Salmonera
Se llama salmonera a la red para pescar salmones, de cuya acción procede su nombre.
La salmonera a pesar de su generalidad en la denominación, conforme el idioma de los pescadores, varía en algunas poblaciones de las costas españolas:
- en Galicia suelen significarla con la voz Pardillos. Es al modo de la que se conoce en aquellos mares con el nombre de Volante
- en algunas de Asturias la intitulan Trainera, como en Ribadesella
- en otros Rasgal, como en el Puerto de Suances
- en otros las llaman Redes de Albergo
El modo de usar de las Salmoneras es bastante sencillo pues se reduce a llevar la red en un barco, dejar uno de los cabos de ella en tierra. Procede el barco a calarla siguiendo largo trecho contra corriente ejecutando por su parte lo mismo los pescadores y al rematar el lance determinado, vuelve a la orilla de donde salió en la que reunidos ambos cabos tiran de ellos como a efecto de sacar a tierra la red con los salmones que llegó a coger. De esta manera continúan alternativamente sus lances hasta la noche, que se retiran a sus casas.
En los ríos menores se ejecuta la pesca de un modo diferente. Con motivo de que el raudal de las aguas es corto y por consiguiente pequeña la distancia de las orillas, se echan dos hombres por una y otra y van tirando de la salmonera con igualdad o desigualdad según conviene y siguen corriente arriba o abajo conforme les parece más a propósito. Si alguna vez la red se engancha en raíz o tronco de árbol oculto en el fondo por el mucho légamo o arena que la corriente del agua amontonó alrededor con motivo de alguna avenida o del poco cuidado de los que cortan los árboles o en fin por otra diversa causa, uno de los pescadores se desnuda y dedica a desenredar la red a cuyo efecto procura levantarla con cuidado, evitando se rompa.
Las cuerdas con que por uno y otro extremo se tira de la salmonera son bastante largas de modo que entre la red y los hombres que andan con ella suele haber el espacio por cada banda de doce a veintiséis metros (trece brazas). Al querer juntar las dos puntas, como no tienen barco, se echa al agua uno de los redadores por paraje que pueda vadear y alargando cabo va tomando una vuelta grande por el río hasta pasar a la orilla contraria y reunirse con su compañero.
Pero a tiempo que ejecuta esto, conserva en la mano un varal (que sirve para traer y llevar al hombro la red), con el que además procura ir golpeando el agua de tiempo en tiempo y apresurar el paso con toda prontitud hasta ver perfectamente concluido el encierro de los peces en el semicírculo que entonces forma la salmonera. Verificado este o muy próximo a verificarse, redobla los golpes a fin de que los salmones, que tal vez se hallan en la parte que se les presenta libre para escaparse, retrocedan asustados hacia el seno de la red y se enmallen. Cuando los pescadores tienen formado el círculo que deseaban, uno de ellos principia a dar con el varal terribles sacudiduras en medio. Parece a primera vista inútil está repetida operación la cual a veces suele practicarse también con piedras pero se dirige a que los peces que andan quizá todavía vagando por dentro del espacio de la Salmonera absolutamente no puedan escapar.
Cuando el paraje en que se pesca tiene algunas cuevas a las orillas en que se acogieron los salmones, uno de los pescadores se arroja al agua dentro del mismo cerco que forma la red y con el varal penetra hasta lo más interno de aquellas concavidades o bien a repetidos golpes desanida cuantos pueden encontrarse allí. Los peces perseguidos y acosados por todas partes no tienen huida a no ser que saltando por encima de los corchos se pongan en libertad y los pescadores entre tanto, procurando no perder momento aproximan cada vez los extremos de la red, que con presteza sacan por fin a tierra con todos los que pudo encerrar.
Los lances en estos ríos no son de consideración porque respecto el corto caudal de sus aguas no abundan tanto los salmones y solo se reda en las presas o pozos; pero son muchos los ríos de esta especie.
Pesca en las desembocaduras
editarAdemás de las pesquerías sedentarias de que acabamos de hablar, se emplean frecuentemente redes de tiro para pescar salmones y truchas en las desembocaduras de los ríos, sus lechos o madres y en los remansos o pequeños golfos donde se juntan muchos de los peces referidos, particularmente si se verifica desaguar allí algunos arroyos.
Cuando la tablada de agua es de bastante extensión, los pescadores redan con dos pequeños barcos llevando cada uno un cabo de la salmonera y al concluir el lance se reúnen para recogerla a bordo de uno de ellos, en cuya maniobra cobran la cuerda de los plomos a igual con la de los corchos, proporcionando así el natural árbol que forma la red, en el que se sujetan y sacan con más seguridad los peces.
Cuando los pescadores quieren echar sus redes, se juntan ordinariamente cuatro barcos. La chalupa que va cargada con la red tiene cinco hombres de tripulación; cuatro nadan formando un medio círculo, el quinto echa la red al agua, los otros tres barcos sirven para cobrar o levantar el arte. A este efecto cuando se intenta hacer semejante maniobra, dos barcos entran en el recinto y sus pescadores apalean las aguas para impedir que los peces salten por encima de los corchos; el tercero ejecuta lo mismo por la parte de afuera. De esta manera, proceden todos tres siguiendo el contorno de la figura que se ha hecho tomar a la red y todos ayudan a levantarla.
Cada pieza de esta red consta de treinta brazas de largo y tres de ancho y cada barco suministra una pieza que unidas completan el arte, con el que se pescan salmones en la embocadura de los ríos al subir la marea; bien que mezclados con otras varias especies de peces, que comúnmente suele abarcar la red. Cuando el espacio o extensión del agua es menos ancha, los dos barcos de concierto atracan a tierra y los pescadores saltando en ella tiran de la red hasta sacarla sobre la playa. Muchas veces, cuando no es muy ancha, uno de los barcos tira de un cabo de la salmonera y los pescadores siguiendo a pie por la orilla del río tiran del otro y sucesivamente atracando al paraje en que se concluye el lance, se reúnen todos para sacar la red a la ribera.
Si el número de pescadores no es suficiente para repartirse a tirar por los dos cabos, se asegura o anuda a una estaca el extremo de cierta cuerda delgada atada también por su otro extremo a uno de los cabos de la red, la cual toma el barco a su bordo y separándose de la orilla va echándola al agua y después de haber formado una porción de círculo de que resulta un recinto, se encamina hacia la estaca donde está atado el primer cabo de la red y los pescadores que se hallan en el barco saltan en tierra y tiran de ella.
Cuando la tablada de agua no tiene mucha profundidad y el suelo es bastante firme para poder caminar sobre él, se pescan también salomones y truchas con una especie de red de a pie que se puede llamar salmonera pequeña con la cual redan los pescadores metidos en el agua a cuyo efecto se ciñen o se ponen a modo de banda la lazada de los calones.
Ríos pequeños
editarAunque los medios que se emplean para coger salmones y truchas en ríos pequeños con una simple salmonera o una red de trasmallo no difieren esencialmente de las que acabamos de describir para la pesca en los grandes ríos, no obstante exigen ciertas maniobras que conviene explicar.
Cuando los pescadores tienen un barco, se sirven de él para pasar parte de su gente a la otra orilla del río. Al atravesarle se procura llevar uno de los dos cabos de la red que echan al agua y seguir por el río de concierto con los que han quedado en la otra orilla; bien que con la diferencia de que es preciso rastrear desde lo alto de la corriente hacia abajo para encontrar el pez que siempre va subiéndola.
Si el río es muy estrecho y los pescadores carecen de barco, atan al extremo de una cuerda delgada alguna piedra o percha, la cual arrojan luego con cuanta fuerza pueden al otro lado del río y entonces los que están en aquella parte cuidan al instante de cogerla con un gancho. Esta cuerdecilla sirve para poder echar mano de la red lo que una vez verificado y guardando sus debidas distribuciones, comienzan unos por una orilla y otros por otra, a llevar arrastrando una salmonera, (que a veces suele ser un trasmallo) siguiendo el curso del río.
Esta red va sostenida por las dos extremidades mediante cierto palo grueso que en uno de sus extremos tiene una piedra bastante grande, con cuyo contrapeso se mantiene en situación vertical y contribuye junto con los plomos del pie de la red y los corchos que están a la cabeza a mantenerla en una posición perpendicular a la superficie del agua.
Se ata en cada palo una cuerda de diez a doce abrazas de largo, más o menos, según la anchura del río, por la cual van tirando muchos hombres que caminan por la orilla del agua. Es fácil de concebir que la red tirada de este modo ha de formar en el medio un seno. Además, ponen los pescadores una cuerda en disposición de que la sujete por su parte inferior que sirve para cuando se quiere sacar el pescado: lo que ejecutan unas veces a la derecha y otras a la izquierda, según se presenta paraje cómodo para traer dicho arte a tierra.
Algunas veces acontece en los ríos que tienen poco ancho, no haber más que una orilla transitable o porque pertenece la parte opuesta de él a diferentes propietarios o porque el terreno es alto y no lo permite. En estos casos, si los pescadores tienen barco vencen la dificultad haciendo uso de él; pero si no, se ven en la precisión de mantenerse sobre la orilla que les pertenece y a fin de no perder su pesca recurren a la industria. Suspenden la cabeza de la red por medio de anillos de cuerda que ponen cerca unos de otros en una percha ligera que es más larga de lo precioso para atravesar el lecho de estos pequeños ríos. Y a fin de que esta percha flote mejor sobre el agua, cuidan de atar a ella algunas calabazas. Se amarra a la opuesta punta de la misma percha una cuerda delgada: entonces uno de los más robustos la sostiene lo mejor que puede a través del río y casi a flor de agua. Otro pescador que marcha delante, tira de una cuerda atada al remate de aquella, opuesta a la ribera y ayuda de este modo a sostenerla derecha. Esta maniobra es más practicable para la pesca del salmón que para otras porque se tira la red según el curso del agua. Cuando se quiere coger el pescado, el que sostiene la percha se detiene y el otro tirando de la cuerda que tiene a su cuidado, hace que la percha y red se acerquen a la orilla en cuyo caso los pescadores cogiendo el pie de la misma red y aproximándola a tierra, la sacan con la pesca que pudo coger. Como estas redes son muy finas, circunstancia precisa para que puedan manejarlas los pescadores, algunas veces mezclados con los peces cogen también zambullidores o pájaros de agua que no se recelan de ellas.
En las pescas de los ríos, particularmente en sus desembocaduras al mar, conviene colocarse donde el impulso del agua salada hace retroceder la dulce; porque parece que los salmones gustan mucho de semejantes parajes. Cuando las aguas están claras se debe pescar por la noche; pero si se hallan turbias o en tiempo de avenidas, se puede hacer la pesca de día.
Es visible que en vez de salmoneras se puede usar de trasmallos cuyas redes laterales tengan la malla de cuatro o cinco pulgadas de abertura en cuadro y dos la del centro. Lo largo de la red debe ser con proporción a la anchura del río y su caída según fuere la profundidad del agua, que muchas veces es de quince a dieciocho pies. Pero todas estas redes de tiro barriendo el fondo, destruyen gran copia de peces, estrago que se evitaría si la cuerda inferior quedase pendiente a la distancia de ocho a diez pulgadas del suelo del río, atando los plomos o piedras con cordelitos del mismo largo para que los peces pequeños puedan escapar por debajo o bien se mantuviesen las redes sostenidas centralmente en el agua mediante corchos de tamaño crecido, pues que como los salmones y truchas rara vez permanecen en el fondo, la posición de ellas en los términos insinuados es la más conveniente para cogerlos.
También se pescan salmones con una tela sencilla o sea red Salmonera. Se tiende al través del río para detener los peces que quieren subir y cuando se han juntado cerca de la red se pasa con un barco que con otra red pequeña forma una línea circular para rodearlos y sacarlos a tierra. Algunos pescadores se alejan con sus barcos a doscientas, trescientas o más brazas y vuelven batiendo el agua con varales para obligar a los peces a que se junten cerca de la red tendida al través del río. Esta pesca no se hace más que de día.
Referencias
editarDiccionario histórico de los artes de la pesca nacional, Antonio Sañez Reguart, 1795