Partidismo negativo

El partidismo negativo es la tendencia de algunos votantes para formar sus opiniones políticas principalmente en oposición a partidos políticos que desagradan.[1]​ Mientras que el partidismo tradicional implica apoyar las posiciones de política de su propio partido político, el partidismo negativo signitica oponerse a aquellas posiciones de un partido que le desagrada al votante. El partidismo negativo ha sido señalado como una de las causas principales de la severa polarización en la política norteamericana.[2]​ El partidismo negativo también ha sido estudiado en el contexto canadiense[3]​ así como en el australiano y neozelandés.[4]​ Estudios internacionales indican que el partidismo negativo socava la satisfacción pública con democracia, lo cual amenaza la estabilidad democrática.[5]​ Tradicionalmente, los miembros de los partidos políticos suelen apoyar la democracia de su país, lo que en consecuencia promueve la estabilidad democrática.[5][6]

Alan Abramowitz, profesor de ciencia política en la Universidad de Emory, ha comparado al partidismo negativo con una rivalidad deportiva en la que los miembros de un equipo deportivo pueden tener desacuerdos internos acerca de su equipo pero están mayormente motivados por su aversión hacia el equipo contrario. De acuerdo a las investigaciones de Abramowitz, a partir de la década de los ochenta el partidismo negativo ha ido en aumento, incluso por encima de los sentimientos positivos hacia los propios partidos políticos de pertenencia, ello junto con el aumento del voto no diferenciado en donde no se ejerce el voto dividido, sino que se vota por el mismo partido político en todas las boletas y para todas las elecciones[2]​. De acuerdo al Centro de Investigación Pew[2][7]​, el fenómeno del partidismo negativo se exacerbó durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, en las que ambos candidatos, Donald Trump y Hillary Clinton, recibieron evaluaciones emocionales negativas nunca antes vistas.

Referencias editar

  1. Abramowitz, Alan I.; Webster, Steven W. (February 2018). «Negative Partisanship: Why Americans Dislike Parties But Behave Like Rabid Partisans: Negative Partisanship and Rabid Partisans». Political Psychology (en inglés) 39: 119-135. doi:10.1111/pops.12479. 
  2. a b c Abramowitz, Alan (September–October 2017). «'Negative Partisanship' Explains Everything». POLITICO Magazine (en inglés). Consultado el 13 de enero de 2020. 
  3. McGregor, R. Michael; Caruana, Nicholas J.; Stephenson, Laura B. (3 de julio de 2015). «Negative Partisanship in a Multi-party System: The Case of Canada». Journal of Elections, Public Opinion and Parties 25 (3): 300-316. ISSN 1745-7289. doi:10.1080/17457289.2014.997239. 
  4. Medeiros, Mike; Noël, Alain (June 2014). «The Forgotten Side of Partisanship: Negative Party Identification in Four Anglo-American Democracies». Comparative Political Studies (en inglés) 47 (7): 1022-1046. ISSN 0010-4140. doi:10.1177/0010414013488560. 
  5. a b Ridge, Hannah M. (12 de noviembre de 2020). «Enemy Mine: Negative Partisanship and Satisfaction with Democracy». Political Behavior (en inglés). ISSN 1573-6687. doi:10.1007/s11109-020-09658-7. 
  6. Aldrich, John H.; Bussing, Austin; Krishnamurthy, Arvind; Madan, Nicolas; Ice, Katelyn Mehling; Renberg, Kristen M.; Ridge, Hannah M. (2020), «Does a partisan public increase democratic stability?», Research Handbook on Political Partisanship (Edward Elgar Publishing): 256-265, ISBN 978-1-78811-199-7, consultado el 12 de febrero de 2021 .
  7. «Partisanship and Animosity in 2016». Pew Research Center. June 2016. Consultado el 13 de junio de 2020.