Diferencia entre revisiones de «La tumba de las luciérnagas»

Contenido eliminado Contenido añadido
Aosbot (discusión · contribs.)
m Mantenimiento de Control de autoridades
Sin resumen de edición
Etiquetas: Edición visual Edición desde móvil Edición vía web móvil
Línea 37:
La película comienza en la estación de tren de Sannomiya, el 21 de septiembre de 1945, poco después de la finalización de la [[Segunda Guerra Mundial]]. Seita, un niño indigente, agoniza en la estación. Tras morir por [[inanición]], el espíritu de Seita se encuentra con el de su pequeña hermana, Setsuko, y comienza a recordar los sucesos anteriores a su muerte.
 
Marzo de 1945, [[Imperio del Japón|Japón]]. La [[Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos|aviación estadounidense]] somete las ciudades japonesas a continuos ataques aéreos. En uno de los bombardeos, la ciudad de [[Kōbe]] se convierte en un infierno humeante para Seita, de catorce años, y su hermana menor Setsuko, de cinco, quienes son hijos de un oficial de la [[Armada Imperial Japonesa]]. Durante el apogeo de la guerra, ambos viven con su madre, pero un día y tras un bombardeo, ambos niños se retrasan y no consiguen llegar al búnker donde ella los espera. Son tomados desprevenidos por las bombas, las cuales rápidamente destruyen su vecindario y la mayor parte de la ciudad. Después del bombardeo, los dos hermanos buscan a su madre y Seita la encuentra en la escuela que ha sido convertida en un hospital de urgencia, malherida y con graves quemaduras en la totalidad de su cuerpo. Poco después, su madre muere y ambos hermanos se alojan en la casa de una tía, quien no los recibe con agrado y su indiferencia inicial pronto deja paso a un desprecio cada vez más evidente.
 
Posteriormente los dos hermanos deciden irse de la casa de su tía y vivir por su cuenta en un refugio antiaéreo abandonado esperando a que su padre vuelva de la guerra. Aunque allí pueden vivir con mayor desahogo y sin suponer un estorbo para nadie, las cosas no les van mejor; la comida escasea y no pueden esperar ningún tipo de ayuda, obligando a Seita a robar a los agricultores locales y saquear hogares durante los ataques aéreos. Lo que es peor, los estragos de la desnutrición cada vez son más visibles en la pequeña Setsuko.