De regresovuelta a su pueblo, escribió al vicepresidente de la República un memorial donde señalaba que desde hacía algunos años a los indígenas los obligaban "a pagar el trabajo personal subsidiando a las autoridades de [[Penonomé]] en un trabajo de un puerto nuevo... un negocio para los dueños de buques y para los comerciantes", y porque se oponían a dichos trabajos eran obligados "forzosamente con guardias de Policía". En consecuencia, le pidió que se les liberara del trabajo forzado, se le reintegraran las garantías de que antes gozaban y se les nombrara un "nuevo gobernador de indígenas". Lorenzo fue secretario del gobernador del Cabildo Indígena y poco a poco se convirtió en el dirigente más apreciado.