Ramón Anglasell i Serrano

catedrático, economista y escritor español (1821-1863)

Ramón Anglasell i Serrano (Barcelona, 22 de enero de 1821-Premiá de Dalt, 18 de diciembre de 1863) fue un catedrático, economista y escritor español.[1][2]

Ramón Anglasell i Serrano
Información personal
Nacimiento 22 de enero de 1821 Ver y modificar los datos en Wikidata
Barcelona (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 18 de diciembre de 1863 o 1863 Ver y modificar los datos en Wikidata
Premiá de Dalt (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Educación
Educado en Universidad de Barcelona Ver y modificar los datos en Wikidata
Alumno de Eudald Jaumeandreu Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Economista, catedrático, jurista, escritor y político Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados
Empleador
Miembro de Real Academia de Buenas Letras de Barcelona Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Biografía editar

Siguió la carrera de jurisprudencia en la Universidad de Barcelona, recibiendo en 1843 el título de licenciado en claustro pleno.[1]​ En la cátedra de Economía Política sostenida por la Junta de comercio de Cataluña y desempeñada por Eudaldo Jaumeandreu, cursó aquella asignatura y, en los exámenes públicos celebrados en agosto de 1838, defendió la siguiente proposición: El raciocinio y la experiencia demuestran que el establecimiento de la maquinaria es útil a una nación.[1]​ Fue nombrado, por real orden, regente agregado de la facultad de Filosofía en octubre de 1847.[1]​ Asimismo, obtuvo en 1851 el nombramiento de catedrático de Economía Política y Derecho Público y Administrativo de la Universidad de Santiago; en 1853 fue trasladado a la de Barcelona.[1]​ A raíz del crecimiento del número de alumnos, se le encomendó en 1857 la enseñanza de Economía Política Mercantil e Industrial.[1]​ En 1863 pasó a desempeñar la cátedra de Instituciones de Hacienda Pública de España.[1]

Formó parte de una comisión de la universidad encargada de contestar a un interrogatorio del Gobierno sobre desestanco de sal y tabaco.[1]​ Asimismo, desempeñó en dos periodos distintos la consultoría del real patrimonio de Cataluña y formó el reglamento económico y administrativo de una casa de penitenciaria para esta capital, por encargo del alcalde corregidor.[1]​ En 1857 fue nombrado socio de número de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, así como de la económica.[1]​ Fue, además, uno de los fundadores del Ateneo Catalán.[1]

Falleció en Premiá, en la provincia de Barcelona, el 18 de diciembre de 1863.[1]​ Para honrar su memoria, el Ateneo Barcelonés le dedicó el día 18 de junio de 1878 una solemne sesión, en la que se dio lectura a trabajos escritos por algunos de sus socios, entre los que se contaban Francisco Miquel y Badía, José Flaquer, Juan Bautista Orriols y Manuel Durán y Bas.[1]​ Este último le dedicó, entre otros, el siguiente párrafo, que da una idea de cómo escribía:[3]

Distinguíase Anglasell por su facilidad en los trabajos literarios. Su espontaneidad era verdaderamente prodigiosa. El mérito de los mejores, y son notables todos, es hijo más bien de la inspiración que del estudio. Son los más improvisaciones verdaderas; pero a su lectura diría cualquiera que son fruto de largas meditaciones y del infatigable esmero de un escritor atildado. Generalmente trazaba Anglasell el plan a vuela pluma, apenas recibido el encargo o cautivada la imaginación por el asunto de alguna memoria o discurso. Después en su modestia lo consultaba; pocas veces, empero, tenía que enmendarlo; e impaciente por darle cima, lo desenvolvía casi siempre sin hojear un libro. Si no le escaseaba el tiempo, recorría algún autor de nota, e introducía modificaciones en el primitivo trabajo; no eran estas sin embargo sus mejores páginas; no eran aquella de que ha podido decir con expresión feliz Letamendi, que están escritas con pluma de oro y pensamientos de ángel. Anglasell tenía más ideas propias que adquiridas; en sus escritos y discursos había más intuición que meditación: esto les daba aquella ingenuidad de pensamiento y aquella galanura de frase que tanto embelesan En todos, sin excepción, se encuentran ideas oportunas, sensatas, me atreveré a decir simpáticas, naturalmente traídas y gentilmente ataviadas, que encadenaba con arte y desarrollaba con sobriedad y calor.

Obras editar

Escribió obras que versan sobre diversos asuntos y también algunos discursos y memorias, entre los que destacan:[4][2]

  • Memoria acerca de las ventajas que de la instrucción primaria puede reportar al país, especialmente los jefes de las familias obreras y dueños de establecimientos fabriles, proponiendo los medios más conducentes que pueden adoptarse para difundirla entre las clases jornaleras (1849)
  • Vida de San Ramón Nonato (1855)
  • Compendio de las lecciones de Economía Política (1858)
  • Extracto del discurso pronunciado por [...] en la Junta General Extraordinaria de la Sociedad Catalana General de Crédito (1859)
  • Discurso escrito para el acto de la constitución del Ateneo Catalán (1860)
  • Estudio sobre la remuneración del trabajo (1864)

Referencias editar

  1. a b c d e f g h i j k l m Elías de Molins, 1889, p. 92.
  2. a b Francesc Artal Vidal. «Ramón Anglasell i Serrano». Diccionario biográfico español (Real Academia de la Historia). Consultado el 5 de abril de 2019. 
  3. Elías de Molins, 1889, pp. 92-93.
  4. Elías de Molins, 1889, pp. 94-95.

Bibliografía editar

Enlaces externos editar