Hay una recurrente presencia de poemas de carácter
homoerótico en la
poesía hispanoárabe. La
literatura erótica, a menudo de la más alta calidad, floreció en la cultura islámica en una época en que la
homosexualidad, introducida como un refinamiento cultural en la cultura
omeya, desempeñaba en ella un papel importante. Entre los reyes
andalusíes la práctica de la homosexualidad con jóvenes era bastante corriente; entre ellos, el
abadí Al-Mu'tamid de
Sevilla y
Yusuf III del
reino nazarí de Granada escribieron
poesía homoerótica. El objeto de deseo, generalmente un sirviente, esclavo o cautivo, invertía el rol social en la poesía, convirtiéndose en dueño del amante, del mismo modo que sucedió con el
amor cortés de la Europa medieval cristiana. El homoerotismo presente en la poesía andalusí establece un tipo de relación similar al descrito en la
antigua Grecia: el poeta adulto asume un papel
activo frente a un
efebo que asume el
pasivo, lo que llegó a producir un
tópico literario, el de la aparición del «bozo», que permite, dada la ambigüedad descriptiva de los poemas, tanto en las imágenes como en los usos gramaticales, identificar el sexo del amante descrito.