Diferencia entre revisiones de «Arthur Rimbaud»

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Etiqueta: Reversión
Línea 73:
Rimbaud pasaba los días en el [[Museo Británico]], donde «la calefacción, la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis».<ref name="Robb 196" />
 
 
Sin embargo, la actitud de Rimbaud, que acostumbraba burlarse y humillar a Verlaine, y la indolencia de Verlaine hacia todo aquello que no fuera el propio Rimbaud, hizo que la relación entre ambos se deteriorara. A principios de julio de 1873 Verlaine no aguantó más y huyó desesperado a [[Bruselas]], dejando atrás a un estupefacto Rimbaud sin un solo centavo. Un día más tarde, Verlaine le envió una carta a Rimbaud diciéndole que trataría de reconciliarse con su esposa y que, si ella no lo aceptaba, se iba a matar. Rimbaud partió de inmediato a Bruselas y se reunió allá con Verlaine y con la madre de este. Pero después de varias discusiones, un desequilibrado Verlaine en estado de embriaguez le disparó a Rimbaud en la muñeca, aunque luego mostró un arrepentimiento total y desesperado.
 
Al revisar su herida, Rimbaud no pensó que fuera grave, así que dejó que Verlaine y la madre de él lo llevaran a vendar y luego a la estación de trenes para regresar a Charleville. Verlaine le rogaba que no se marchara, pero Rimbaud se mostró inflexible. Comenzó entonces a comportarse de manera irracional nuevamente y Rimbaud, temiendo por su vida, llamó a la policía. Verlaine fue arrestado y sometido a un humillante examen médico legal luego de que se considerara la comprometedora correspondencia y las acusaciones de la esposa de Verlaine respecto de la naturaleza de la amistad entre los dos hombres. El juez fue inmisericorde y, a pesar de que Rimbaud retiró la denuncia, Verlaine fue condenado a dos años de prisión.
Línea 92:
 
{{cita|La muerte llega a grandes pasos (...) Permanece despierto y su vida se va acabando con un sueño continuo, mientras dice cosas extrañas muy dulcemente, con una voz que me hubiera encantado si no me partiera el corazón. Lo que dice son sueños, pero no son los mismos que cuando tenía fiebre. Se dirá, y yo lo creo, que lo hace expresamente. Como él murmura esas cosas, la monja me ha preguntado en voz muy baja: ¿Cree usted que ha vuelto a perder la consciencia?. Pero él entendió la pregunta y enrojeció; y cuando la monja se marchó me dijo: -Me creen loco, ¿Y tú, lo crees tú?. Es un ser casi inmaterial y su pensamiento se escapa a su pesar. Algunas veces pregunta a los médicos si ellos ven las cosas extraordinarias que él percibe, y les habla y les cuenta con dulzura sus impresiones, en términos que yo no podría reproducir; los médicos le miran a los ojos y se dicen entre ellos: -Es singular. Hay en el caso de Arthur algunas cosas que no comprenden. Isabelle Rimbaud a su madre, Vitalie.}}
 
 
== Influencia ==