Diferencia entre revisiones de «Asedio del Alcázar de Toledo»

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El [[22 de julio]] está ya en Toledo la columna madrileña: dos compañías de infantería, guardias de asalto, una batería de 105mm y un número indeterminado de milicianos ácratas de las "Águilas Libertarias"; además, una compañía de ametralladoras del Regimiento León nº 2 y milicianos del Colegio de Abogados de Madrid, lo que hace un total aproximado de 2500 hombres, frente a los 1250 del Alcázar, en su mayoría profesionales de la milicia. Controlaban la mayor parte de Toledo hacia las 20 horas, y comenzó a organizarse el cerco en torno al Alcázar. Esa noche el ministro de Instrucción Pública, Francisco Barnés, volvió a apelar a Moscardó, para que se rindiese.
 
El [[23 de julio]] el Coronel Moscardó recibió la llamada de representantes del Frente Popular para pedirle la rendición, teniendo a su hijo Luis como rehén. Las fuentes del bando sublevado tienen un tono heroico, lacónico, patriótico y religioso al hablar del contenido de la conversación (posteriormente se le llegó a comparar con [[Guzmán el Bueno]]); los testigos republicanos mantienen que participó más de un interlocutor gubernamental y que, en lo referente al hijo de Moscardó, el tono fue de duda, fatalismo e incluso debilidad. La amenaza de matar a Luis fue sólo eso, y no una orden ejecutiva: fue enviado a la Prisión Provincial y un mes después de estos hechos, tras un bombardeo aéreo, los milicianos asaltaron la prisión, le incluyeron en una ''saca'' masiva de prisioneros y fue fusilado, sin que la conversación antes aludida tuviera nada que ver. Por el contrario, el presidente de la Diputación hizo todo lo posible por proteger a la esposa y al hijo menor de Moscardó, Carmelo, durante los meses del Toledo revolucionario.<ref>José María Ruiz Alonso, ''La guerra civil en la provincia de Toledo. Utopía, conflicto y poder an el sur del Tajo (1936-39)'', Añil, Ciudad Real 2004, ISBN 84-932833-5-5</ref>
El [[23 de julio]] el Coronel Moscardó recibió la llamada de representantes del Frente Popular para pedirle la rendición, teniendo a su hijo Luis como rehén. Numerosos "historiadores" de izquierdas han negado una y otra vez la muerte de Luis Moscardó, episodio más famoso del asedio del Alcázar. La realidad es que se amenazó a Moscardó con matar a su hijo si no entragaba el Alcázar, este se negó, y Luis fue llevado a una prisión para ser asesinado un mes después.
 
Los historiadores [[Herbert Southworth]]<ref name="Southworth">Southworth, Herbert R., ''El mito de la Cruzada de Franco'', [[Plaza & Janés]] Editores, Barcelona, pp. 92–120. Referenciado en ''Luchando por Franco'', página 74.</ref> e [[Isabelo Herreros]]<ref name="Herreros">[[Isabelo Herreros|Herreros, Isabelo]], ''Mitología de la cruz de Franco. El Alcázar de Toledo'', Vosa, Madrid, 1995. Referenciado en ''Luchando por Franco'', página 74.</ref> dudan de la versión ''oficial'' sobre la conversación y el fusilamiento, y añaden como datos nuevos que Luis Moscardó tenía tendencias liberales y que su entrada en el registro del cementerio de Toledo tuvo carácter retroactivo (Herreros dice que fue en abril de 1956 cuando su cuerpo se trasladó a la cripta del Alcázar junto a la de su padre recientemente fallecido).
 
El [[24 de julio]], en respuesta a la amenaza de asesinar a Luis Moscardó, los sitiados realizaron una '''salida''' para capturar rehenes y recoger alimentos. La consecuencia más grave de esa salida fue la detención y asesinato del Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Toledo, el ex-diputado, periodista y líder histórico de la [[UGT]]-[[PSOE]] Domingo Alonso Jimeno, que se resistió a sus captores y fue muerto en plena calle, cerca de su vivienda de la calle de la Sierpe, mientras veía cómo arrastraban a su mujer y a su hija al Alcázar.
En las ''Cartas a su mujer'', el coronel Moscardó confiesa pasar por varios episodios depresivos, que él llama "blandura"; varias veces confiesa a su esposa que no se suicidará, y surgen por doquier reflexiones religiosas, pues la rutina diaria de las familias católicas no se alteró durante el asedio en el interior de la fortaleza.
 
Los rehenes republicanos del Alcázar fueron gentes de mediana o escasa significación político-sindical. La cifra tal vez más fiable (57 personas) la da el periodista e historiador Manuel Aznar.<ref>Manuel Aznar, ''Historia militar de la guerra de España'', 1940, pág. 212</ref> Todos ellos murieron asesinados en el Alcázar antes de que las tropas de Varela llegasen a Toledo.
 
En las ''Cartas a su mujer'', el coronel Moscardó confiesa pasar por varios episodios depresivos, que él llama "blandura"; varias veces confiesa a su esposa que no se suicidará, y surgen por doquier reflexiones religiosas, pues la rutina diaria de las familias católicas no se alteró durante el asedio en el interior de la fortaleza. La capacidad de mando de Moscardó, unánimemente refrendada por sus apologistas, es puesta en duda por algunos historiadores,<ref>Hugh Thomas, ''La guerra civil española'', 1979, vol. 2, p. 179; Gabriel Cardona, ''Franco y sus generales. La manicura del tigre'', 2001, pág. 30.</ref> que sostienen que el verdadero artífice de la defensa del Alcázar fue el teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Romero Basart.
 
El [[25 de julio]], ante la imposibilidad de comunicarse por radio por falta de electricidad, el capitán Luis Alba Navas salió del Alcázar con la intencion de enlazar con las tropas del general Mola y hacerles ver que la rendición del Alcázar difundida por Unión Radio de Madrid ese día era completamente falsa. Para pasar inadvertido se vistió con un mono azul de miliciano. En las proximidades de [[Torrijos]] fue reconocido por un antiguo soldado que había estado a sus órdenes; lo apresaron y fue asesinado cerca de [[Burujón]].