Diferencia entre revisiones de «Memorias del subsuelo»

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{{cita|Soy un hombre enfermo... Un hombre malo. No soy agradable. Creo que padezco del hígado. De todos modos, nada entiendo de mi enfermedad y no sé con certeza lo que me duele. No me cuido y jamás me he cuidado, aunque siento respeto por la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso, cuando menos lo bastante para respetar la medicina. (Tengo suficiente cultura para no ser supersticioso, pero lo soy.) Sí, no quiero curarme por rabia. Esto, seguramente, ustedes no lo pueden entender. Pero yo sí lo entiendo.<ref>Líneas iniciales de la obra, ''op. cit.'', p. 7</ref>|}}
 
El locuaz narrador de la historia, por tanto, es el ''hombre del subsuelo'', un pobre marginado que en su infelicidad se siente objeto de ofensas imaginarias, continuamente dedicado a idear y a planear venganzas, con lo que acaba hundido aúnaun más en su tragedia (su "ratonera", su sentimiento de [[culpa]]). Todo ello sirve de excusa para la explanación de sus pensamientos sobre la ley natural, el [[racionalismo]] y el [[libre albedrío]], dando salida a auténticas preocupaciones del autor ruso.
 
Respecto a este último punto, Dostoyevski desarrolla una profunda reflexión acerca de la contradicción que surge respecto a la noción del bien y la libertad, reflexión que desafía la idea tradicional de racionalidad: el hombre del subsuelo no puede ser subsumido en ninguna explicación ortodoxa de la maldad, ya que, por un lado, no actúa con desconocimiento de los principios morales que podrían ser calificados de correctos, y, por otro, no se halla simplemente dominado por sus pasiones morales. Actúa, según la explicación que presenta de sí mismo, en contra de sus principios morales con el objetivo de liberarse de estos.