Diferencia entre revisiones de «Misiones jesuíticas guaraníes»

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Las iglesias fueron el corazón de los pueblos. Eran construcciones imponentes frente a la plaza. Todas las calles del trazado urbano terminaban en ella.
 
La Provincia Jesuítica del Paraguay tenía un Padre Provincial residente en la ciudad de Córdoba, designado por el General de la Compañía de Jesús, con sede en Roma. Al general o prepósito de la orden, los sacerdotes jesuitas le debían total obediencia, después del papa. El provincial redactaba anualmente las "Cartas Anuas de la Provincia" que remitía a Roma con los principales sucesos ocurridos ese año. El Provincial tenía bajo su dependencia directa a los procuradores de Buenos Aires, Santa Fe y Asunción, además de un secretario y de los consultores. Cada grupo de misiones tenía un padre superior subordinado al provincial, las misiones del Paraná y del Uruguay tuvieron cada una un superior hasta principios del siglo XVIII, (el superior del Guayrá desapareció al trasladarse su misión) desde entonces las treinta reducciones quedaron bajo un sólo superior residente en Nuestra Señora de la Candelaria, estableciéndose un padre Vice-Superior para las reducciones del Paraná y otro para las del Uruguay, que además regían su propia reducción, contando cada uno con un consultor ordinario y otro extraordinario además de un admonitor.
 
En cada reducción había dos sacerdotes (en las más pobladas había tres), uno a cargo de lo espiritual y religioso (el cura del pueblo) y otro (el Compañero) que estaba a cargo de las cosas temporales como el trabajo y la instrucción.