Usuario:Alonso de Mendoza/Taller

Trasfondo editar

Desde la conquista normanda de 1066, los monarcas ingleses habían tenido títulos y tierras dentro de Francia, cuya posesión los convertía en vasallos de los reyes de Francia.[1]​ Tras una serie de desacuerdos entre Felipe VI de Francia (r. 1328–1350) y Eduardo III de Inglaterra (r. 1327–1377), el 24 de mayo de 1337 el Gran Consejo de Felipe en París acordó que las tierras que poseía Eduardo en Francia debían volver a manos de Felipe con el argumento de que aquel había incumplido sus obligaciones como vasallo. Esto marcó el comienzo de la Guerra de los Cien Años, que duraría en realidad 116 años.[2]

Eduardo III de Inglaterra según un retrato idealizado del siglo XVIII

El 29 de junio de 1345 zarpó de Inglaterra el ejército de Eduardo y ancló en La Esclusa en Flandes hasta el 22 de julio, mientras el rey inglés atendía asuntos diplomáticos.[3]​ Mientras navegaba, probablemente con la intención de desembarcar en Normandía, su flota fue dispersada por una tormenta. Hubo otras demoras, por lo que resultó imposible hacer nada con ese ejército antes del invierno.[4]​ Mientras tanto, Enrique, conde de Derby, dirigió una campaña destructiva a través de Gascuña al frente de un ejército anglo-gascón.[5]​ Derrotó con claridad a dos grandes ejércitos franceses en las batallas de Bergerac y Auberoche, capturó más de cien ciudades y fortificaciones francesas en Périgord y Agenais, dando así profundidad estratégica a las posesiones inglesas en Gascuña.[6]

En marzo de 1346, marchó sobre Gascuña un ejército francés de entre 15 000 y 20 000 efectivos,[7]​ «enormemente superior» a cualquier fuerza que los anglo-gascones pudieran desplegar, del que formaban parte todos los oficiales militares de la casa real[8]​ comandados por Juan, duque de Normandía, hijo y heredero de Felipe VI. Asediaron la ciudad estratégica importante de Aiguillon.[9]​ El 2 de abril, se anunció una leva general para que tomaran las armas todos los hombres capaces en el sur de Francia.[7][10]​ Los esfuerzos financieros, logísticos y humanos franceses se centraron en esta ofensiva. Derby, que había pasado a ser conde de Lancaster,[11]​ pidió ayuda urgente a Eduardo.[12]​ El rey inglés estaba obligado moral y contractualmente a socorrer a su vasallo, pues su acuerdo con Lancaster declaraba que, si éste era atacado por fuerzas superiores, Eduardo «lo rescataría de una forma u otra».[13]

Mientras tanto, Eduardo estaba reclutando un nuevo ejército y reunió más de 700 buques para transportarlo, la flota inglesa más grande hasta la fecha.[14][15]​ Los franceses estaban al tanto de los movimientos del rey inglés, y para protegerse contra la posibilidad de su desembarco en el norte de Francia, confiaron en su poderosa armada.[16]​ Sin embargo, la flota francesa fue incapaz de detener a las naves inglesas y Eduardo cruzó con éxito el Canal de la Mancha.[16]

Preludio editar

 
Mapa de la ruta de Eduardo III por Francia en 1346

Los ingleses desembarcaron en Saint-Vaast-la-Hougue, Normandía, el 12 de julio de 1346. Lograron una completa sorpresa estratégica y marcharon hacia el sur.[17]​ Los soldados de Eduardo arrasaron cada pueblo en su camino y saquearon todo lo que pudieron de la población. Caen, el centro cultural, político, religioso y financiero del noroeste de Normandía, fue asaltada el 26 de julio y posteriormente saqueada durante cinco días, durante los cuales más de 5000 soldados y civiles franceses fueron asesinados. Entre los pocos prisioneros estuvo Raúl, conde de Eu y condestable de Francia. El 29 de julio, Eduardo envió su flota de regreso a Inglaterra, cargada de botín, con una carta ordenando que se recogieran refuerzos, se embarcaran suministros y se recaudara dinero, y que se los enviaran a reunirse con su ejército en Le Crotoy, en la orilla norte de la desembocadura del río Somme.[18][19]​ Los ingleses marcharon hacia el río Sena el 1 de agosto.[20]

La posición militar francesa era difícil. Su ejército principal, comandado por Juan, duque de Normandía, hijo y heredero de Felipe VI, estaba enfrascado en el asedio interminable de Aiguillon en el suroeste. Después de su desembarco sorpresa en Normandía, Eduardo estaba devastando algunas de las tierras más ricas de Francia y haciendo alarde de su capacidad de marchar sin oposición a través del reino. El 2 de agosto, una pequeña fuerza inglesa apoyada por fuerzas flamencas invadió Francia desde Flandes, por una zona en la que las defensas francesas eran totalmente insuficientes. El tesoro del reino estaba además casi vacío. El 29 de julio, Felipe VI ordenó una leva general en el norte de Francia y que todos los hombres capacitados se reunieran en Ruan, a donde su rey llegó el 31.[21][22]​ El 7 de agosto, los ingleses llegaron al Sena, a 19 km al sur de Ruan, y giraron hacia el sureste. Para el 12 de agosto, el ejército de Eduardo estaba acampado en Poissy, a 32 km de París, después de haber dejado una franja de destrucción de 30 km de ancho en la orilla izquierda del Sena,[23]​ quemando incluso pueblos a menos de 3 km de París.[24][25]​ El ejército de Felipe marchó paralelo a los ingleses por la otra orilla y acampó al norte de París, donde recibió nuevos refuerzos. París estaba alborotada, abarrotada de refugiados, por lo que se hicieron preparativos para defender la capital calle por calle.[26]

 
Felipe VI de Francia

Felipe envió órdenes al duque Juan de Normandía insistiendo en que abandonara el asedio de Aiguillon y marchara con su ejército hacia el norte, lo que hizo con tanto retraso el 20 de agosto que finalmente no llegaría a tiempo para cambiar el curso de los acontecimientos en el norte.[27]​ El ejército francés en las afueras de París estaba formado por unos 8000 hombres de armas, 6000 ballesteros y muchas levas de infantería. Felipe envió el 14 de agosto una carta de desafío sugiriendo que los dos ejércitos combatieran en un lugar cercano y en un momento acordados mutuamente. Eduardo respondió que se encontraría con Felipe al sur del Sena, pero sin comprometerse realmente. El 16 de agosto los franceses tomaron posiciones, pero Eduardo quemó rápidamente Poissy, destruyó su puente y marchó hacia el norte.[28][29]

Los franceses habían llevado a cabo una política de tierra quemada, llevándose todos los alimentos almacenados y obligando así a los ingleses a extenderse en una amplia área para conseguir suministros, lo que retrasó mucho su avance. Bandas de campesinos franceses atacaron a algunos de los grupos de soldados ingleses que recolectaban alimentos. Felipe llegó al río Somme un día antes que Eduardo, estableció su base en Amiens y envió grandes destacamentos para proteger todos los puentes y cruzar el Somme entre Amiens y el mar. Los ingleses ahora estaban atrapados en una zona con escasez de alimentos. Los franceses salieron de Amiens y avanzaron hacia el oeste, hacia los ingleses, dispuestos a plantar batalla sabiendo que tendrían la ventaja de poder ponerse a la defensiva mientras los ingleses se verían obligados a intentar abrirse paso a través de su enemigo.[30]

Eduardo estaba decidido a romper el bloqueo francés del Somme[31]​ y sondeó en varios puntos, atacando en vano en Hangest y Pont-Remy antes de moverse hacia el oeste por la orilla del río. Los suministros ingleses se estaban acabando y el ejército estaba hambriento y desmoralizado.[32]​ En la noche del 24 de agosto, los ingleses acamparon al norte de Acheux, mientras que los franceses estaban a 10 km de distancia en Abbeville. Durante la noche, los ingleses iniciaron el paso de un vado llamado Blanchetaque, defendido por una fuerza de 3500 franceses. Los arqueros ingleses y los hombres de armas a caballo entraron en el río y después de un breve combate derrotaron a los franceses. El principal ejército francés había seguido a los ingleses, y sus exploradores capturaron a algunos rezagados y varios carros, pero Eduardo consiguió poner distancia con ellos. Tal era la confianza entre los franceses de que Eduardo no vadearía el Somme, que la zona de la otra orilla no había sido objeto de la política de tierra quemada, lo que permitió que el ejército de Eduardo la saqueara y se reabasteciera.[33][34]

Mientras tanto, los flamencos, que habían sido rechazados por los franceses en Estaires, sitiaron a Béthune el 14 de agosto. Después de varios contratiempos, fueron rodeados, quemaron sus armas de asedio y pusieron fin a su campaña el 24 de agosto.[35]​ Eduardo recibió la noticia de que los flamencos no lo reforzarían poco después de cruzar el Somme. Además, no se veían los barcos que estaba previsto que los esperaran en Le Crotoy, por lo que el rey inglés decidió enfrentarse al ejército de Felipe con las fuerzas que tenía. Tras haberse sacudido temporalmente la persecución francesa, empleó el tiempo ganado en preparar una posición defensiva en Crécy-en-Ponthieu.[34]​ Los franceses regresaron a Abbeville, cruzaron el Somme por su puente y retomaron la persecución de los ingleses.[36]

Fuerzas enfrentadas editar

Ejército inglés editar

El ejército del rey Eduardo III estaba compuesto principalmente por soldados ingleses y galeses, junto con algunas tropas bretonas y flamencas aliadas y algunos mercenarios alemanes.[15][37]​ Sin embargo, se desconoce el tamaño exacto y la composición de las fuerzas inglesas. Las estimaciones contemporáneas varían ampliamente; por ejemplo, la tercera versión de las Crónicas de Froissart más que duplica su estimación en la primera.[38]​ Los historiadores modernos han estimado su tamaño entre 7000 y 15 000 hombres.[39]​ Andrew Ayton sugiere una cifra de alrededor de 14 000: 2500 hombres de armas, 5000 arqueros largos, 3000 hobelars (caballería ligera y arqueros montados) y 3500 lanceros.[40]​ Clifford Rogers sugiere 15 000: 2500 hombres de armas, 7000 arqueros largos, 3250 hobelars y 2300 lanceros. Jonathan Sumption, según la capacidad de carga de su flota de transporte original, cree que la fuerza era de alrededor de entre 7000 y 10 000.[41]​ Hasta mil hombres de ese ejército eran delincuentes condenados a los que se había alistado bajo la promesa de recibir el perdón real al final de la campaña.[42][43]​ Alrededor de la mitad de los soldados ingleses, incluidos los delincuentes, eran veteranos.[44][45]

Los hombres de armas de ambos ejércitos llevaban un gambesón acolchado debajo de una cota de malla que cubría el cuerpo y las extremidades. A ello añadían cantidades variables de armadura de placas en el cuerpo y las extremidades, más entre los hombres más pudientes y con más experiencia. Las cabezas se las protegían con bacinetes: cascos militares de hierro o acero con la cara descubierta, con una malla unida al borde inferior del casco para proteger la garganta, el cuello y los hombros. Una visera móvil actuaba de protector facial. Llevaban también escudos que tenían su parte superior recta y la inferior picuda, normalmente hechos de madera delgada cubierta de cuero. Los hombres de armas ingleses combatieron desmontados, y aunque no sabemos las armas que usaron, en batallas similares emplearon sus lanzas a modo de picas o lucharon con espadas y hachas de guerra.[46][47][48][49]

 
Réplica moderna de una punta bodkin, como las usadas por los arqueros ingleses en Crécy.

El arco largo utilizado por los arqueros ingleses y galeses era exclusivo. Se tardaba hasta diez años en dominar su uso y podía disparar hasta diez flechas por minuto a más de 300 metros.[50]​ Un análisis informático realizado por la Universidad Tecnológica de Varsovia en 2017 demostró que las flechas de punta bodkin podrían penetrar la armadura de placas típica de la época a 225 metros. La profundidad de penetración sería poca a esa distancia, pero su capacidad de penetración aumentaba a menor distancia o si la armadura era de poca calidad.[51]​ Las fuentes contemporáneas mencionan frecuentemente flechas que perforan armaduras.[52]​ Los arqueros llevaban un carcaj de 24 flechas, pero durante la mañana de la batalla, cada uno recibió dos carcajes más, hasta un total de 72 flechas por arquero. Esto solo era suficiente para unos quince minutos disparando a la velocidad máxima, aunque a medida que avanzaba la batalla, la velocidad se ralentizaría. Desde los vagones de retaguardia llegaría un suministro regular de proyectiles, mientras que los arqueros también se aventurarían hacia adelante durante las pausas en los combates para recuperar flechas.[53]​ Los historiadores modernos sugieren que se pudieron disparar hasta medio millón de flechas durante la batalla de Crécy.[54][55]

 
Dibujo de una bombarda inglesa como las usadas en la batalla de Crécy

El ejército inglés también estaba equipado con varios tipos de armas de pólvora, aunque su número es desconocido: pistolas pequeñas que disparaban bolas de plomo; ribadoquines que lanzaban flechas de metal o racimos de metralla; y bombardas, un tipo primigenio de cañón que disparaba bolas de metal de 80–90 mm de diámetro. Los relatos contemporáneos y los historiadores modernos difieren sobre qué tipos y cuántas de estas armas estaban presentes en Crécy, pero desde entonces se han recuperado en el lugar de la batalla varias bolas de hierro compatibles con la munición de bombardas.[56][57][58]

Ejército francés editar

Hay todavía menos certezas sobre el tamaño exacto del ejército francés debido a que se perdieron los registros financieros de la campaña de Crécy, aunque existe un consenso de que era sustancialmente más grande que el inglés. Los cronistas contemporáneos lo señalan como extremadamente grande para la época y estiman su tamaño entre 72 000 y 120 000 hombres. Los números de hombres de armas a caballo oscilan entre 12 000 y 20 000.[59]​ Un cronista italiano afirmó que hubo en el combate hasta 100 000 caballeros (hombres de armas), 12 000 soldados de infantería y 5000 ballesteros.[60]​ Los cronistas contemporáneos estiman que los ballesteros presentes eran entre 2000 y 20 000.[61]

 
Ballesteros italianos

Los historiadores consideran estos números como exagerados y poco realistas, sobre la base de los registros conservados del tesoro de guerra de 1340, seis años antes de la batalla.[62]​ Clifford Rogers estima que «el ejército francés era al menos el doble de grande que el [inglés], y quizás hasta el triple».[63]​ Según las estimaciones modernas, 8000 hombres de armas formaban el núcleo del ejército francés,[63]​ apoyados por entre dos y seis mil ballesteros mercenarios reclutados principalmente en la ciudad comercial de Génova,[64]​ y un «gran número, aunque indeterminado, de infantería común».[65]​ No se sabe con certeza cuántos soldados de infantería, milicianos y levas con niveles variables de equipamiento y formación estuvieron presentes, pero es seguro que por sí solos superaban en número al ejército inglés.[66][65]

Los hombres de armas franceses estaban equipados de manera similar a los ingleses.[47]​ Iban montados en caballos completamente desguarnecidos y llevaban lanzas de madera, generalmente de fresno, con punta de hierro y de aproximadamente cuatro metros de largo.[67]​ Muchos de los hombres de armas en el ejército francés eran extranjeros: algunos se unieron individualmente por puro espíritu de aventura y las atractivas pagas ofrecidas.[68]​ Otros pertenecían a contingentes aportados por los aliados de Felipe: tres reyes, un príncipe-obispo, un duque y tres condes lideraron las comitivas de territorios no franceses.[69]

Desde que Felipe llegó al trono, los ejércitos franceses habían ido aumentando su número de ballesteros.[70]​ Como había pocos arqueros en Francia, generalmente eran reclutados en el extranjero, principalmente en Génova.[68]​ Eran soldados profesionales y en la batalla se protegían de misiles con un pavés: escudos muy grandes con sus propios portadores, detrás de cada uno de los cuales podían protegerse tres ballesteros.[70]​ Un ballestero entrenado podría disparar su arma aproximadamente dos veces por minuto.[71]

Despliegues iniciales editar

Eduardo desplegó su ejército en una ubicación cuidadosamente seleccionada,[72]​ mirando hacia el sureste en una ladera inclinada, punteada de matorrales y terrazas, en Crécy-en-Ponthieu.[73]​ Era un territorio que Eduardo había heredado de su madre y que muchos ingleses conocían; se ha sugerido que esa ubicación había sido considerada durante mucho tiempo como un sitio adecuado para una batalla.[72][74][75]​ El flanco izquierdo llegaba hasta la villa de Wadicourt, mientras que el derecho estaba protegido por el propio Crécy y más allá por el río Maye. Esto dificultaba que los franceses los flanquearan.[38][76]​ La posición tenía una ruta de retirada despejada en caso de que los ingleses fueran derrotados o sometidos a una presión intolerable.[77]​ Mientras esperaban que los alcanzaran, los ingleses cavaron pozos frente a sus posiciones, con la intención de desordenar a la caballería atacante, y colocaron varias armas primitivas de pólvora.[78][79]​ Eduardo deseaba provocar a los franceses a lanzar una carga de caballería cuesta arriba contra sus sólidas formaciones de infantería, respaldados por lanceros galeses y flanqueados por arqueros.[80][81]​ El ejército estuvo en posición desde el amanecer, por lo que estaba descansado y bien alimentado,[82]​ lo que les daba una ventaja sobre los franceses, que no descansaron antes de la batalla.[38][76]​ Tras derrotar decisivamente a un gran destacamento francés dos días antes, la moral de las tropas inglesas era alta.[83][84]

 
Mapa táctico de la batalla.

El ejército inglés se desplegó en tres divisiones, o «batallas», con dos delante y una en la reserva. El hijo de Eduardo, el Príncipe de Gales, ayudado por el conde de Warwick, dirigió la mayor de las batallas de primera línea. La otra fue liderada por los condes de Northampton y Suffolk y posicionado a la izquierda del Príncipe de Gales. El rey dirigió la batalla de reserva. Cada división estaba compuesta por hombres de armas en el centro, todos a pie, con filas de lanceros inmediatamente detrás de ellos, arqueros en cada flanco y hostigadores delante.[85][86]​ Muchos de los arqueros estaban ocultos en pequeños bosques o tumbados en los trigales.[87]​ El tren de equipaje se colocó en la parte trasera de todo el ejército, donde fue rodeado y fortificado, para servir como cuadras para los caballos, como una defensa contra cualquier posible ataque desde la retaguardia y como punto de reunión en caso de derrota.[38][88]

Alrededor del mediodía del 26 de agosto, los exploradores franceses, que avanzaban hacia el norte desde Abbeville, vieron a los ingleses. Los ballesteros, dirigidos por Antonio Doria y Carlo Grimaldi, formaban la vanguardia francesa. Los seguía una gran batalla de hombres armados liderados por el conde Carlos de Alenzón, hermano de Felipe, acompañado por el rey ciego Juan de Bohemia. La siguiente batalla era dirigida por el duque Rodolfo de Lorena y el conde Louis de Blois, mientras que el rey Felipe comandaba la retaguardia.[89]​ Cuando se tuvo noticia de que los ingleses se habían parado para luchar, los contingentes franceses apremiaron el paso, compitiendo entre ellos para llegar al frente de la columna. Los italianos permanecieron en vanguardia, mientras que los hombres de armas a caballo dejaron atrás a la infantería y los carros que los acompañaban.[90][91]​ La disciplina se perdió; los franceses acusaron la ausencia de su condestable, que normalmente era responsable de organizar y dirigir el ejército, pero que había sido capturado en Caen.[92][93]​ Una vez que se detuvieron, la infantería se fue uniendo lentamente a la batalla de Felipe mientras marchaban hacia el noroeste desde Abbeville.[85][90]

Después de reconocer la posición inglesa, se celebró un consejo de guerra donde los altos oficiales franceses, que confiaban completamente en la victoria, aconsejaron un ataque, pero no hasta el día siguiente.[94]​ El ejército estaba cansado de una marcha de 19 km y necesitaba reorganizarse para poder atacar con fuerza.[95]​ También se sabía que el conde de Saboya, con más de 500 hombres de armas, marchaba para unirse a los franceses y estaba cerca;[96]​ de hecho, interceptaría a algunos de los supervivientes franceses el día después de la batalla.[62]​ A pesar de este consejo, los franceses atacaron esa misma tarde. No está claro por las fuentes contemporáneas si esta fue una elección deliberada del rey Felipe, o porque muchos de los caballeros franceses siguieron presionando y la batalla comenzó en contra de sus deseos.[97]​ El plan de Felipe era utilizar las flechas de largo alcance de sus ballesteros para diezmar la infantería y romper y desmoralizar a las formaciones inglesas, a fin de permitir que los hombres de armas a caballo que lo acompañaban penetraran entre sus filas y los derrotaran.[98][99]​ Los historiadores modernos generalmente consideran que era un enfoque práctico, de éxito probado contra otros ejércitos.[100]

Batalla editar

Duelo de arqueros editar

 
La batalla de Crécy según un grabado decimonónico

El ejército francés avanzó a última hora de la tarde, desplegando su sagrado pendón de batalla, la oriflama, indicando que no se harían prisioneros.[101][102]​ A medida que avanzaban, una repentina tormenta de lluvia estalló sobre el campo. Los arqueros ingleses desmontaron las cuerdas de sus arcos para evitar que se aflojaran; los genoveses con sus ballestas no necesitaban tomar precauciones, ya que sus cuerdas de lazo estaban hechas de cuero.[103]​ Los ballesteros se enfrentaron a los arqueros ingleses en un duelo de tiro con arco,[104]​ pero resultaron claramente derrotados por sus oponentes[105]​ gracias a la cadencia de tiro más de tres veces mayor de los arcos largos ingleses.[106][107]​ Los ballesteros además combatieron sin sus paveses protectores, que todavía estaban con el equipaje francés, al igual que sus suministros de reserva de municiones.[99][108][109]​ El lodo también dificultó su capacidad de recargar, pues necesitaban presionar los estribos de sus armas contra el suelo y, por lo tanto, eso redujo su cadencia de tiro.[103]​ Los italianos fueron rápidamente derrotados y huyeron.[110]​ Conscientes de su vulnerabilidad sin los paveses, quizá solo hicieron un esfuerzo simbólico.[111]​ Los historiadores modernos no se ponen de acuerdo en la cantidad de bajas que sufrieron, pero debieron ser muy pocas porque algunas fuentes contemporáneas sugieren que quizá ni siquiera llegaron a disparar y el estudio especializado más reciente concluye que dispararon precipitadamente tal vez dos andanadas, tras lo cual se retiraron sin llegar a ofrecer un verdadero duelo con los arqueros ingleses.[111]

Los caballeros y nobles que les seguían en la división de Alenzón, obstaculizados por los ballesteros mercenarios derrotados, los atacaron mientras se retiraban. Según la mayoría de los relatos contemporáneos, los ballesteros eran considerados cobardes en el mejor de los casos y probablemente traidores,[112]​ por lo que muchos de ellos fueron asesinados por los franceses.[113]​ El choque de los genoveses en retirada con la caballería francesa que avanzaba trajo el caos a la batalla. Los arqueros ingleses continuaron disparando contra la masa de tropas, y a la confusión se sumaron los disparos de las bombardas inglesas, aunque las crónicas contemporáneas difieren en cuanto a si infligieron bajas significativas.[107][50]

Cargas de caballería editar

La batalla de Alenzón lanzó enseguida una carga de caballería, que se hizo de manera desordenada por su naturaleza improvisada, por tener que abrirse paso a través de los italianos que huían, por el suelo fangoso, por tener que cargar cuesta arriba y por los pozos cavados por los ingleses.[114]​ El ataque fue interrumpido por las nutridas y efectivas descargas de los arqueros ingleses, que causaron muchas bajas.[115]​ Es probable que los arqueros conservaran sus flechas hasta que tuvieran una posibilidad razonable de penetrar la armadura francesa, que sería a una distancia de aproximadamente 80 metros.[116]​ Los jinetes acorazados franceses tenían cierta protección, pero sus caballos estaban completamente desguarnecidos y cayeron muertos o heridos en grandes cantidades.[117]​ Los caballos alcanzados por flechas cayeron, tirando o atrapando a sus jinetes y haciendo que las siguientes filas se desviaran para evitarlos y generar un desorden aún mayor.[118]​ Los caballos heridos huyeron por la ladera presas del pánico.[119]​ Así, cuando la apretada formación de hombres de armas y lanceros ingleses recibió la carga francesa, ésta había perdido gran parte de su ímpetu.[120]

 
La batalla de Crécy según una miniatura dibujada 80 años después

Un contemporáneo describió el combate cuerpo a cuerpo que se desató como «asesino, sin piedad, cruel y muy horrible».[121]​ Los hombres de armas que perdieron el equilibrio, o que fueron arrojados por caballos heridos, fueron pisoteados, aplastados por la caída de sus monturas y otros cuerpos y asfixiados en el barro. Alenzón estuvo entre los muertos[122][123][124]​ y su ataque fue repelido. La infantería inglesa avanzó para rematar a los franceses heridos, saquear los cuerpos y recuperar flechas.[125][126]​ Algunas fuentes dicen que Eduardo había dado órdenes de que, contrariamente a la costumbre,[127]​ no se tomaran prisioneros; superado en número como estaba, no quería perder soldados por escoltar y vigilar a los cautivos. En cualquier caso, no hay registro de que se hicieran prisioneros hasta el día siguiente, después de la batalla.[102][128]

Las nuevas formaciones de la caballería francesa se posicionaron al pie de la colina y repitieron la carga de Alenzón, pero sufrieron los mismos problemas que aquella, con la desventaja adicional de que el terreno sobre el que avanzaban estaba lleno de caballos y hombres muertos y heridos.[115][124]​ Ayton y Preston describen «largos montículos de caballos de batalla y hombres caídos... añadiendo significativas dificultades que tenían que afrontar las nuevas formaciones... mientras trataban de acercarse a la posición inglesa».[118]​ A pesar de todo, volvieron a cargar, aunque de manera tan desordenada que nuevamente no pudieron penetrar en la formación inglesa. Se produjo una prolongada melé, en la que se dice que en un momento dado el propio Príncipe de Gales llegó a ser golpeado en las rodillas. Un historiador moderno ha descrito los combates como «una horrible carnicería».[129]​ Eduardo envió un destacamento de su batalla de reserva para aliviar la situación[130]​ y los franceses fueron otra vez rechazados. Vinieron de nuevo y las filas inglesas resultaron diezmadas, pero las de retaguardia avanzaron para llenar los vacíos.[121][131]

No hay consenso sobre el número de veces que cargaron los franceses, pero continuaron hasta altas horas de la noche,[85]​ cuando la oscuridad desordenó todavía más sus ataques.[129]​ Todos tuvieron el mismo resultado: feroces combates seguidos de una retirada francesa. En un ataque, el conde de Blois ordenó desmontar a sus hombres y les hizo avanzar a pie; el cuerpo del conde sería encontrado en el campo de batalla.[132]​ La nobleza francesa se negó obstinadamente a ceder. No hubo falta de coraje en ninguno de los bandos.[129]​ Famoso es el lance del rey ciego Juan de Bohemia, que ató la brida de su caballo a la de uno sus asistentes y galopó en el crepúsculo, pero todos fueron descabalgados y cayeron muertos.[131][133]​ Hay relatos sobre divisiones inglesas enteras que avanzaron para detener las desordenadas cargas francesas y luego se retiraron en perfecto orden a sus posiciones originales.[134]

El propio rey Felipe se vio envuelto en los combates, le mataron dos caballos que montaba y le clavaron una flecha en la mandíbula.[105]​ El portador de la oriflama era un objetivo prioritario para los arqueros ingleses; fue visto caer, pero sobrevivió tras dejar el estandarte sagrado en manos del enemigo.[135]​ Finalmente, Felipe abandonó el campo de batalla, aunque no está claro por qué. Era casi medianoche y la batalla estaba acabando, con la mayoría del ejército francés aniquilado en el campo de batalla.[136][137]​ Los ingleses pernoctaron donde habían luchado. A la mañana siguiente seguían llegando al campo de batalla considerables fuerzas francesas, que fueron atacadas por los hombres de armas ingleses, ahora a caballo, y perseguidos durante kilómetros.[138][139]​ Las bajas francesas fueron miles,[140]​ incluyendo el duque de Lorena.[141]​ Mientras tanto, algunos pocos franceses heridos o aturdidos fueron sacados de entre las masas de hombres muertos y caballos moribundos y hechos prisioneros.[142][143]

Bajas editar

 
Eduardo III contando los muertos en el campo de batalla de Crécy}}

Las bajas en la batalla fueron claramente desiguales. Todas las fuentes contemporáneas coinciden en que las bajas inglesas fueron muy escasas.[80][144]​ Se llegó a decir que las muertes inglesas comprendían tres o cuatro hombres de armas y un pequeño número entre el resto de la infantería, para un total de cuarenta bajas según un recuento posterior a la batalla.[145][146]​ Algunos historiadores modernos han sugerido que esto es muy poco y que las bajas inglesas podrían haber sido alrededor de 300.[147][146]​ Hasta la fecha, solo se han identificado dos ingleses muertos en la batalla;[148]​ otros dos caballeros ingleses fueron hechos prisioneros, aunque no está claro en qué momento de la batalla sucedió esto.[147]

Del mismo modo, todas las fuentes contemporáneas consideran que las bajas francesas fueron muy altas. Según un recuento realizado por los heraldos ingleses después de la batalla, se encontraron los cuerpos de 1542 hombres de armas de la nobleza francesa, más probablemente varios cientos en la persecución posterior.[149][144]​ Los ingleses recuperaron más de 2200 escudos heráldicos del campo de batalla como botín de guerra.[149]​ Jonathan Sumption describe las bajas francesas totales como «catastróficas»,[144]​ y Ayton se refiere a las «bajas extraordinariamente grandes sufridas por los franceses» y a «bajas sobrecogedoras».[150]​ Una estimación del cronista Geoffrey le Baker, considerada creíble por los historiadores modernos, dice que 4000 caballeros franceses resultaron muertos.[151][152]​ Entre los caídos conocidos se encontraban dos reyes, nueve príncipes, diez condes, un duque, un arzobispo y un obispo.[153]​ Según Ayton, las enormes bajas de los franceses también pueden atribuirse a los ideales de la caballería medieval, según los cuales los nobles habrían preferido morir en la batalla en lugar de huir deshonrosamente del campo, especialmente a la vista de sus compañeros caballeros.[154]

No existen cifras fiables de bajas entre el resto de la infantería francesa, aunque también se considera que fueron grandes. Jean Le Bel estimó entre 15 000 y 16 000.[80]Jean Froissart escribió que el ejército francés sufrió un total de 30 000 muertos o capturados.[155]​ El historiador moderno Alfred Burne estima 10 000 bajas en la infantería, como «una pura suposición»,[156]​ y un total de 12 000 muertos franceses.[152]

Repercusiones editar

Clifford Rogers describe el resultado de la batalla como «una victoria total para los ingleses»,[157]​ y Ayton como algo «sin precedentes» y «una humillación militar devastadora».[158]​ Sumption lo considera «una catástrofe política para la corona francesa».[106]​ Se informó de la batalla al Parlamento de Inglaterra el 13 de septiembre en términos entusiastas como un signo del favor divino y en justificación del enorme costo de la guerra hasta la fecha.[159]​ Un cronista contemporáneo opinó «los franceses fueron destruidos por la precipitación y la desorganización».[160]​ Rogers escribe que, entre otros factores, los ingleses «se beneficiaron de una organización, cohesión y liderazgo superiores» y de «la indisciplina de los franceses».[157]​ Según Ayton, «la reputación internacional de Inglaterra como potencia militar se fraguó en una dura lucha nocturna».[161]

Eduardo puso fin a la campaña en Francia sitiando Calais, que cayó después de once meses, en parte gracias a que la batalla de Crécy había anulado la capacidad del ejército francés para levantar el asedio de la ciudad.[162]​ Esto aseguró un puerto comercial inglés en el norte de Francia, que se mantuvo durante doscientos años.[163]​ La batalla dejó clara la efectividad del arco largo como arma dominante en los campos de batalla de Europa occidental.[85]​ Los arqueros ingleses y galeses sirvieron como mercenarios en Italia en grandes números, y algunos lo hicieron en lugares tan lejanos como Hungría.[164]​ El historiador moderno Joseph Dahmus incluye la batalla de Crécy en sus Siete batallas decisivas de la Edad Media.[165]

Referencias editar

  1. Prestwich, 2007, p. 394.
  2. Sumption, 1990, p. 184.
  3. Lucas, 1929, pp. 519–524.
  4. Prestwich, 2007, p. 315.
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Bibliografía editar