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Los restos del ejército quiteño se retiraron a una fortaleza en Mocha con el enfermo Cacha decidido a resistir. Sus capitanes le aconsejaron rendirse porque la mayor parte de su ejército estaba destruido, pero los [[caranquis]], [[otavalo]]s y [[cayambis]] sugirieron que abandonara Mocha y Quito y se refugiara en sus tierras; Cacha aceptó.<ref>Velasco, 1981: 22</ref> Los primeros y los terceros, gracias a su infraestructura agrícola, tenían una alta población y pudieron establecer toda una red de fortificaciones en su frontera sur, permitiéndoles resistir mejor la invasión incaica.<ref>Salazar, 1958: 70; Sosa, 1996: 23</ref> Los cuzqueños se quedaron en Pesillo y Chota para construir fortalezas y así impedir a las tribus norteñas atacar sus líneas de suministros, solo después avanzaron.<ref>Sosa, 1996: 32</ref>
 
Por los rigores de la campaña, Huayna Cápac volvió a Tumipampa a descansar y esperar refuerzos del sur. En su ausencia, las tropas encargadas de vigilar los pasos de montaña para impedir el reabastecimiento del enemigo fueron masacradas.<ref name="Macías_1"/> Ante tal desastre, el Inca envía a su general Auqui Toma contra ellos, pero su hombre de confianza fracasa. Esto lo anima a encargarse del problema personalmente.<ref>Macías, 2009: 32, 35</ref> En la llanura otavala de [[Batalla de Atuntaqui|Atuntaqui]] estaba la mayor fortaleza quiteña.<ref group="n">Velasco, 1981: 22-23. La plaza cuadrada podía albergar cinco ó seis mil soldados, tenía dos terraplenes y escaleras levadizas. A sus afueras había una población y ocupando la llanura formaban las huestes norteñas. El enfermó shyri estaba con sus tropas, llevado en una silla, listo para dirigirlas en el frente mismo.</ref> El Inca llegó y nuevamente le ofreció una paz que otra vez fue rechazada. Entonces se decidió a no mostrar piedad contra ninguno de los que llamaba «rebeldes». Pasados los primeros días de escaramuzas se siguieron los grandes combates, suspendidos por treguas en que ambos bandos traían nuevos reclutas o enterraban a sus muertos. Cacha fue atravesado por una lanza y cayó de su silla, expiró poco después.<ref name="Velasco_1">Velasco, 1981: 23</ref> Los quiteños se rindieron y proclamaron a Paccha como nueva shyri.<ref>Macías, 2009: 35; Velasco, 1981: 23</ref> Algunos dicen que estaba confinada en un convento para vírgenes servidoras de [[Inti]].<ref name="Herrera_2"/> Huayna Cápac se mostró magnánimo, permitió enterrar fastuosamente al líder vencido, sus capitanes y guerreros, perdonó a los prisioneros y no reaccionó ante la proclamación de Paccha. Más de 12.000 ''tolas'', «sepulcros», quedaron decorando la llanura.<ref name="Velasco_1"/> Guillermo Bosanno dice que después tuvo que combatir en las tierras de [[Cochasquí]], Cayambe, Guachalá y Caranqui.<ref>Macías, 2009: 35</ref> Todas las fuentes coinciden en que el Inca tuvo que luchar contra los caranquis y cayambis después de tomar Quito, ciudad a la que trajo colonos y la convirtió en un importante centro imperial.<ref>Sosa, 1996: 26, 28</ref> A estos pueblos la mera presencia de los soldados cuzqueños resultaba humillante e intolerable.<ref>Sosa, 1996: 30</ref> La guerra duraría años.<ref>Sosa, 1996: 30, 35</ref> Los rebeldes estaban dirigidos por los caciques (y lugartenientes del shyri) Nazacota Puento de los cayambis y Pinto<ref group="n">Sosa, 1996: 45-49. También se le llama Píntag o Pinta.</ref> de los caranquis.<ref>Sosa, 1996: 22, 42</ref>
 
 
 
 
Los caranquis, aparentemente muy sumisos al conquistador, se sublevarían contra Huayna Cápac<ref name="Velasco_1"/> mientras estaba distraído en otra visita por su imperio.<ref name="Herrera_3"/> Al parecer, el monarca envió negociadores para resolver pacíficamente el conflicto pero no funciono. Éste movilizó su ejército y combatió duramente contra estas tribus, debiendo gobernar desde Quito para seguir la campaña y llegó a cruzar [[Puente internacional de Rumichaca|Rumichaca]] para derrotar a los también levantiscos pastusos.<ref>Sosa, 1996: 28</ref> Finalmente, el Sapa Inca llevó su hueste la capital enemiga, Caranqui. Los cuzqueños trataron de asaltarla pero fueron repelidos y se retiraron perseguidos por los defensores. La fortaleza quedo indefensa y una fuerza incaica oculta se apodero de ella fácilmente, mientras los perseguidos dieron media vuelta y atacaron a los defensores que, sin poder huir a Caranqui, se fugaron a una laguna<ref>Macías, 2009: 34-35</ref> llamada Imbaya donde fueron masacrados, quedando renombrada como ''[[Batalla de Yaguarcocha|Yaguarcocha]]'', «laguna de sangre». Cieza de León sostiene que fueron treinta ó cuarenta mil los degollados, pero Velasco rebaja la cifra a veinte mil.<ref>Velasco 1981: 23</ref> Los caranquis serían conocidos como ''huambraconas'', «nación de los muchachos», porque no quedaron hombres adultos.<ref>Velasco, 1981: 23-24</ref> El Inca perdió cerca de 1.000 orejones de su guardia en el asalto inicial.<ref>Sarmiento, 2000: 139</ref> De los dos jefes rebeldes, Canto fue capturado pero Pinto logró escapar con 1.000 seguidores.<ref>Sarmiento, 2000: 141; Sosa, 1996: 35</ref> Sarmiento de Gamboa dice que este último escapó con cañaris pero se considera un error del cronista y debieron ser caranquis.<ref>Sosa, 1996: 35</ref> Al parecer huyó a Oyacachi, en las estribaciones del [[volcán Antisana]], mientras el Inca volvía a Quito.<ref>Sosa, 1996: 35-36</ref> Se habría dedicado a lanzar ataques de guerrilla contra los conquistadores por un lapso mayor a diez años, siendo llamado el «primer guerrillero ecuatoriano».<ref>Sosa, 1996: 37</ref> Su resistencia habría acabado cuando Huayna Cápac desposo a Paccha y fue aceptado por los demás dirigentes como soberano.<ref>Sosa, 1996: 39-40</ref> Otras fuentes dicen que fue ejecutado y desollado para hacer con su piel un tambor.<ref>Sosa, 1996: 42-43</ref> Se enviaron [[mitimae]]s (colonos) a Caranque y Quito para repoblar esas tierras.<ref name="Herrera_1"/> Victorioso volvió a Quito a vivir un tiempo.<ref>Herrera, 2004: 402; Moya, 2003: 342</ref> Según algunas fuentes, es en ese momento en que habla con sus hijos mayores para que permitan a Atahualpa ser curaca de Quito. Regresaría a Cuzco a gobernar pero volvería a su amada Tumipampa.<ref name="Herrera_1"/>