Cuando se cumplan ya simultáneamente las condiciones anteriores se dirá que es un mercado de competencia perfecta, cuya esencia no está referida tanto a la rivalidad como a la dispersión de la capacidad del control que los agentes económicos pueden ejercer sobre la marcha del mercado. Esto se debe a que, cuanto más repartido esté el poder de influir en las condiciones del mercado, menos eficaces serán las acciones discrecionales dirigidas a manipular la cantidad disponible de productos y los precios del mercado.