Diferencia entre revisiones de «El cuento del cortador de bambú»
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Luego de esto, los jóvenes dejaron de ir por algún tiempo a la casa del viejo ya que todos estaban buscando los deseos de la princesa. Un día, llegó el primer hombre, con la taza de Buda que la princesa había pedido, pero él no había ido a la India y en su lugar traía una taza sucia de un templo cerca de [[Kioto]]. Cuando la princesa lo vio, ella supo inmediatamente que esta no era la taza de Buda, porque aunque era muy vieja y estaba hecha de piedra, la taza que era de la India siempre tenía un brillo sagrado.
El segundo no tenía idea de donde podría encontrarse una rama de plata y oro, además no quería hacer un largo viaje y como era muy rico, decidió ordenárselo a unos joyeros. Luego llevó el regalo a la princesa. La rama era tan maravillosa que ella pensó que realmente se trataba de lo que había pedido y pensó que no podría escapar del matrimonio con
El tercero, a quién se le había pedido la túnica de pelo de rata de fuego, les dio una gran cantidad de dinero a algunos comerciantes que iban a China. Ellos le trajeron una piel vistosa y le dijeron que pertenecía a la rata de fuego. Se la llevó a la princesa y ella dijo ''"Realmente es una piel muy fina. Pero el pelo de la rata de fuego no arde, aun cuando se tire al fuego. Probémoslo"''. Ella tiró la piel en el fuego, y como era de esperar la piel ardió en unos minutos, el joven se fue enfadado y avergonzado.
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Ese [[verano]], cada vez que la princesa miraba la [[luna]] sus ojos se llenaban de lágrimas. Su anciano padre quiso saber qué le ocurría, pero ella no respondió. Cada día que pasaba la joven estaba más triste y siempre que miraba la luna no podía dejar de llorar. Los ancianos estaban muy preocupados, pero la princesa guardaba silencio. Un día antes de la [[luna llena]] de mediados de [[agosto]], la princesa explicó por qué estaba tan triste. Explicó que no había nacido en el planeta, sino que procedía de la luna, a dónde debía regresar en la próxima luna llena, y que vendrían personas a buscarla.
Los ancianos trataron de convencerla de que no partiera, pero ella contestó que debía hacerlo. Así que el anciano corrió en busca del emperador, y le contó toda la historia, enviando este último una gran cantidad de soldados a casa de la princesa. En la noche de la luna llena de mediados de agosto, los guerreros rodearon la casa en su intento de proteger a la princesa, mientras
La princesa se despidió de sus padres, y les dijo que no deseaba irse, pero que tenía que hacerlo. También se despidió del emperador por medio de una carta. El desolado emperador envió un ejército entero de soldados a la montaña más alta de [[Japón]], el gran [[Monte Fuji]]. La misión encargada era subir hasta la cima y quemar la carta que la princesa Kaguya había escrito, con la esperanza de que llegara a la ahora distante princesa.
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