Diferencia entre revisiones de «Tzvetan Todorov»

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Tras un primer trabajo de crítica literaria dedicado a la poética de los [[Formalismo ruso|formalistas rusos]], su interés se extendió a la [[filosofía del lenguaje]], disciplina que concibió como parte de la [[semiótica]] o ciencia del signo en general. De su obra teórica destaca la difusión del pensamiento de los [[formalismo ruso|formalistas rusos]]. Más tarde, dio un giro radical en su investigación, y en sus nuevos textos historiográficos predomina el estudio de la [[conquista de América]] y de los [[campos de concentración]] en general, pero también el estudio de ciertas formas de la pintura. Sin embargo, lo que sobresale una y otra vez son sus recorridos por el pensamiento ilustrado, por sus orígenes y sus ecos de todo tipo: ''Frágil felicidad'', ''Nosotros y los otros'', ''Benjamin Constant'', ''El jardín imperfecto'' o ''El espíritu de la Ilustración''.
 
Tódorov fue un hombre de las dos Europas, [[Europa del Este|Este]] y [[Europa del Oeste|Oeste]], que enseñó también en [[Estados Unidos]]. Se definía a sí mismo como un «hombre desplazado»: había partido de su país de origen y tenía una mirada nueva y sorprendida respecto del país de llegada. Desde esa perspectiva enriquecida hablaba en sus libros de la verdad, el mal, la justicia y la memoria; del desarraigo, del encuentro de culturas y de las derivas de las democracias modernas. Repasaba su vida en Bulgaria y Francia, su amor por la literatura, su alejamiento del [[Estructuralismo (filosofía)|estructuralismo]] y del [[apoliticismo]]. Explicaba su humanismo crítico, su extrema moderación, su disgusto por los maniqueísmos y las cortinas de hierro. Su obsesión —quizá debida al pasaje de una nación a otra— era atravesar fronteras, saltar barreras, unir ámbitos en apariencia inconciliables, ya se tratase de lenguas, culturas o disciplinas. Le interesaban los puntos de encuentro, los matices, las «zonas grises». Es allí donde buscaba la respuesta a una única pregunta: ¿Cómo vivir?vbusdbfhewbhfbjidfwbihbihgbhiwrabkhfrbrekjafioghraergeoihboiuhreihogbiugregihoghibihgbiurgbeuirburueiyregbhibiuusoyunextraterrestre56gew cdwhbcduhsbhduvsbuhcsvhufsbhucefbihdegvuiagc8uicivyaodegvideiuwgrvoiuvfebiufcebiycefoihbcfoihedcyuydwciuwdybiuyiuy8uyoiyweiuwyebfwdbuhidvbhudcbiyavuhbcdeuh dwbciuwbrcuuaubuucdwbuuhudwuc w hbwfihrwbiurwbfihcbrihwwihrchifrbfwdbucwbuuwhdbcuhwcuihbadcgdcbhucuhidbuhiwi dwbhihfiuihuhwiueuirwfhirwfibhbfwrbuhwrbhuwrfhbuhhuwcbhjwbhjbjwbjhwdchbjwdubebhdbwch66rwfif5vf5rgfjb dsbjcby723riubushd bjsabhubdwuhb2u1ybhwdbcwbjhdcwhjbcbhjrcwbuwcrbuhrcburcubhchuvbusdbfhewbhfbjidfwbihbihgbhiwrabkhfrbrekjafioghraergeoihboiuhreihogbiugregihoghibihgbiurgbeuirburueiyregbhibiuusoyunextraterrestre56iviriyfevgyd445bxh j b
 
Tódorov criticó con dureza el pensamiento [[neoconservador]] y [[ultraliberalismo]] de los actuales [[estados democráticos]] que, según él, tienen los mismos rasgos que edificaron el [[estalinismo]] y el [[fascismo]].<ref>[http://www.publico.es/culturas/338077/peligro/totalitario/ultraliberalismo, El peligro totalitario del ultraliberalismo. Tzvetan Tódorov alertó de rasgos fascistas y estalinistas en las políticas [[neocon]], ''Público'', Paula Corroto, 23/9/2010]</ref> En ''La experiencia totalitaria'', como señaló en ''[[El País (España)|El País]]'' (10-10-10), tras repasar la situación antigua de Bulgaria, muestra cómo abrazan en los países del Este la doctrina ultraliberal, que es una cruzada en la que se afirma que la historia no existe.