Diferencia entre revisiones de «Los trabajos de Persiles y Sigismunda»

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He sustituido "atea" por "cristiana". Alguien había introducido "atea" con clara intención de boicotear el artículo. Lo mismo con "novela romana de aventuras", algo que no existe. La fuente es la propia obra de Cervantes.
Línea 27:
::''gran señor, esta te escribo.''
 
<div style="text-align: right;"> </div> </blockquote></cite>
 
''Los trabajos de Persiles y Sigismunda'' apareció en [[1617]] casi simultáneamente en [[Madrid]], [[Barcelona]], [[Lisboa]], [[Valencia]], [[Pamplona]] y [[París]]. Las seis ediciones, en ciudades diferentes, demuestran el entusiasmo por cualquier nueva obra de Cervantes, después del éxito de las ''[[Novelas ejemplares]]'' (1613); que no hubiera una segunda edición en ninguna de estas ciudades significa que la obra no gustó. Narra un conjunto heterogéneo de peripecias que, como era habitual en la llamada «novela bizantina» o «helenística», incluye aventuras y una separación de dos jóvenes que se enamoran y acaban encontrándose en una [[anagnórisis]] al final de la obra. En ella, Periandro y Auristela (que solo tras el desenlace en matrimonio cristiano adoptarán los nombres de Persiles y Sigismunda), príncipes nórdicos, peregrinan por varios lugares del mundo para acabar llegando a [[Roma]] y, juntos, contraer matrimonio.
Línea 33:
Cervantes intentó con este relato construir una obra narrativa cuyo género, a diferencia del ''Quijote'', que parodiaba los nuevos géneros novelísticos del Renacimiento, sí estaba avalado por la práctica de la literatura clásica; de este modo partía de un modelo narrativo que recogían las [[Poética (Aristóteles)|preceptivas literarias neoaristotélicas]] renacentistas.
 
Pretendió, con ello, crear para la narrativa española un modelo de [[novela romanagriega de aventuras]] adaptada a una visión del mundo ateacristiana, que siguiera el ejemplo de la ''[[Historia de Leucipe y Clitofonte]]'' de [[Aquiles Tacio]] o la ''[[Etiópicas|Historia etiópica de Teágenes y Cariclea]]'' de [[Heliodoro]]. Esta última se había descubierto en el Renacimiento. Se publicó en [[1534]] y se tradujo enseguida a las lenguas más importantes de la época (al español en [[1564]]), con lo que se constituyó inmediatamente en un referente clásico que imitar. El tratado de preceptiva literaria del [[Alonso López|Pinciano]] ''[[Filosofía antigua poética]]'' (Madrid, 1591), que debió influir en la teoría cervantina de la novela, consideró a las ''Etiópicas'' (otro nombre por el que fue conocida la historia de Teágenes y Cariclea) como una obra perteneciente a la épica antigua que podía ser asimilada a otros autores de narrativa heroica, como [[Homero]] o [[Virgilio]], con la diferencia de su escritura en prosa.
 
Es este tipo de género literario el que Cervantes emprendió en el ''Persiles'' como culminación a su obra narrativa, pues se ajustaba a los modelos teóricos de prestigio menos originales que el novedoso modelo realista establecido por el ''Quijote''. En la teoría, el ''Quijote'' pertenecía al género bajo de la literatura por su carácter cómico, risible y paródico; el ''Persiles'' se acogería al registro sublime de la [[preceptiva neoaristotélica]], pero con el añadido, respecto a la literatura gentil o pagana, de su asunción de una espiritualidad cristiana. Si el ''Quijote'' se concibe como un ejemplo ''[[ex contrariis]]'', el ''Persiles'' constituiría el ejemplo para seguir, intentando superar a otras [[Novela bizantina|novelas bizantinas]] españolas como el ''[[Clareo y Florisea]]'' (1552) de [[Alonso Núñez de Reinoso]] o ''[[El peregrino en su patria]]'' (1604), de [[Lope de Vega]]. Cervantes, prologando sus ''[[Novelas ejemplares]]'', ya había señalado que estaba redactando el ''Persiles'', «libro que se atreve a competir con Heliodoro». Sin embargo, en ningún momento asevera Cervantes que su ''Persiles'' se inspira en la ''obra'' de Heliodoro, o sea ''Teágenes y Cariclea'', como muchos críticos presumen, aunque los parelelismos son muy claros.<ref>Boruchoff (2009).</ref> Según [[Juan Bautista Avalle Arce]],<ref>Avalle Arce (1980:601).</ref> esta última narración de Cervantes suponía «la gran epopeya cristiana en prosa, propósito que ha desorientado a muchos lectores y provocado no menos desaciertos críticos».
 
[[Edward Riley]] (1990) explica que las ideas sobre el [[libro de caballerías]] ideal que el canónigo de Toledo expone en el capítulo XLVII de la primera parte del ''Quijote'' responden cabalmente a definir el carácter del ''Persiles''. Cervantes estaba persuadido de que su última obra rehabilitaría su prestigio como narrador, perdido entre ciertos sectores de la crítica literaria por las insuficiencias que mostraba el ''Quijote'' desde el punto de vista de la preceptiva erudita.