Diferencia entre revisiones de «Benedicto XVI»

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=== Sacerdote, arzobispo y cardenal ===
[[Archivo:COA Cardinal Ratzinger.svg|thumb|right|200px|Escudo del cardenal Ratzinger, arzobispo de Munich y Freising]]
 
El 29 de [[junio]] de 1951 recibió junto con su hermano Georgh el sacramento del [[orden sacerdotal]] en la [[catedral]] de [[Freising]] a través del que fuera entonces arzobispo de Múnich y Freising, el cardenal Michael von Faulhaber. Celebró su primera Santa Misa en la parroquia de San Oswaldo en Traunstein y el 30 de julio de 1951 celebró, junto a su hermano en Rimsting, lugar donde su madre había nacido.
 
En [[1972]], fundó la publicación teológica [[Communio]] junto con [[Hans Urs von Balthasar]], [[Henri de Lubac]] y otros. ''Communio'', [[2006|hoy]] publicada en diecisiete idiomas ([[idioma alemán|alemán]], [[idioma inglés|inglés]] y [[idioma español|español]], entre otros), se ha convertido en una de las publicaciones católicas más influyentes del mundo.
 
El 24 de marzo de [[1977]] Ratzinger fue consagrado [[arzobispo]] de Munich y [[Freising]], y el 27 de junio, Pablo VI lo nombró cardenal del título de ''S- Maria Consolatrice al Tiburtino''. Durante la asamblea sinodal de la catequesis de 1977, se produce su primer encuentro con [[Karol Wojtyła]], después de muchos años de intercambiar con él correspondencia, ideas y libros.
 
=== Teólogo ===
Como joven profesor de teología, abría a sus alumnos a pensadores en aquel momento considerados avanzados, y que en aquella época incluso tuvieron problemas con la Jerarquía católica, como [[Yves Congar]] o [[Henri de Lubac]], además de a los grandes autores [[protestantismo|protestantes]] como [[Karl Barth]],[[Oscar Cullmann]] o [[Dietrich Bonhoeffer]]. Ello le acarreó los recelos del catolicismo más conservador.
 
Entendía que había que superar la abstracción [[metafísica]] de la neoescolástica en la que consideraba estaba atrapada la teología católica. Defendía la necesidad de abrirse a a un nuevo lenguaje que, partiendo del [[Evangelio]], conectase existencialmente con las inquietudes del hombre concreto contemporáneo. En ese sentido, no ha ocultado la influencia en su enfoque de la [[filosofía]] de [[existencialismo|existencialistas]] como [[Heidegger]] o [[Karl Jaspers]].
 
Como asesor en el [[Concilio Vaticano II]] del cardenal Frings, defendió un debate abierto y una elaboración de los textos creativa, impulsando las ideas reformistas que se tradujeron en las concepciones renovadas de la relación entre la Iglesia y el Mundo y una nueva manera de exponer las verdades centrales del cristianismo como la Revelación o la [[Salvación]]. (Así lo recuerda en el Libro ''La Sal de la Tierra'')
 
En su estudio sobre la '''''Teología de la Historia en San Buenaventura''''', aparecen ya algunas constantes de su pensamiento. Para Ratzinger, la fe de la Iglesia ha de fundamentarse en el mensaje de liberación del Evangelio y en la [[tradición]] más primigenia del cristianismo, (en particular los [[Padres de la Iglesia]]) de los que es posible hacer una relectura significativa para el hombre de hoy. Esto no significa, según él, la defensa del pasado, porque entiende que el depósito de la [[fe]] es inagotable, ha de entenderse vivencialmente de un modo dinámico y, por lo tanto, está siempre proyectado hacia lo nuevo.
 
En su libro '''''Introducción al Cristianismo''''', defiende que el [[ser]] es ser pensado, pensamiento del Espíritu absoluto que se ha revelado como [[relación]]. Concibe la relación como una forma primigenia de lo real: la unidad primigenia es unidad en el [[amor]]. Así es como hay que entender el dogma de la [[Trinidad]], donde la más intrincada teoría transmite enseñanzas prácticas para concebir el [[cosmos]] y la [[vida]], en particular la vida humana cuyo origen y meta está en el amor.
 
Insiste en este mismo tratado que la omnipotencia divina se descubre en su esencia a través de la entrega del hombre [[Jesús de Nazareth]]. Sólo se entiende lo que es Dios en la impotencia y debilidad del pesebre de [[Belén]] y la muerte ignominiosa en la [[Cruz]]. Esto nos revela la ley de lo abundante, donde el amor se derrocha y suscita la respuesta de la fe que ha de ser, de este modo, una respuesta de amor. En ello se toca lo esencial del ser humano que se encuentra a sí mismo cuando se siente amado y, como respuesta, es capaz de salir de sí mismo al encuentro de los demás, especialmente de los necesitados, y de la Trascendencia. Esta es la idea básica de su libro '''''Mirar a Cristo'''''.
 
En el terreno [[moral]], ha insistido en que el ''cristianismo no es un moralismo''. La fe cristiana no tiene nada que ver con la religiosidad que busca la recompensa, que se ciñe a un legalismo ético para ganarse supuestamente un derecho a la salvación. La fe en Jesús se basa en la humildad que vive del amor gratuito recibido ([[Gracia divina|gracia]]) más allá del mérito y el rigorismo. Es esta apertura al don lo que transforma al hombre y produce su conversión (la ''metanoia'' del evangelio). Llamó la atención su afirmación de que ''la moral sexual representaba un capítulo particularmente oscuro y trágico en la historia del pensamiento cristiano'', aunque recordó que la concepción de la unión carnal entre el hombre y la mujer como sacramento y manifestación del amor de Dios no ha permitido que se cayera, a diferencia del [[gnosticismo]] y del [[dualismo]] de las primeras [[herejía]]s, en una aversión a la [[sexualidad]]. Por ello se mostró partidario de una visión antropológica positiva del [[cuerpo]] y su [[lenguaje]], que estima coherente con el Dios de la [[Creación]] y de la Vida que se revela en la [[Biblia]].
 
Sobre la [[Escatología]] tiene una obra del mismo título donde pretende dar respuesta teológica a una sociedad burguesa atenazada por el miedo al sufrimiento y a la muerte. En esta obra afirma que la fe cristiana está volcada hacia la vida, su meta es vida en todos sus niveles en cuanto a don y reflejo de Dios, que es la Vida. Para la fe cristiana, sostiene, no existe ninguna vida inútil.