Diferencia entre revisiones de «Emil Guilels»

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Destacaba especialmente en la música del [[Música del Romanticismo|Romanticismo]]. Son especialmente celebradas sus interpretaciones de los [[concierto]]s y las [[sonata]]s de [[Ludwig van Beethoven|Beethoven]], [[Johannes Brahms|Brahms]] y [[Robert Schumann|Schumann]], así como los conciertos y preludios de [[Rajmáninov]].
 
A Guilels se le consideró siempre uno de los mejores intérpretes de Beethoven<ref>{{Cita noticia|título=Emil Gilels en Salzburgo: plenitud absoluta|url=http://www.elartedelafuga.com/wp/emil-gilels-en-salzburgo-plenitud-absoluta/|fecha=15 de noviembre de 2013|fechaacceso=2 de febrero de 2017|periódico=El arte de la fuga - revista online de música clásica|idioma=es-ES}}</ref> con unas versiones majestuosas, de talante épico y profundo. Guilels sabía traducir los equilibrios formales de las sonatas del compositor, a menudo de gran complejidad estructural. En su inacabada integral de las sonatas de Beethoven (cinco le quedaron por grabar) Guilels abandona el virtuosismo vaciovacío y sondea los aspectos más filosóficos de la música beethoveniana. Estas versiones llaman la atención por la relajación de los «tempi», la delicada declamación del texto, la exquisitez del fraseo y el legatto y la monumentalidad del concepto sonoro, que destaca y sorprende en las sonatas menores (op. 14 nº 2, 49, 79). En el Beethoven tardío (op. 101, 106, 109-111) alcanza la perfección formal y estilística y en la op. 10 nº 3, en la op. 90 y en las «Variaciones “Eroica”» Gilels consigue las mejores versiones de referencia de esas obras.<ref name="Emil Gilels_1">{{Cita noticia|título=Emil Gilels, el sublime orador|url=http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-emil-gilels-sublime-orador-201610130255_noticia.html|fecha=13 de octubre de 2016|fechaacceso=2 de febrero de 2017|periódico=abc|idioma=es-ES}}</ref>
 
Guilels se caracterizaba por su sonido voluminoso, que no perdía en belleza cuando el pianista tocaba muy fuerte o muy rápido. En la «Sonata n.º 3», de Prókofiev, y la «Danza rusa», de Stravinsky, se puede apreciar la manera en que Gilels conciliaba velocidad, fuerza y esplendor sonoro.