Movimiento de eficiencia

El movimiento por la eficiencia fue un importante movimiento en Estados Unidos, Gran Bretaña y otras naciones industriales a principios del siglo XX que pretendía identificar y eliminar el despilfarro en todos los ámbitos de la economía y la sociedad, y desarrollar y aplicar las mejores prácticas.[1]​ El concepto abarcaba mejoras mecánicas, económicas, sociales y personales.[2]​ La búsqueda de la eficiencia prometía una gestión eficaz y dinámica recompensada por el crecimiento.[3]

Como resultado de la influencia de uno de sus primeros defensores, se conoce más a menudo como taylorismo.

Estados Unidos

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El movimiento por la eficiencia desempeñó un papel central en la era progresista de Estados Unidos, donde floreció entre 1890 y 1932. Sus partidarios sostenían que todos los aspectos de la economía, la sociedad y el gobierno estaban plagados de despilfarro e ineficiencia. Todo iría mejor si los expertos identificaran los problemas y los solucionaran. El resultado fue un fuerte apoyo a la construcción de universidades de investigación y escuelas de negocios e ingeniería, agencias municipales de investigación, así como a la reforma de hospitales y facultades de medicina, y a la práctica de la agricultura.[4]​ Quizás los líderes más conocidos fueron los ingenieros Frederick Winslow Taylor (1856-1915), que utilizaba un cronómetro para identificar las ineficiencias más pequeñas, y Frank Bunker Gilbreth Sr. (1868-1924), que proclamaba que siempre había «una manera mejor» de solucionar un problema.

Dirigentes como Herbert Croly, Charles R. van Hise y Richard Ely trataron de mejorar el rendimiento gubernamental formando expertos en administración pública comparables a los de Alemania, sobre todo en la Universidad de Wisconsin y en la Universidad de Pensilvania. Las escuelas de administración de empresas crearon programas de gestión orientados a la eficiencia.[5]

Gran Bretaña

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En ingeniería, el concepto de eficiencia fue desarrollado en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII por John Smeaton. Llamado el «padre de la ingeniería civil», estudió las ruedas hidráulicas y las máquinas de vapor. A finales del siglo XIX se habló mucho de mejorar la eficiencia de la administración y los resultados económicos del Imperio británico.[6]

La eficiencia nacional era un intento de desacreditar los anticuados hábitos, costumbres e instituciones que ponían a los británicos en desventaja frente a la competencia mundial, especialmente frente a Alemania, que se consideraba el epítome de la eficiencia.[7]​ Así, a principios del siglo XX, la "eficiencia nacional" se convirtió en una poderosa reivindicación, un movimiento apoyado por figuras prominentes de todo el espectro político que despreciaban el humanitarismo sentimental e identificaban el despilfarro como un error que ya no podía tolerarse.

Referencias

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  1. Rodgers, Daniel T. (2000). Social Politics in a Progressive Age (en inglés). Atlantic Crossings. 
  2. Haber, Samuel (1964). Efficiency and Uplift: Scientific Management in the Progressive Era, 1890–1920 (en inglés). 
  3. Alexander, Jennifer K. (2008). The Mantra of Efficiency: From Waterwheel to Social Control (en inglés). 
  4. Spillman, W. J. (1915). «The Efficiency Movement in Its Relation to Agriculture». The Annals of the American Academy of Political and Social Science (en inglés) 59: 65-76. ISSN 0002-7162. 
  5. Morris, Stuart (Abril de 1970). «The Wisconsin Idea and Business Progressivism». Journal of American Studies (en inglés) 4 (1): 39-60. 
  6. Arnold White (1901). Efficiency and Empire (en inglés). Universidad de Michigan. Methuen & co. 
  7. Searle, G. R. (1971). «The Quest for National Efficiency, 1899–1914: A Study in Politics and Political Thought». Oxford University Press (en inglés).