemigos de la raza, los enemigos de la sociedad»—{{Harvnp|Evans|2007|p=504}}. Asimismo en los medios judiciales se utilizaban con frecuencia términos como «gusano» o «peste» para describir a los delincuentes, lo que, según [[Richard J. Evans]], «indicaba una forma biológica nueva de conceptualizar el orden social como una especie de cuerpo, del que había que eliminar parásitos dañinos y microorganismos extraños para que pudiese florecer».{{Harvnp|Evans|2005|p=180-182}}
 
Algunos médicos eugenistas se manifestaron a favor de la [[esterilización forzosa]] para impedir que los seres humanos «inferiores» se reprodujeran. Más lejos fueron el jurista [[Karl Binding]] y el psiquiatra forense [[Alfred Hoche]] que en un pequeño libro publicado en 1920 abogaron por la eliminación de las personas que llevaban una «vida indigna de la vida» (''Vernichtung lebensunwerten Lebens'') ―enfermos incurables y retrasados mentales― y que constituían una «existencia lastre» para la comunidad debido al alto coste que suponía cuidarlos y al gran número de camas de hospitales que ocupaban. Sin embargo, estas ideas fueron rechazadas por la inmensa mayoría de los médicos y los sucesivos gobiernos de la República de Weimar, comprometidos con la defensa de los derechos individuales, se negaron a aprobar la esterilización forzosa. La [[Iglesia católica en Alemania]] también desempeñó un importante papel en el rechazo de estas propuestas.{{Harvnp|Evans|2005|p=182}}