Diferencia entre revisiones de «Segunda República española en guerra»

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En la tarde del viernes 17 de julio ya se conocía en Madrid que en el [[Protectorado español de Marruecos|Protectorado de Marruecos]] se había iniciado una sublevación militar y el gobierno de [[Santiago Casares Quiroga]] cursó las primeras órdenes al Ejército, a la Marina y a los gobernadores civiles para que actuaran. Al día siguiente la sublevación se extendió a la península y las organizaciones obreras ([[Confederación Nacional del Trabajo|CNT]] y [[UGT]]) reclamaron "armas para el pueblo" para acabar con ella, a lo que el gobierno se negó, fundamentalmente porque en aquel momento los republicanos de izquierda temían "tanto o más que el golpe militar de signo antirrepublicano, el desbordamiento del orden social por obra de una acción de masas".<ref name=aros97>{{cita libro|apellido=Aróstegui|nombre=Julio|enlaceautor=Julio Aróstegui|año=2006|páginas=97-101}}</ref>
[[Archivo: Diego Martínez Barrio.JPG|thumb|right|180px| [[Diego Martínez Barrio]]]]
Por la noche de ese sábado 18 de julio Casares Quiroga presentó su dimisión al presidente de la República [[Manuel Azaña]] y éste encargó a [[Diego Martínez Barrio]], presidente de las Cortes y líder de [[Unión Republicana (1934)|Unión Republicana]], que formara un gobierno con el mayor apoyo político posible, dejando fuera a los dos extremos (la [[CEDA]] y el [[Partido Comunista de España]]), cuyo objetivo era conseguir "detener la rebelión" sin recurrir al apoyo armado de las organizaciones obreras. Martínez Barrio formó un gobierno que, aunque difería poco del anterior (no consiguió que se integraran en él los socialistas), incluyó a políticos moderados y dispuestos a llegar a algún tipo de acuerdo con los militares sublevados, como el líder del [[Partido Nacional Republicano (Segunda República Española)|Partido Nacional Republicano]] [[Felipe Sánchez Román]], que abandonó la coalición del Frente Popular cuando se integró en ella el Partido Comunista, o [[Justino de Azcárate]].<ref name=aros97>{{cita libro|apellido=Aróstegui|nombre=Julio|enlaceautor=Julio Aróstegui|año=2006|páginas=97-102}}</ref>
 
En la madrugada del sábado 18 al domingo 19 de julio, Martínez Barrio habló por teléfono con el general Emilio Mola, "El Director" de la sublevación, pero éste se negó rotundamente a cualquier tipo de transacción. "Ustedes tienen sus masas y yo tengo las mías", le dijo Mola al presidente del gobierno. Según la versión franquista posterior éste le llegó a ofrecer algunas carteras ministeriales para los sublevados, pero este extremo siempre lo negó Martínez Barrio. Así pues la pretendida negociación con los rebeldes se saldó con un fracaso, por lo que el "gobierno de conciliación" dimitió a última hora de la tarde del domingo 19 de julio. Azaña nombró como nuevo presidente del gobierno a un hombre de su partido '''[[José Giral]]''', que formó un gobierno únicamente integrado por republicanos de izquierda aunque con el apoyo explícito de los socialistas que tomó la decisión de entregar armas a las organizaciones obreras, algo a lo que también se había negado Martínez Barrio porque consideraba que ese hecho traspasaba el umbral de la defensa constitucional y "legal" de la República.<ref>{{cita libro|apellido=Aróstegui|nombre=Julio|enlaceautor=Julio Aróstegui|año=2006|páginas=100-103}}</ref> Pero a causa de esta decisión el Estado republicano perdió el monopolio de las armas, por lo que no pudo impedir que se iniciara una '''[[revolución social española de 1936|revolución social]]''', ya que las organizaciones obreras no salieron a la calle "exactamente para defender la República, a la que se le había pasado la oportunidad, sino para hacer la revolución. A donde no había llegado la República con sus reformas, llegarían ellos con la revolución. (...) Un golpe de estado contrarrevolucionario, que intentaba frenar la revolución, acabó finalmente desencadenándola".<ref name=cas204>{{cita libro|apellido=Casanova|nombre=Julián|enlaceautor=Julián Casanova|año=2007|páginas=204-205}}</ref>
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Las derrotas militares y el empeoramiento del contexto internacional, desataron las tensiones políticas entre las diversas fuerzas que apoyaban a la República, provocando la crisis de marzo-abril de 1938, la segunda gran crisis interna del [[bando republicano]], casi un año después de la primera (los [[sucesos de mayo de 1937]]).<ref>{{cita libro|apellido=Casanova|nombre=Julián|enlaceautor=Julián Casanova|año=2007|páginas=333}}</ref> Se rompió "el precario consenso en el que se había asentado el primero gabinete Negrín de mayo de 1937" dando paso al enfrentamiento entre el "negrinismo", o "''partido de la resistencia''", y el "antinegrinismo", o "''partido de la paz''".<ref name=ba12>{{cita libro|apellido=Bahamonde Magro|nombre=Ángel|apellido2=Cervera Gil|nombre2=Javier|año=1999|páginas=12}}</ref>
 
El "partido de la paz" o "antinegrinista" estaba encabezado por el propio presidente de la República [[Manuel Azaña]], apoyado por los republicanos de [[Izquierda Republicana]] y [[Unión Republicana (1934)|Unión Republicana]] más los nacionalistas catalanes y vascos, e [[Indalecio Prieto]] al frente de un sector del [[PSOE]], que consideraron que los desastres militares de la [[batalla de Teruel]] y la [[ofensiva de Aragón]] demostraban que el ejército republicano nunca podría ganar la guerra y que había que negociar una rendición con apoyo franco-británico. Frente a ellos, Negrín y el sector del PSOE que lo apoyaba junto con los [[PCE|comunistas]] eran firmes partidarios de continuar resistiendo bajo la consigna "resistir es vencer" (el [[PCE]] y el [[PSUC]] convocaron una gran manifestación a favor de continuar la guerra el 16 de marzo de 1938, un día después del regreso de Negrín del viaje secreto a París para pedir la ayuda francesa, ante el palacio de Pedralbes en Barcelona mientras Azaña presidía una reunión del gobierno).<ref name=cas333334>{{cita libro|apellido=Casanova|nombre=Julián|enlaceautor=Julián Casanova|año=2007|páginas=333-334}}</ref> Para Negrín la alternativa de negociar el final de la guerra con el enemigo significaba casi seguro la aniquilación de la República, por lo que la única salida posible era resistir para prolongar la guerra a la espera que se desencadenase en Europa una guerra a escala continental, lo que obligaría a Francia y al Reino Unido a acudir en ayuda de la República.<ref>{{cita libro|apellido=Bahamonde Magro|nombre=Ángel|apellido2=Cervera Gil|nombre2=Javier|año=1999|páginas=27}}</ref>
 
La crisis se abrió al intentar Negrín que Prieto cambiara de ministerio (habiendo declarado su convicción de que la guerra estaba perdida, Prieto era el peor de los ministros de Defensa posible), pero Azaña respaldó a Prieto, así como el resto de los republicanos de izquierda y los nacionalistas de Esquerra y del PNV. Sin embargo, éstos no consiguieron articular ninguna alternativa a Negrín, y este acabó saliendo reforzado de la crisis, con la consiguiente salida de Prieto del gobierno.<ref name=cas333334>{{cita libro|apellido=Casanova|nombre=Julián|enlaceautor=Julián Casanova|año=2007|páginas=333-334}}</ref> A partir de entonces "la España republicana queda dividida en dos tendencias separadas por las profundas simas de la desconfianza, el recelo y la descalificación mutua. De un lado, el ''partido de la resistencia'', es decir, el negrinismo; de otro, el ''partido de la paz'', o sea, el antinegrinismo, a cuya cabecera se sitúan el presidente de la República, Prieto, [[Marcelino Domingo]] o [[Julián Besteiro]].<ref >{{cita libro|apellido=Bahamonde Magro|nombre=Ángel|apellido2=Cervera Gil|nombre2=Javier|año=1999|páginas=37|cita=Se ha hablado de que le faltó decisión [al presidente Azaña para retirarle la confianza a Negrín, lo que le hubiera obligado a presentar la dimisión]. Pero ¿qué personalidad republicana del ''partido de la paz'' estaba dispuesta a aceptar un nombramiento y una responsabilidad para una acción de gobierno en cuyo horizonte las posibilidades de mediación pactada eran remotas, y más que nada resultaba visible la rendición incondicional, la liquidación de la guerra?}}</ref>