Diferencia entre revisiones de «Carlos Eugenio Scheck»

Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
m Revertidos los cambios de Siglinde (disc) a la última edición de BOTarate
Línea 17:
'''Carlos Eugenio Scheck''' ([[3 de febrero]] de [[1920]]-[[1 de mayo]] de [[1999]]), [[periodista]] y [[empresario]] [[uruguay]]o.
 
Hijo de don [[Carlos Scheck]].
Fue uno de los más destacados administradores del diario [[El País (Uruguay)|El País]]. Además de su eficiencia, era conocido por su amabilidad de trato, su inteligencia, sentido del humor y sensibilidad artística y humanística. Todos lo conocían por su apodo, "Cochile" que él escribía Coshyle.
 
Fue uno de los más destacados administradores del diario [[El País (Uruguay)|El País]]. Además de su eficiencia, era conocido por su amabilidad de trato, su inteligencia, sentido del humor y sensibilidad artística y humanística. Todos lo conocían por su apodo, "Cochile" que él escribía Coshyle.
 
Fundó "Semana TV", posteriormente "Sábado Show".
Línea 25 ⟶ 27:
Condujo un Centro de Artes y Letras, orientado por María Luisa Torrens.
 
CreóConvirtió el espacio Cultural de la Plaza de Cagancha en el Teatro del Centro, que hoy lleva su nombre.
 
Promovió la Corrida San Fernando, acontecimiento atlético que se realiza anualmente en los veranos de Maldonado.
 
También fue un visionario que impulsó el ingreso de El País al ámbito digital, en 1996, así como la creación del museo virtual MUVA.
 
[[Archivo:Ejemplo.jpg]]== Enlaces externos ==
*[http://www.parlamento.gub.uy/sesiones/diarios/senado/html/19990511s0014.htm Homenaje del Senado uruguayo a Carlos Eugenio Scheck]
*[http://www.elpais.com.uy/08/04/30/pnacio_344031.asp Homenaje de El País a 9 años de su muerte]
 
[[Categoría:Periodistas de Uruguay|Scheck]]
 
Un empresario de primera línea que cimentó el Uruguay comunicacional y un histrión a nivel privado. Si había un rasgo que podía caracterizarlo era la sagacidad empresarial y el disfrute del poder. Eran dos entonces. Eran varios. Ese hombre de carácter arrollador que parecía inventado para el cargo que ostentaba, sometía los desbordes de su temperamento al ejercicio de su inteligencia. Había empezado su carrera de abajo como gustan decir y por elección propia. Se inició a los 10 haciendo recados, se movió luego en el taller, supo ser cronista de carreras, pasión que lo desbordó en la adolescencia y que abandonó por un trato que hizo con su padre que quería que el joven Carlos fuera médico y él destestaba esa carrera. Entonces, le cambió al padre el abandono de la hípica si no tenía que seguir la carrera de medicina.
Pasó por la crítica de cine aunque por ahí no figure en la antología de las mentes brillantes que construyeron la fama de La Página de Espectáculo de "El País", y no precisamente porque no tuviera una mente brillante sino porque ya andaba en pasos más ambiciosos y más propios. Su ambiente natural era la Administración, una especie de marca genética de la familia —y a los 24 años, cuando para la mayoría de la gente empiezan los primeros tramos hacia la madurez— él ya estaba sustituyendo a la leyenda de su padre, Carlos Scheck, convirtiéndose rápidamente en otra leyenda. Y el fortalecimiento de una cadena familiar que ha dado sorprendentes frutos.
Todo le parecía posible. Volvía posible todo. Ser Administrador General de "El País" en el tiempo de los grandes diarios y cuando recién se armaba el negocio de la televisión era dominar la escena nacional. En el pasaje hacia su escritorio aguardaban en la sala de espera los grandes nombres del gobierno y de la política nacionales. Así funcionaban las cosas y él lo disfrutaba.
Sacaba placer de los momentos de tensión, de los acontecimientos con pulsión, de la marcha complicada de los episodios a los que él enfrentaba siempre desde una visión simplificadora. Antes que el problema se instalara él ya estaba manejando la solución. Ya tenía la solución. Era un visionario y a la vez un práctico. Todo planteado desde un dinamismo formidable.
Viajo muchísimo y si alguien piensa que el de ahora es un mundo convulsionado conviene recordarle que las décadas que se iniciaron en los Cincuenta hicieron del continente una tea encendida.