Francisca Zubiaga y Bernales

política peruana

Francisca Zubiaga y Bernales (Salvador de Oropesa, Cuzco, 11 de septiembre de 1803 - Valparaíso, 8 de mayo de 1835), conocida como «La Mariscala», «la presidenta» o "Doña Pancha", fue una política, militar y salonnière peruana.

Francisca Zubiaga y Bernales

Primera dama del Perú
1 de septiembre de 1829-20 de diciembre de 1833
Predecesor Mercedes Subirat
Sucesor María Josefa Martínez de Pinillos Cacho

Información personal
Nacimiento 11 de septiembre de 1803 Ver y modificar los datos en Wikidata
Distrito de Oropesa (Virreinato del Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 8 de mayo de 1835 Ver y modificar los datos en Wikidata (31 años)
Valparaíso (Chile) Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerte Tuberculosis Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Peruana
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Lengua materna Español Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Antonio de Zubiaga y Antonia Bernales
Cónyuge Agustín Gamarra Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos Felícitas Gamarra
Información profesional
Ocupación Salonnière, política y militar Ver y modificar los datos en Wikidata
Lealtad Fuerzas Armadas de la República del Perú Ver y modificar los datos en Wikidata

Junto con Agustín Gamarra, su esposo, participó en la invasión peruana de Bolivia de 1828, y le apoyó durante su primer gobierno; en 1831 derribó al vicepresidente Antonio Gutiérrez de la Fuente, acusándolo de conspirador; y al año siguiente, en 1834, coadyuvó al golpe de Estado del general Pedro Pablo Bermúdez. Finalmente, tras la derrota de sus partidarios, fue desterrada a Chile, donde falleció víctima de tuberculosis.

Biografía editar

Nació en la aldea de Huarcaray o Anchibamba, en el actual distrito de Lucre del departamento del Cuzco. Fue hija del contador español de origen vizcaíno, Antonio de Zubiaga, y de la cusqueña Antonia Bernales. El apellido Zubiaga, que en euskera significa 'Junto al puente', por quienes ejercían el oficio de guardianes y cobradores de peaje, viene de Subiaco, localidad cercana a Roma. Desde temprana edad sintió vocación religiosa, por lo que sus padres autorizaron su ingreso a un convento en 1815, pero extremó las penitencias hasta caer enferma, por lo que en 1820 debió retornar al hogar.

En medio de la efervescencia de la guerra de independencia, su padre decidió volver a España, dejándola a ella y a sus hermanas en el Monasterio de la Encarnación. En esas circunstancias, se vinculó sentimentalmente con el prefecto del Cusco, el general Agustín Gamarra, con quién se casó en Zurite en 1825. Cuando el Libertador Simón Bolívar llegó a la ciudad el 25 de junio del 1825, Francisca fue la encargada de ceñir en las sienes del Libertador una corona de oro, pero él mismo decidió que ella fuese la que llevara la corona.

En una carta de septiembre de 1828 del general Antonio José de Sucre a Bolívar, se lee lo siguiente:

"Antes de que olvide, le diré que Gamarra es acérrimo enemigo de usted; procuré indagar los motivos, y por un conducto muy secreto, supe que sobre su aspiración a la Presidencia, añadía como pretexto, que habiéndole hecho tantos obsequios en el Cuzco, la enamoró la mujer; que esta misma se lo ha dicho... Aunque doña Pancha es muy buena pieza y que realmente ha hecho esta declaración, no sé la verdad".
Citado por Jorge Basadre

Ganó fama de mujer valerosa al acudir, junto a su marido, a la invasión peruana de Bolivia de 1828. La tradición cuenta que iba montada a caballo, armada y luciendo traje militar, y que ella misma dirigió la toma del pueblo de Paria y asistió a las conferencias que su esposo sostuvo con jefes bolivianos. Cuando Gamarra llegó a la presidencia en 1829, tuvo entonces la ocasión de disfrutar del poder a plenitud, siendo llamada «la presidenta». También era llamada «La Mariscala», ya que su esposo fue investido con el rango de Mariscal, apelativo que se perpetuaría.

En 1831, luego de que Gamarra partiera al sur con el fin de afrontar un conato de conflicto con Bolivia, quedó como encargado del mando el vicepresidente Antonio Gutiérrez de La Fuente. La Mariscala acusó a este personaje de conspirar contra su esposo y encabezó una asonada en su contra. Ella misma dirigió a las tropas que persiguieron a Gutiérrez de La Fuente por las azoteas del vecindario de Lima, hasta que el fugitivo halló refugio en un buque extranjero anclado en El Callao. Sin embargo, se dice que la verdadera causa del derrocamiento de Gutiérrez de La Fuente fue que éste había dado una medida liberalizadora del comercio de harinas, que afectaba los intereses económicos de Zubiaga. Sea como fuese, este episodio cimentó aún más la leyenda de La Mariscala.

Cuenta el viajero estadounidense Ruschenberger en 1832 que «la presidenta, como es ella llamada (...), dispara la pistola con gran precisión en el tiro, maneja la espada con mucha agilidad y es un arriesgado e intrépido jinete». Se hizo fama de mujer soberbia e intolerante, tras ordenar que un piquete de soldados apalease al editor de El telégrafo de Lima, Juan Calorio, conocido opositor, el 26 de noviembre de 1832. Como testimonia el cronista viajero francés conde de Sartiges en 1833, la propia Mariscala se encargó de azotar, durante un sarao en Palacio de Gobierno, a un oficial edecán que se jactaba de haber merecido sus favores.

A fines de 1833, Gamarra intentó imponer a toda costa como su sucesor al general Pedro Pablo Bermúdez y azuzó a sus partidarios a hostilizar al nuevo presidente provisorio elegido por la Convención Nacional, el general Luis José de Orbegoso y Moncada. Siguiendo las directivas de Gamarra, Bermúdez se autoproclamó en Lima Jefe Supremo el 4 de enero de 1834, mientras que Orbegoso se refugiaba en la Fortaleza del Real Felipe del Callao. Los gamarristas intentaron sin éxito tomar dicha fortaleza, mientras que en Lima el pueblo organizado en milicias enfrentaba a los golpistas, en las memorables jornadas cívicas del 28 al 29 de enero. Providencialmente, Bermúdez, sitiado en Palacio de Gobierno, fue salvado por la llegada de tropas procedentes del Callao al mando de La Mariscala, que rescataron al caudillo y lo condujeron hacia la sierra. En esta ocasión La Mariscala recorrió impávida las calles de Lima, montada a caballo y cubierta con una capa azul y con bordados de oro, disparando e incitando a sus hombres a no cejar en la lucha.

La guerra civil culminó con el abrazo de Maquinhuayo. En Arequipa, los gamarristas tuvieron que hacer frente a una revuelta militar a favor de Orbegoso, cuyo cruento resultado excitó la ira popular. Gamarra pudo huir a Bolivia, mientras que Francisca Zubiaga, disfrazada de clérigo, logró escapar de la furia del populacho saltando desde la azotea de su casa hasta un patio vecino. Luego se embarcó en el puerto arequipeño de Islay, a bordo de un buque inglés, que enrumbó al Callao.

Perdido el poder de antaño, camino al exilio, conoció en junio de 1834, en el Callao, a la escritora Flora Tristán, quien rememoró el encuentro en sus Peregrinaciones de una paria. Allí trazó el siguiente retrato de La Mariscala:

"Era de mediana talla y fuertemente constituida, a pesar de haber sido muy delgada; su figura no era en verdad bella, pero, si se juzgaba por el efecto que producía en todo el mundo, sobrepasaba a la mejor belleza. Como Napoleón, el imperio de su belleza estaba en su mirada, cuánta fuerza, cuánto orgullo y penetración; con aquel ascendiente irresistible ella imponía el respeto, encadenaba las voluntades, cautivaba la admiración.. Su voz tenía un "sonido sordo, duro, imperativo".
Flora Tristán, "Peregrinaciones de una paria"

Del Callao, La Mariscala viajó a Valparaíso, donde murió pobre y enferma de tuberculosis, el 8 de mayo de 1835. Antes de morir dispuso que se le extrajera su corazón para enviárselo a su esposo.

En la literatura editar

La fama de La Mariscala perduró en la imaginación de las generaciones siguientes. Abraham Valdelomar escribió su biografía (La mariscala, 1914) y, en colaboración con José Carlos Mariátegui, una obra teatral de tipo costumbrista (La mariscala, 1916). También fue motivo de una opereta de César Miró y Luis Pacheco de Céspedes (La Mariscala, 1942); y de una biografía novelada de Carlos Neuhaus (Pancha Gamarra, La Mariscala, 1967); y del libro de Claudia Núñez (La Mariscala, la historia no contada de Francisca Zubiaga y Bernales, primera presidenta del Perú, 2022). En 2022 fue estrenada en el Teatro Municipal de Lima una ópera pop sobre Francisca Zubiaga (La Mariscala, el musical, 2019) con música y letra de Gonzalo Polar y Chino Sabogal, e historia de María Elena Arce, Claudia Núñez, Polar y Sabogal.

Véase también editar

Bibliografía editar

  • Basadre Grohmann, Jorge: Historia de la República del Perú (1822 - 1933), Tomo 2. Editada por la Empresa Editora El Comercio S. A. Lima, 2005. ISBN 9972-205-64-9 (V.2)
  • Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9
  • Tristán, Flora: Peregrinaciones de una paria. Serie “Peruanos Imprescindibles”, Libro 8. Impreso y publicado por la Empresa Editora El Comercio S.A., Lima, 2005. ISBN 9972-205-88-6
  • Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. La República (1833-1843). Octavo Tomo. Primera Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1971.
  • Varios autores (2004). Atlas Regional del Perú. Ediciones Peisa, Lima, 2004. ISBN 9972-40-311-4 ; Depósito Legal Nº 1501032004-6662. 

Enlaces externos editar