Diferencia entre revisiones de «La vida de Lazarillo de Tormes»

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→‎Autoría: vamos a dejarlo en que ese autor dice eso, las valoraciones y adjetivaciones que las hagan los académicos que han de acoger la nueva hipótesis, una más y que está por ver que vaya a ser más afortunada que las anteriores
→‎Argumento: añado bastante contenido del tema
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[[Archivo:El Lazarillo de Tormes de Goya.jpg|thumb|izquierda|''[[Lazarillo de Tormes (Goya)|Lazarillo de Tormes]]'' visto por [[Francisco de Goya]].]]
 
La obra es, en realidad, una larga epístola que el "autor" envía a un corresponsal anónimo (a quien trata de "Vuestra Merced"). EstáEl género utilizado es la [[epístola]] y Lázaro es invitado a relatar su visión sobre un caso que no se resuelve hasta el último tratado de la obra. Esta está dividida en siete tratados y cuenta en primera persona la historia de Lázaro, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra, nació en un río de [[Salamanca]], el [[río Tormes|Tormes]], como el gran héroe Amadís; quedó huérfano de su padre, un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue puesto al servicio de un ciego por su madre, Antonia Pérez. A la muerte de su padre, Antonia se "arrimó a los buenos" y empezó una nueva vida en la ciudad de Salamanca, donde servía a los universitarios. La mujer amancebada con un negro, Zaide, quequien le da a Lazarillo un bonito hermanastro mulato. La madre de Lázaro, Antonia Pérez, entra a trabajar de camarera en el Mesón de la Solana, donde conoce a un ciego, el que posteriormente será el primer amo del pícaro.
 
Entre "fortunas y adversidades", Lázaro evoluciona desde su ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es despertado a la maldad del mundo por la cornada de un [[Verraco del puente (Salamanca)|toro de piedra]], embuste con el que el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él en diversos célebres episodios como el de las uvas o el jarro de vino (un modelo de narración clásica) hasta que se venga devolviéndole la cornada de piedra con otro embuste. Lázaro, ya harto de soportar las maldades del ciego, un día que leestaba valelloviendo tenía que saltar un río y engañando al cruelciego le dijo que saltara por el lado más angosto, el ciego descalabrarsepara contraasegurarse hizo que Lázaro saltara primero, pero no sirvió de nada ya que el ciego tenía delante un pilar con el que chocó y cayó inconsciente, el criado lo dejó tirado haciéndole burlas y se fue.
 
[[Archivo:1907-02-09, Blanco y Negro, La ruta del Lazarillo, Medina Vera.jpg|miniatura|Escena del jarro de vino por [[Inocencio Medina Vera|Medina Vera]].]]
 
Pasa luego a servir a un tacaño clérigo de Maqueda, por un tiempo de 6 meses, que lo mata de hambre, y al que sisa algo de pan de un arca que tiene; el clérigo lo confunde a oscuras (en su boca silba accidentalmente la llave del arca, escondida mientras duerme) y, tomándolo por culebra, descubre el engaño, le da una tremenda paliza y lo despide. El segundo tratado se trata de una crítica eclesiástica ante todos los valores que la Iglesia anuncia y que, a veces, no cumple con rigurosidad.
 
Después entra a servir a un hidalgo (también llamado ''escudero'' en la obra) arruinado cuyo único tesoro son sus recuerdos de hidalguía y de dignidad; Lazarillo simpatiza con él, ya que aunque no tiene nada que darle, por lo menos le trata bien, si bien recurre a esa simpatía que despierta para conseguir que le dé parte de los mendrugos que consigue el muchacho al pedir limosna, ya que él no posee la dignidad de la hidalguía. El escudero pertenece a la baja nobleza y se identifican símbolos de estamento social a lo largo del tratado: limpiarse las manos, beber vino como si de agua se tratara... Un buen día, el Ayuntamiento de Toledo prohíbe pedir limosna a los mendigos debido a un año de malas cosechas. En consecuencia, su amo y Lázaro padecen de hambre durante unas jornadas agónicas. Un buen día, una casera y un seguidor de la ley se presentan a su posada pidiendo el pago de las mensualidades al propietario del inmueble. El patético escudero termina por abandonar la ciudad y Lazarillo se encuentra de nuevo solo en el mundo. Unas estimadas vecinas son las encargadas de compartir lo poco que tenían con Lázaro y subsanar el hambre. Así bien el segundo tratado es una crítica social a los valores anunciados por los altos cargos eclesiásticos, el tercer tratado refleja las apariencias de las cuales viven los pertenecientes a la nobleza. La figura del escudero adinerado y poseedor de tierras es devastada con una casa humilde y sin muebles.
 
Más adelante sirve Lázaro a un sospechoso fraile [[Orden de la Merced|mercedario]] de la Orden de la Merced, tan amante del mundo que apenas para en su convento y le hace reventar los zapatos. Las vecinas, de palabra hilanderas pero poseedoras de una "casa de sombreros" (más conocidamente como [[Burdel|prostíbulo]]) encomendaron a Lázaro en algún de sus trabajos. Según [[Aldo Ruffinatto]], habría una alusión a las reformas monásticas por entonces de moda, en el sentido de "descalzar" o hacer más rigurosos los estatutos del clero regular, o quizás alusión a actividades sexuales hetero u homoeróticas.<ref>Cfr. la [http://books.google.es/books?id=wD5SlGrjwrUC&lpg=PP1&pg=PA214#v=onepage&q&f=false edición de Aldo Ruffinato, 2001, pág. 214, n. 449.]</ref> Sin embargo, [[Francisco Rico]] asegura que «no hay el menor indicio para suponer tal escabrosidad», pues el sentido del texto es una simple ''abbreviatio'' o reticencia, procedimiento abundantemente usado antes, como cuando relatando sus aventuras con el ciego, Lázaro dice «por no ser prolijo, dejo de contar muchas cosas [...]», en elipsis que era común para terminar las cartas, teniendo en cuenta que todo el ''Lazarillo'' es una larga epístola.<ref>Francisco Rico, [http://books.google.es/books?id=2ChOcZhtHg4C&lpg=PP1&pg=RA1-PA112#v=onepage&q&f=false ed. cit., 1998, pág. 112, n. 9].</ref>
 
El tratado quinto es más extenso: narra una estafa realizada por parte de un vendedor de [[bula]]s o buldero, documentos eclesiásticos que suponían privilegios para los poseedores. Lázaro empieza el tratado relatando que estuvo a la orden de su amo durante 4 meses y que este fue, sin duda, el más sinvergüenza de todos. Lazarillo sirve al buldero y asiste como espectador, sin opinar, al desarrollo del timo, en el cual finge el buldero que alguien que piensa que las bulas no sirven para nada, está poseído por el diablo, cuando en realidad está compinchado o conchabado con él; esto se descubre a posteriori, con una hábil técnica de suspensión. Pese a que este sea su empleo primordial, lo cierto es que no era más que un estafador que estaba compinchado con el alguacil para ganar dinero vendiendo bulas, es decir, un documento que se expendía en la Edad Media y que podía absolver a una persona de un pecado o falta cristiana que hubiera cometido. Sin embargo, el negocio no prosperó como quisieron y al final terminaron inventándose una pelea entre el buldero y el alguacil diciendo que este último no había muerto gracias a la intervención divina, ya que era poseedor de una bula. Al ver el tipo de persona que era este amo, Lázaro decide abandonarlo e ir a buscar otro más honesto. También este tratado sufrió la poda de la censura.
 
Los restantes y breves tratados narran cómo Lázaro se asienta con otros amos, un capellán, un maestro de hacer panderos y un alguacil y se hace aguador. Por último consigue el cargo de pregonero gracias al arcipreste de la iglesia toledana de San Salvador, quien además le ofrece una casa y la oportunidad de casarse con una de sus criadas, con la finalidad de disipar los rumores que se ciernen sobre él, ya que era acusado de mantener una relación con su criada. Sin embargo, tras la boda los rumores no desaparecen y Lázaro comienza a ser objeto de burla por parte del pueblo. Lázaro sufre la infidelidad con paciencia, después de toda una vida de ver qué es el honor y la hipocresía que encubre la dignidad realmente, ya que eso al menos le permite vivir, y con ello termina la carta, un cínico alegato autojustificativo que ridiculiza la literatura idealista del momento. Lázaro afirma que ha alcanzado la felicidad, pero para ello ha debido perder su honra, pues los rumores afirman que su mujer es la amante del arcipreste. Para mantener su posición, Lázaro hace oídos sordos a dichos rumores, el caso principal a tratar y por el motivo que Lázaro relata todo un seguido de tratados.
 
== Continuaciones ==