Torre de telegrafía óptica de Valverde de Júcar

torre número 16 de la línea de Barcelona vía Valencia

La torre de telegrafía óptica de Valverde de Júcar es una de las que formaba parte de la línea de Barcelona, que había de comunicar Madrid con aquella ciudad vía Valencia.

Localización
País España
Ubicación Valverde de Júcar

La telegrafía óptica en España editar

La telegrafía óptica es un invento que se remonta al siglo de la Ilustración, el siglo XVIII. Fue un avance tecnológico de gran importancia, nacido en Francia, que facilitó la rápida transmisión de noticias. En España las líneas de telégrafo óptico no se levantaron hasta la década de 1840, época en la que en Europa ya empezaba a funcionar la telegrafía eléctrica. Por motivos de seguridad se desechó este último tipo de telegrafía dado el peligro de corte de cables por bandoleros o insurgentes.[1]

Estas torres fueron construidas entre 1848 y 1849 para poner en marcha un servicio de mensajería rápida que supusiera una gran revolución en la comunicación postal del siglo XIX entre la capital y la periferia del país. Este sistema permitía que un mensaje se transmitiera de la primera a la última torre en tan solo treinta minutos.[1]

La línea Madrid-Valencia comienza su construcción en 1848 y su funcionamiento un año más tarde con treinta torres. La primera estación estaba en Madrid en el edificio de la Aduana, actual Ministerio de Economía y Hacienda al comienzo de la calle Alcalá y el final en el convento de San Francisco de Valencia, hoy desaparecido. Enlazaba con la línea Valencia-Barcelona.[1]

Los telegrafistas fueron principalmente militares licenciados los cuales se consideraban preparados para dicha misión. Muchos excombatientes de la Primera Guerra Carlista entraron en el servicio por considerarse los más indicados por las penalidades que tendrían que soportar. La organización que se dio al cuerpo de telégrafos fue paramilitar con un nivel superior (facultativo) con acceso al código secreto y otro inferior compuesto por operarios. Las líneas se organizaban militarmente en divisiones con jefatura en cada capital de provincia y cada división en cuatro o cinco secciones compuesta a su vez de cinco o seis estaciones. El personal reclutado, entre oficiales del ejército, lo componían los inspectores de línea, de 1.ª y de 2.ª clase. El primero era José María Mathé Aragua y de los segundos había dos por cada línea. La dotación teórica de cada estación era de dos operarios, más un auxiliar. Los torreros se alternaban entre sí por turnos. Para que un servicio así funcionase con diligencia se exigía una rigurosa disciplina que exigía una organización paramilitar. Los edificios levantados para servir de soporte a este nuevo avance tecnológico fueron diseñados como torres defensivas fortificadas, como la que se encuentra en Graja de Iniesta o se ocuparon otros edificios suficientemente fortificados. Por orden ministerial de uno de marzo de 1844 se señalaban las condiciones que debían cumplir los lugares donde se colocasen las estaciones repetidoras del telégrafo óptico:

  • La distancia entre las estaciones sería como mínimo de dos leguas y máximo de tres, teniendo en cuenta los accidentes geográficos.
  • Deberían seguirse las carreteras existentes buscando la mayor seguridad de las zonas transitadas.
  • Las estaciones se fijarían en poblaciones siempre que fuera posible.
  • En las capitales de provincia se debería procurar colocar las estaciones en el mismo edificio que las autoridades civiles o militares.
  • Eran preferibles edificios fortificados del Estado, torres de iglesias o ermitas, castillos o casas fuertes que pudieran defenderse en caso de necesidad.
  • Se debería mantener la alineación siempre que fuera posible procurando un radio visual de la línea perpendicular al frente de cada torre, aunque según escribe Madoz: la mayor y más esencial ventaja que lleva, sin disputa, nuestra máquina telegráfica a todas las demás conocidas es la de que sus signos son visibles con igual claridad desde todos los puntos del horizonte, al paso que en la de otros países la percepción de aquellos solo es exacta cuando se observan en una dirección perpendicular....[1]

Descripción de la torre editar

Situada en el municipio de Valverde de Júcar, a 884 m s. n. m., la torre se levanta sobre un zócalo de 1’28 metros de altura máxima. El primer cuerpo es recto, no ataluzado como el resto de las torres ópticas, y una sola aspillera central, en ladrillo. La moldura intermedia es de piedra entre dos hiladas de ladrillo y se levanta a 2’20 metros sobre el zócalo. Conserva el revoco, ocre, en los lados sur y este. En el lado oeste solo queda la jamba derecha de la aspillera, igual que el vano superior. Del vano superior solo queda parte de las jambas, con el orificio para el anteojo. En la fachada norte, se aprecia el hueco de la puerta de acceso en el primer piso. Techo y planta interior se han perdido.[2][3]

La unidad de estilo constructivo con los planos de Mathé no se mantuvo en esta torre y se considera que ya desde origen tuvo únicamente dos plantas –lo habitual fueron tres- y que por ese motivo su acceso estuvo en el lado norte.[3]

Historia editar

Es la torre número dieciséis del tramo entre Madrid y Valencia. Se construyó a finales de 1849 y funcionó entre 1850 y 1855. Fue incendiada y destruida durante los disturbios de la Vicalvarada, a principios de julio de 1854. Fue reconstruida aquel mismo verano, ya que la línea de Valencia siguió funcionando después de la destrucción de la torre.[2]

La torre fue sede de la oficialía de la tercera sección, que cubría de Valverde al Atalayón.[3]

Referencias editar

  1. a b c d C. Pérez-Olagüe. http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/detalles_bics.asp?IdInmueble=5648
  2. a b «Castillos de España. Torre de Valverde». 
  3. a b c «Telegrafía Óptica - Valverde del Júcar». telegrafiaoptica.wikispaces.com. Consultado el 25 de mayo de 2018.