Proteo «Tito» Liviano es uno de los personajes principales de la serie final de los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós,[1]​ escritor y periodista de El Debate, ferviente republicano, buen orador y afortunado galán en la amenidad de sus conquistas amorosas en el Madrid decimonónico.[2]​ Personaje mujeriego procedente de una familia tradicionalista de Álava,[a]​ aparece en Madrid a finales del siglo xix cuando se narran los acontecimientos del cambio de régimen con la elección de Amadeo I como Rey de España.

Hace su aparición en el episodio Amadeo I, y narra los acontecimientos de la llegada al trono de Amadeo I, la proclamación de la I República, su posterior descomposición con la Rebelión cantonal (narrando los hechos desde Cartagena), la Tercera guerra carlista en el frente vasco-navarro y la muerte de Manuel Gutiérrez de la Concha en la batalla de Abárzuza, la toma de Cuenca por tropas carlistas y la restauración borbónica con la llegada de Alfonso XII de la mano de Antonio Cánovas del Castillo.

A diferencia de los personajes anteriores, Tito Liviano narra en ocasiones los hechos de forma no lineal, mezclando los hechos como reales e imaginarios. Con él, en la misma ensoñación, crea Galdós a Mariclío,[3]​ a imagen y semejanza que el personaje de la «Madre» El caballero encantado,[4]​ llamada también «Tía Clío Mariana», una especie de musa o personificación de la Historia de España, mujer de elevada edad, aspecto cambiante y conducta extravagante, «personaje numinoso omnipresente», que toma a Tito bajo su protección y le transforma en «duendecillo invisible» para que actúe de observador de los acontecimientos históricos y se los transmita a continuación.[5]​ De la mano de Mariclío, musa de la Historia y de sus hermanas, las musas de las artes, su mente cree presenciar hechos de la historia y trasladarse en el espacio.

Los personajes galdosianos que se relacionan con Tito son de otros episodios o novelas, como José Ido del Sagrario y su mujer e hija, Nicanora y Rosita; la musa Mariclío, Leonarda Bravo Leona la Brava, Silvestra Irigoyen Chilivistra y las conquistas amorosas del protagonista.

El propio escritor vivió los sucesos narrados, y el personaje no parece un personaje real, sino un desdoblamiento interior del autor,[1]​ el narrador «ubicuo y omniscente»[6]​ que le sirve a Galdós de heterónimo. Por ejemplo, el periódico en el que trabaja Tito Liviano, El Debate, fue dirigido por el propio Galdós entre 1871 y 1873.[7]

Véase también editar

Notas editar

  1. En el capítulo II de Amadeo I se narra su origen: «Si queréis saber algo de mi ascendencia os diré que es un extraordinario ciempiés o cienramas. Por mi padre tengo sangre de los Pipaones y Landázuris de Álava, absolutistas hasta la rabia, y sangre de los Torrijos y Porlieres, mártires de la Libertad. Mi madre me ha transmitido sangre de verdugos como González Moreno y Calomarde, sangre de Zurbanos, y aun la de fieros demagogos, ateos y masones. Mi abolengo es, pues, de una variedad harto jocosa. Yo, con paciencia y saliva, quiero decir tinta, he reconstruido mi árbol, y en él tengo señoras linajudas, títulos de Castilla, que casi se dan la mano con logreros y mercachifles de baja estofa; tengo un obispo católico, un cura protestante, una madre abadesa, dos gitanos, una moza del partido, un caballero del hábito de Santiago y varios que lo fueron de industria... Soy, pues, un queso de múltiples y variadas leches. Debo declarar que de la heterogeneidad de mis fundamentos genealógicos he salido yo tan complejo, que a menudo me siento diferente de mí mismo.»

Referencias editar

  1. a b Gullón, 1987, p. 235.
  2. Muñoz Marquina, 1988, pp. 251-269.
  3. Casalduero, 1951, p. 207.
  4. Fernández Cordero, Carolina (2014). «Ideología y novela en Galdós (1901-1920)». UAM (tesis). pp. 48 y 346 y ss. Consultado el 11 de abril de 2018. 
  5. Casalduero, 1951, p. 203.
  6. Muñoz Marquina, 1988, p. 263.
  7. Ortiz-Armengol, Pedro (2000). Vida de Galdós. Barcelona: Crítica. p. 124-127. ISBN 8484320731.