La asfixia perinatal

La asfixia perinatal, asfixia neonatal o asfixia durante el parto, es una condición médica que se produce por la falta de oxígeno en recién nacidos durante el parto y dura lo suficiente como para causar algún tipo de daño físico que, por lo general, afecta al cerebro. El daño por hipoxia puede afectar a la mayoría de los órganos de un lactante (el corazón, los pulmones, el hígado, los intestinos, los riñones, entre otros); sin embargo, el daño cerebral es lo que más preocupa y es quizás el daño con menos probabilidades de sanar por completo y de forma rápida. En casos más severos, el lactante sobrevive, pero queda con un daño cerebral que se puede manifestar a nivel neurológico, por ejemplo, como un retraso en el desarrollo psicomotor o como una discapacidad intelectual; o a nivel fisiológico, por ejemplo, como una espasticidad.

La asfixia perinatal ocurre principalmente debido a una brusca disminución de la presión arterial de la madre u a otro obstáculo importante que interfiera con el flujo sanguíneo en el cerebro del lactante durante el parto. Dicha situación puede deberse a una mala circulación o perfusión, a una insuficiencia respiratoria o a una ventilación inadecuada. La asfixia perinatal afecta a entre 2 y 10 de cada mil recién nacidos a término y a un número mayor en el caso de bebés prematuros.[1]​ La OMS estima que la cifra anual de mortalidad neonatal por asfixia durante el parto es de 4 millones, cifra que representa el 38% de las muertes en niños menores de 5 años.[2]

La asfixia perinatal puede ser causada por una encefalopatía hipóxica isquémica o una hemorragia intraventricular, especialmente en bebés prematuros. Los bebés que sufren de asfixia perinatal severa por lo general presentan una disminución del tono normal de la piel (cianosis), la perfusión, la capacidad de reacción, la tonificación y la capacidad pulmonar, que corresponden a parámetros que se miden con el test de Apgar, un examen que dura 5 minutos. La asfixia extrema puede producir un paro cardiorrespiratorio e incluso ocasionar la muerte; en el caso de que se logre reanimar al lactante, este por lo general es derivado a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.

Durante mucho tiempo ha existido un debate científico respecto de si se debería reanimar a un recién nacido que sufre de asfixia, suministrando un 100% de oxígeno o aire normal.[3]​ Se ha comprobado que las altas concentraciones de oxígeno causan la producción de oxígeno radical, el cual es uno de los causantes de las lesiones por reperfusión que suelen presentarse después de la asfixia.[4]​ Las investigaciones realizadas por Ola Didrik Saugstad y otros especialistas permitieron elaborar nuevas directrices internacionales para la reanimación de recién nacidos en 2010, en las cuales recomiendan el uso de aire normal en lugar de 100% de oxígeno.[5][6]

Existen controversias considerables sobre el diagnóstico de la asfixia durante el parto debido a razones médico-legales.[7][8]​ Se evita emplear este término en el campo de la obstetricia moderna, debido a su falta de precisión.[9]

Causas editar

  • Oxigenación insuficiente de la sangre de la madre debido a cardiopatías, neumonía, insuficiencia respiratoria o a hipoventilación durante la anestesia
  • Disminución de la presión arterial de la madre debido a hipotensión, por ejemplo, a causa de una compresión de la vena cava y de la aorta o exceso de anestesia
  • Relajación insuficiente del útero debido a un exceso de oxitocina
  • Desprendimiento prematuro de la placenta
  • Insuficiencia placentaria
  • Enrrollamiento del cordón umbilical alrededor del cuello del recién nacido

Factores de riesgo editar

  • Madres que son jóvenes o adultas mayores
  • Ruptura prolongada de membranas
  • Líquido amniótico con meconio
  • Embarazo múltiple
  • Cuidados prenatales deficientes
  • Bebés que nacen con bajo peso
  • Presentación fetal anómala
  • Estimulación del trabajo de parto con oxitocina
  • Hemorragia prenatal
  • Eclampsia y preeclampsia severa
  • Anemia antes y durante el parto[10]

Tratamiento editar

  • a) Despejar las vías respiratorias: mediante succión o intubación endotraqueal, en caso de ser necesaria.
  • b) Ventilación: mediante estimulación táctil, ventilación con presión positiva (VPP), respirador manual o tubo traqueal
  • c) Circulación: mediante compresiones en el pecho y suministro de fármacos en caso de ser necesario
  • d) Fármacos: adrenalina 0,1 ml/kg
  • Tratamiento contra la hipotermia para reducir el daño cerebral
  • Epinefrina 1:1000 (0,1 - 0,3 ml/kg) por vía intravenosa
  • Administrar una solución salina para tratar la hipovolemia

Epidemiología editar

 
Años de vida ajustados en función de la discapacidad en el caso de la asfixia perinatal y del trauma del nacimiento por cada 100.000 habitantes en 2002

En un informe de la Organización Mundial de la Salud publicado en 2008, se estima que 900.000 niños mueren cada año a causa de la asfixia durante el parto, lo que la convierte en la principal causa de muerte en recién nacidos.[11]

En Estados Unidos, la hipoxia fetal y la asfixia perinatal ocuparon el puesto número 10 en la lista de las principales causas de mortalidad neonatal.[12]

Aspectos médico-legales editar

Actualmente existe una controversia relacionada con las definiciones médico-legales y los impactos de la asfixia perinatal. Los abogados de los demandantes por lo general se inclinan por la tesis de que la asfixia perinatal en muchos casos se puede prevenir y que muchas veces se debe a una atención deficiente o a un error humano.[13]​ Han usado algunos estudios a su favor, los cuales han demostrado que, “…a pesar de que existen otras posibles causas, la asfixia y la hipoxia afectan a un gran número de bebés; sin embargo, son las causas de la parálisis cerebral que se pueden prevenir."[14][15][16]​ El Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos alega que las condiciones como la parálisis cerebral generalmente son atribuibles a causas que se pueden prevenir, en vez de asociarlas con situaciones que surgen antes del nacimiento y del parto.[17]

Referencias editar

  1. Truwit, C. L.; Barkovich, A. J. (November 1990). «Brain damage from perinatal asphyxia: correlation of MR findings with gestational age -- Barkovich and Truwit 11 (6): 1087 -- American Journal of Neuroradiology». American Journal of Neuroradiology 11 (6): 1087-1096. Consultado el 27 de marzo de 2008. 
  2. Aslam, Hafiz Muhammad; Saleem, Shafaq; Afzal, Rafia; Iqbal, Umair; Saleem, Sehrish Muhammad; Shaikh, Muhammad Waqas Abid; Shahid, Nazish (20 de diciembre de 2014). «Risk factors of birth asphyxia». Italian Journal of Pediatrics 40: 94. ISSN 1824-7288. PMC 4300075. PMID 25526846. doi:10.1186/s13052-014-0094-2. 
  3. Davis, PG; Tan, A; O'Donnell, CPF; Schulze, A (2004). «Resuscitation of newborn infants with 100% oxygen or air: a systematic review and meta-analysis». The Lancet 364 (9442): 1329-1333. PMID 15474135. doi:10.1016/S0140-6736(04)17189-4. 
  4. Kutzsche, S; Ilves, P; Kirkeby, OJ; Saugstad, OD (2001). «Hydrogen peroxide production in leukocytes during cerebral hypoxia and reoxygenation with 100% or 21% oxygen in newborn piglets». Pediatric Research 49 (6): 834-842. PMID 11385146. doi:10.1203/00006450-200106000-00020. 
  5. ILCOR Neonatal Resuscitation Directrices 2010
  6. Noruego paediatrician honró por Universitario de Atenas, Norway.gr
  7. Blumenthal, I (2001). «Cerebral palsy—medicolegal aspects». Journal of the Royal Society of Medicine 94 (12): 624-7. PMC 1282294. PMID 11733588. 
  8. Dhar, KK; Ray, SN; Dhall, GI (1995). «Significance of nuchal cord». Journal of the Indian Medical Association 93 (12): 451-3. PMID 8773129. 
  9. ACOG. Committee Opinion, Number 326, December 2005: Inappropriate Use of the Terms Fetal Distress and Birth Asphyxia. Archivado desde el original el 7 de abril de 2020. Consultado el 9 de junio de 2010. 
  10. Kaye, D. (1 de marzo de 2003). «Antenatal and intrapartum risk factors for birth asphyxia among emergency obstetric referrals in Mulago Hospital, Kampala, Uganda». East African Medical Journal 80 (3): 140-143. ISSN 0012-835X. PMID 12762429. doi:10.4314/eamj.v80i3.8683. 
  11. «Preventing those so-called stillbirths». WHO. Consultado el 13 de diciembre de 2013. 
  12. Centro nacional para Estadística de Salud
  13. Andreasen, Stine (2014). «Acta Obstetricia et Gynecologica». Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica 93 (2): 152-158. PMID 24237480. doi:10.1111/aogs.12276. 
  14. «APFEL Handout: Birth Asphyxia & Cerebral Palsy». Colorado Bar Association. Archivado desde el original el 16 de abril de 2016. Consultado el 8 de abril de 2016. 
  15. Cohen, Frances M. (2003). «Origin and Timing of Brain Lesions in Term Infants with Neonatal Encephalopathy». The Lancet 361 (9359): 736-42. PMID 12620738. doi:10.1016/S0140-6736(03)12658-X. 
  16. Becher, J-C; Stenson, Bj; Lyon, Aj (1 de noviembre de 2007). «Is intrapartum asphyxia preventable?». BJOG: An International Journal of Obstetrics & Gynaecology (en inglés) 114 (11): 1442-1444. ISSN 1471-0528. PMID 17877776. doi:10.1111/j.1471-0528.2007.01487.x. 
  17. Van Eerden, Peter. «Summary of the Publication, "Neonatal Encephalopathy and Cerebral Palsy: Defining the Pathogenesis and Pathophysiology," by the ACOG Task Force on Neonatal Encephalopathy and Cerebral Palsy». Medscape. Consultado el 8 de abril de 2016.