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Se llaman '''libros litúrgicos''' a los que contienen las preces y ceremonias determinadas por la [[Iglesia católica]] para la administración de los Sacramentos, celebración de la [[Misa]] y ejercicio de las demás funciones sagradas.
 
En un primer momento las comunidades cristianas no contaban con libros litúrgicos. El período de la formación de los libros litúrgicos empieza en los primeros siglos. Tuvo un i
 
[[El (dios semítico)|El]]<ref>{{Cita web|url=|título=}}</ref> libro litúrgico de más importancia en la antigüedad era el ''Sacramentario'', pues bajo este nombre se entendía una especie de [[Misal]] incompleto que reunía las preces u oraciones comunes para la confección de la [[Eucaristía]] y que fueron recopiladas y fijadas por los Sumos sacerdotes.
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Los libros usados en este período eran transcripciones completas de los textos sagrados con indicaciones al margen para el día o el período en que debían ser usados. Por ello, se prepararon también listas o enumeraciones de los textos para encontrar más fácilmente la lectura que correspondía cada día. A estas listas se las llamó “Capitularia Evangeliorum” o “Capitularia lectionum”.
 
Durante el siglo {{versalita|iv}} y tras la formación todavía incipiente del calendario litúrgico, se comienza a elaborar una sistematización de los textos de acuerdo con los períodos y las fiestas. El texto de la peregrina Egeria (hacia el año 384) contiene una expresión de la admiración porque en las celebraciones litúrgicas de Jerusalén se hacen lecturas adaptadas al día y a la zona.
 
A partir de las colecciones de homilías de [[Ambrosio]] de Milán y [[Agustín de Hipona]] se ha podido reconstruir el leccionario en uso en aquellos tiempos. Para el pontificado de [[León I el Magno|León Magno]] el leccionario se encuentra completamente fijado.
 
En el siglo {{versalita|vi}} nacen propiamente los leccionarios al realizarse libros para uso litúrgico con los textos de lecturas para cada día. Se incluían en ellos los textos del Antiguo y del [[Nuevo Testamento]], pero el evangelio se colocaba aparte en libros llamados “Evangeliarios”.
 
Hacia el siglo {{versalita|xi}} los leccionarios comenzaron a desaparecer pues se publicaron libros que contenían toda la misa, incluidas las lecturas.
 
Después de la reforma litúrgica solicitada por el Concilio Vaticano II y teniendo en cuenta el mayor realce que se da en ella a la lectura de los textos, se comenzaron a imprimir nuevamente los leccionarios y evangeliarios de manera que pudieran ser usados en procesión al inicio de la [[Santa Misa]].
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En [[España]], se usaban durante los primeros [[siglo]]s de la [[Reconquista|presencia musulmana en la Península Ibérica]] libros litúrgicos según el [[Liturgia hispánica|rito mozárabe]] el cual no era sino la continuación del visigodo, fijado por [[Isidoro de Sevilla|San Isidoro]] en el Concilio IV de Toledo (año [[633]]) y descendiente de tradiciones apostólicas. En el último tercio del [[siglo XI|siglo {{versalita|xi}}]] se abolió
 
== Referencias ==
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[[Categoría:Libros litúrgicos| ]]