Diferencia entre revisiones de «Cautiverio de Babilonia»

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El nombre de Jehova
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A pesar de que se suele considerar al Cautiverio de Babilonia como un destierro total del pueblo hebreo, el traslado de la población sólo afectó a las clases altas hebreas. Los conquistadores de Israel tenían interés en impedir que resurgiera allí un poder político fuerte, y para eso, "importaron" por la fuerza a la clase dirigente capaz de liderar una posible revuelta. El bajo pueblo, por su parte, no fue mayormente afectado por estos traslados forzosos.
 
La pérdida de su independencia nacional fue un enorme trauma para los hebreos, quienes como defensa psicológica dieron el paso del antiguo Yahvismo nacionalista a la religión moderna del [[judaísmo]]. Asimismo incubaron las primeras esperanzas [[mesías|mesiánicas]], y creyeron que [[YahvehJehova]] los estaba poniendo a prueba para oportunamente producir un milagroso cambio en las circunstancias, que traería consigo el final de los tiempos y el restablecimiento de la independencia judía.<ref>Ëric Smilevitch, ''Histoire du judaïsme'', París: Presses Universitaires de France, 2012; Santiago Kovadloff, ''La extinción de la diáspora judía'', Buenos Aires: Emecé, 2013.</ref>
 
A pesar de todos ello, el grupo de hebreos exiliados prosperó. La suerte de los hebreos en Babilonia es narrada por textos bíblicos tales como los libros de [[Libro de Daniel|Daniel]] y [[Libro de Ester|Ester]]. Ambos sugieren que los hebreos alcanzaron altas posiciones entre los mesopotámicos. También habrían tomado contacto con las prácticas idolátricas de los babilonios que son descritas con detalle en el libro de [[Libro de Baruc|Baruc]] (secretario o escriba del profeta [[Jeremías (profeta)|Jeremías]]). Se trata de una carta (capítulo 6) que Jeremías dictó a Baruc para comunicársela a los judíos antes de ser deportados con el fin de prevenirles de dichas prácticas que YahvéJehova consideraba contrarias al monoteísmo y por tanto pecaminosas. Consistían en figuras de oro, de plata y de madera hechas por artesanos y orfebres a grandes precios, llevadas a hombros, con lámparas, con coronas en la cabeza, con lujosos vestidos de púrpura, revestidas de oro, tomadas por dioses y seguidas por delante y detrás por multitudes que los adoraban, esperando que les dieran prosperidad y protección.
 
El año [[538 a. C.]], el rey [[persas|persa]] [[Ciro el Grande]] conquistó Babilonia y destruyó su imperio, autorizando en [[537 a. C.]] a los hebreos a regresar a la tierra de Israel. Le dio a Jerusalén un estatuto semiautónomo, posiblemente para tener un "estado tapón" que le sirviera de parapeto contra el por entonces creciente poder de [[Antiguo Egipto|Egipto]].