Restos del templo principal.

México-Tlatelolco o, simplemente, Tlatelolco (del náhuatl: tlāltelol[ol]co  ‘terraza o montón de tierra redondeado’) fue una ciudad fundada por los tlatelolcas, tribu mexicas que se separó de los tenochcas, fundadores de México-Tenochtitlan. México-Tlatelolco se encontraba en un islote al norte de ésta ciudad, dentro del lago de Texcoco. Allí se se encontraba el tianguis más importante de la región —y de hecho de toda Mesoamérica— donde se comercializaba todo tipo de mercancías locales y de las zonas más apartadas.

De la antigua ciudad solo quedan los restos de algunos edificios que constituyen lo que actualmente se conoce como zona arqueológica de Tlatelolco. La ciudad fue saqueada y destruida por los conquistadores, quienes usaron las piedras para construir el templo de Santiago sobre los restos de los antiguos teōcalli prehispánicos.

El mercado de Tlatelolco fue visitado por Hernán Cortés antes de la guerra de conquista. En el sitio tuvo lugar la última y decisiva batalla contra los mexicas el 13 de agosto de 1521 cuando el derrotado Cuauhtémoc fue obligado a capitular ante Cortés. El cronista Bernal Díaz del Castillo describe la matanza de mexicas: «...ese día fue tan sangriento que era imposible caminar por el lugar debido a la cantidad de cadáveres apilados». Se estima que más de 40.000 indígenas fueron asesinados ese día.[cita requerida]

Historia

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Vista del sitio arqueológico

México–Tlatelolco fue fundada en 1338, trece años más tarde que México-Tenochtitlan. Sus fundadores fueron nobles disidentes del resto de los mexicas que decidieron fundar una ciudad en los islotes al norte de México-Tenochtitlan. El nombre de la ciudad deriva de tlāl-te-tl o tlāl-tel-li, parabra que designa los montículos de tierra, haciendo alusión a los islotes en que se fundó la población.[1][2]​ [la terminanción ol- se ha quedido derivar de olol- 'redondeado']. La subsistencia de los tlatelolcas se basó al principio en la cacería y la pesca, con cuyos productos comerciaban. Además explotaban la sal de tequesquite. Fueron vasallos de Azcapotzalco, de cuyo linaje recibieron en 1352 a su primer soberano, Cuacuauhpitzáhuac. Al morir Cuaquauhpizahuac en 1409 le sucede su hijo Tlacateotzin quien de principio no se alía con México-Tenochtitlan y Texcoco en la guerra contra Azcapotzalco de la cual surge la Triple Alianza tras la derrota de Maxtla.[1]

Con el cambio de poderes políticos los Tlatelolcas se unieron a la triple alianza más de hecho que de forma, ya que crearon su propio gobierno encabezado por Quauhtlatouatzin. A su vez embellecieron su ciudad, con la construcción de un templo mayor el cual presidía una gran plaza donde se desarrollaba la actividad comercial de la ciudad y por la cual fue famosa. Quauhtlatouatzin murió en 1467 siendo el último soberano del linaje tepaneca. La ciudad de México-Tlatelolco se dividía en diecinueve barrios.[1]

Barrio
Acozac Apohuacan Atenantitech Atenantitlan
Azococolocan Aztecapan Calpotitlan. Cohuatlan
Hueypantonco. Iztatlan Mecamalinco Nonoalco
Tecpolcaltítlan Tepiton Teocaltitlan Tolquechiuhca
Tlatelolco. Tlaxoxiuhco Xolalpan
 
Derrota del Tlatoani tlatelolca Moquihuix en 1473, según el Códice Telleriano-Remensis.

A su muerte le siguió Moquíhuix pariente político del Huēi Tlahtoāni tenochca Moctezuma Ilhuicamina el cual al morir dejo como Huēi Tlahtoāni a Axayacatzin del cual era cuñado y rival Moquíhuix. Con esta combinación y la supremacía que mostraba Tlatelolco sobre el comercio se empezaron a dar problemas entre ambas ciudades, siendo la violación de mujeres tlatelolcas por jóvenes tenochcas el detonante de la guerra. En esta guerra el número mayor de tenochcas fue determinante por lo que lograron conquistar la ciudad y hacerse del comercio que manejaba Tlatelolco.[1]

 
Ciudades de México-Tlatelolco y México-Tenochtitlan en 1519.

Como forma de venganza el templo mayor de Tlatelolco fue destruido y llenado de basura, no permitiéndosele de nuevo reanudar el culto en el mismo. A su vez su plaza se convirtió de un mercado o tianguis temporal a uno permanente, y el más importante del Imperio Mexica. Tras su conquista las relaciones entre los dos pueblos fueron cordiales al grado que los conquistadores españoles no observaron diferencias o rencores entre estas.[1]

Es durante el asedio final a la ciudad de México que se hacen de nuevo notar, ya que tras la muerte por viruela de Huey Tlatoani Cuitláhuac le sucede Cuauhtemoctzin Xocoyotl Tlacatecutli hijo de Ahuízotl y una noble tlatelolca de nombre Tiyacapatzin, hija de Moquíhuix. Esta elección fue un intento de los tenochcas por evitar una revuelta entre los tlatelolcas. En esta lucha los tlatelolcas se distinguieron, al evitar el avance de las columnas de españoles e indígenas aliados que querían llegar por la calzada de Tlacolpan y la del Tepeyac. Es solo cuando cae México-Tenochtitlan a mediados de junio de 1521 que se vuelven a notar los rencores entre ambos pueblos, ya que los tlatelolcas tildan de cobardes y débiles a los tenochcas ante la caída de su ciudad. En el combate que sigue los tenochcas logran incluso un día cercar al mismo Hernán Cortes quien se libra por la lucha que darían por el español Antonio Quiñones y el tlaxcalteca Teacamatzin.[1]

El gran número de tlatelolcas y tenochcas permite defender la ciudad de México–Tlaltelolco, pero caen su mercado y sus almacenes mientras sus defensores se retiran a lo que seria hoy el barrio de Tepito, donde reciben negociadores de los españoles. Se niegan a sus propuestas de rendición y continúan la lucha. En estos combates queman la casa de Cuauhtémoc en lo que sería hoy la Iglesia de Santa Ana, los combates cesaron el 13 de agosto de 1521, al ser capturado el Huey Tlatoanic Cuauhtémoc. Este junto a su familia es llevado a la casa de un noble tlatelolca llamado Atzacoatzin (en el barrio de Tepito) donde se encuentra con Cortes y le pide que lo mate.[1]

Los habitantes de Tlatelolco

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Los habitantes de la zona arqueológica de Tlatelolco eran muy diversos. Los pueblos indígenas en la región incluyen los tlatelolcas, los tenochcas, y los tepanecas. En general, Tlatelolco deriva de la dinastías mexicas, término principalmente utilizado para denominar a la sociedad azteca.

El término correcto que se aplica a los residentes de la zona es el de "pueblo tlatelolca", sin embargo este término generaliza erróneamente los orígenes de la gente que habitó en esta gran ciudad, ya que debido a su multiculturalidad es difícil determinar el origen de los habitantes de Tlatelolco. Los investigadores e historiadores han determinado que existió un gran movimiento entre las tribus de la región debido a cambios políticos y militares, hechos que las obligaban a cambiar de residencia e incluso se unieran a otros clanes. Se cree que Tlatelolco fue un lugar de asimilación y mezcla de diferentes culturas y comunidades que encontraron ahí un lugar de residencia que brindaba estabilidad política, económica, militar y comercial. En general los habitantes de Tlatelolco derivan de diferentes dinastías mexicas, término comúnmente utilizado para denominar de otra forma a la sociedad azteca. Para entender de mejor manera quienes residían en Tlatelolco, hay que mirar a la clase aristócrata. Según los registros históricos, “los príncipes de la ciudad de Tlatelolco" se decían descendientes de la casa real de los tepanecas, así como de los príncipes aztecas de Colhuacan y parece que tuvieron el predominio político durante la coexistencia de Tlatelolco y Tenochtitlan, hasta que Tlatelolco perdió su independencia en 1473".[3]

Otra evidencia indica que “la casa real tenochca estuvo principalmente vinculada con las casas reales de Colhuacan y Tula; la de Tlatelolco lo estuvo con la casa real de Azcapotzalco, capital del pueblo tepaneca, cuyo soberano de entonces era el legendario Tezozomoc. Hasta 1428, tenochcas y tlatelolcas fueron tributarios de los tepanecas de Azcapotzalco, si bien a raíz de esa fecha, y poco más de un siglo después de la fundación de Tenochtitlan y Tlatelolco, la situación política en el centro de México dio un repentino giro.”[4]

Los hallazgos arqueológicos de Tlatelolco

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Una mirada a los sacrificios humanos en Tlatelolco

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Las excavaciones arqueológicas y las investigaciones han sido capaces de explicar por qué existían muchos restos infantiles dentro de un templo particular en Tlatelolco.

Debido a una hambruna y a un grave brote de enfermedad, que no se ha aclarado hasta el momento, “en los años 1454-1457 cientos de niños fueron sacrificados al dios Tlaloque (que es un conjunto de dioses con cuerpos pequeños) en Tlatelolco”. [5]​ Ehécatl-Quetzalcóatl, el dios azteca del viento, fue considerado como uno de los Tlaloque, y se desempeñó como el poder que sopló obstáculos del camino para dar paso a la lluvia. La lluvia nutre la tierra y lava el mal y la enfermedad. Curiosamente, el Tlaloque también era conocido por ser el patrón de las enfermedades. Por lo tanto, los tlaloque son relacionados con estas dos fuerzas contrastantes.  

Pruebas osteopatológicas [6]​ y patológico dental [7]​ realizadas a restos de niños sacrificados en Tenochtitlan y Tlatelolco mostraron que muchos de ellos eran niños cuyas condiciones de salud eran pobres en diversos grados.[5]

Una teoría de porqué los niños fueron elegidos para ser sacrificados en el ritual es que eran niños que contrajeron la enfermedad durante la hambruna y fueron seleccionados para suplantar los poderes duales del Tlaloque. También se cree que debido a su tamaño, los niños fueron seleccionados con frecuencia para personificar a las pequeñas deidades representadas en las figuras de Tlaloque. (De La Cruz, González‐Oliver et al, 524)[5]

La anterior no es la única teoría que se ha estudiado, pues también se ha propuesto que los niños fueron elegidos como víctimas de los sacrificios, porque su juventud les proporcionó la pureza para comunicarse apropiadamente con los dioses y obtener su favor (López Austin 1984, vol. 1: 324)[8]​. Además, Ehecatl-Quetzalcoatl era una deidad masculina, por lo que se ha encontrado una mayor cantidad de restos de varones, ya que se creía que los hombres sacrificados personificaban mejor la representación divina que las mujeres ofrendadas. (De La Cruz, González‐Oliver et al, 524)[5]

Las ofrendas

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En Tlatelolco, los enterramientos que se han encontrado han demostrado una gran diversidad en cuanto a la forma y las costumbres con la que las personas fallecidas eran enterradas.

Ha encontrado que difieren de uno a otro en cuanto a número y calidad de las piezas que se han encontrado en ellos. Los objetos cerámicos consisten principalmente en platos, cajetes, ollas y figurillas.[9]

En el sitio arqueológico y sus alrededores se han encontrado una gran cantidad de entierros infantiles, en ellos los investigadores han encontrado la tradición generalizada de realizar los entierros con objetos cerámicos que muy probablemente eran utilizados como instrumentos de juego por el niño o la niña fallecida, entre los objetos de juego más comunes que se han encontrado hay canicas de barro, figuras cerámicas con formas de animales, y objetos personales del difunto como los son vasijas o pequeñas navajas de obsidiana.[9]

Un hecho interesante es la existencia de ofrendas consistentes en huesos humanos. Hay tres sitios de entierro que representan tres etapas de la vida. En el primero,  un radio izquierdo juvenil para un entierro infantil; un radio de adulto en un entierro de adulto, un radio más, izquierdo, de un anciano.[9]

La cerámica

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Desde tiempos antiguos el arte ha sido una herramienta entre los pueblos para  documentar el pulso cultural y político de una sociedad.  En el caso de Tlatelolco, había mucho movimiento e interacción entre los pueblos indígenas que ocuparon la región, gracias a esto, el diseño en los artefactos de cerámica revela estilos exclusivos de algunas tribus o regiones geográficas que influenciaron en la vida de la sociedad tlatelolca debido a su importancia como centro comercial y de intercambio entre diversas culturas, además de que podemos observar la evolución de los utensilios cerámicos desde el inicio de la ciudad hasta la ocupación por parte de los colonizadores españoles.

“La cerámica chichimeca fue precursora de la azteca y continuó en esta última sin cambios radicales de estilo, aunque desde luego surgió algunas alteraciones en el transcurso del tiempo. Vasijas de barro, adornadas con un sencillo diseño lineal de color negro sobre un fondo de color de cuero o anaranjado muestrancuatro fases distintas, llamadas, por los lugares en que más ejemplares se han hallado, estilos de Colhuacan, de Tenayuca, de Tenochtitlan y de Tlatelolco.Vaillant logró determinar su cronología por medio de una hábil combinación.”[10]

El estilo de  Tenochtitlan comenzó más o menos en 1400, el de Tlatelolco hacia 1450. En la primera mitad del siglo XV, esta cerámica azteca en sentido estricto, se presenta en su mayoría en Texcoco y los pueblos dependientes de él, pues esta ciudad estaba en esos días en pleno apogeo bajo el cetro de Nezahualcóyotl. Ambos estilos se extendieron a partir de esta fecha por todo el valle de México, que formaba una unidad política y cultural desde que se estableció la liga tripartita de Tenochtitlan-Texcoco-Tlatelolco, misma alianza que generó la evolución en la cerámica que se fabricaba en la región, hasta llegar por fin a una estilo en el que se percibe claramente la influencia de modelos españoles. Estos ejemplos muestran una vez más cómo la parte más insignificante y frágil de la herencia cultural del hombre puede desempeñar un importante papel como testigo en la comprobación de los hechos históricos y como apoyo de las tradiciones escritas. [10]

En la zona arqueológica se encuentran templos dedicados a deidades mexicas como Quetzalcóatl, Ehécatl y Huitzilopochtli. Las estructuras prehispánicas están distribuidas, principalmente, al sur y al norte del llamado Templo Mayor. Algunos de los edificios identificados más importantes son:

El mapa sigue la nomenclatura del lugar (INAH), mientras que este artículo ha sido escrito originalmente con la nomenclatura que aparece en el libro dado en la referencia. Se cambiará a la nomenclatura oficial dejando pendiente los que no sean posibles hasta consultar dicha bibliografía.

 
Ubicación de construcciones en Tlatelolco: 1) Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, 2) Altares circulares sobrepuestoas, 3) Altar Tzompantli del patio sur, 4) Templo calendárico, 5) El Palacio, 6) Templo de las Pinturas, 7) Templo Mayor - Etapa II, 8) Etapas constructivas del Templo Mayor, 9) Los amantes de Tlatelolco, 10) Plataforma Oeste, 11) El Gran Basamento, 12) Calzada Tepeyac, 13) Límite norte del Recinto, 14) altar Tzomplantli del norte, 15) Iglesia y Convento de Santiago, 16) Plaza de las Tres Culturas, 17) Zona Chica, 18) Hacia el Tecpan y 19) Caja de agua, Pintura Mural de 1536.
  • Templo Mayor. Es la estructura de mayor tamaño; se ubica en la parte central de la zona y las características de la etapa II la asemejan a las de Tenayuca y a la del Templo Mayor de Tenochtitlan. Se trata de una plataforma de tres cuerpos con amplias escalinatas partida en dos por alfardas centrales y laterales. Al parecer, este edificio fue más alto que el de Tenochtitlan.
  • Templo Calendárico. Muestra un tablero decorado con relieves alusivos a las tres primeras trecenas del calendario prehispánico tonalpohualli. Es el único de los templos menores con doble escalinata. En su fachada principal se muestra una pintura mural con las deidades creadoras del calendario prehispánico.
  • Templo R o Complejos del Viento. Es una estructura en cuya parte superior se conservan restos de un adoratorio dedicado a Ehécatl, correspondiente a una etapa anterior. Frente a él se encontraron entierros y ofrendas compuestas por niños –en el interior de ollas–, conchas, piedras y figurillas de cerámica.
  • El Palacio. Es una estructura compuesta por cuatro cuartos pequeños con un patio central y un altar, así como restos de un amplio portal.
  • Altar V. Es un edificio menor con cuatro escalinatas concéntricas dedicado aparentemente a Tláloc.
  • Templo de las Pinturas (Edificios X y L). Tres de las fachadas del Edificio L están rematadas con moños en altorrelieve. Este edificio debe su nombre a la pintura mural de sus fachadas, tableros y alfardas. El diseño del talud-tablero es idéntico al que aparece en los templos rojos del recinto ceremonial de Tenochtitlan.
 
Amantes de Tlatelolco.
  • Coatepantli. Significa “muro de serpientes” y es una construcción que enmarcaba el espacio que comunica con la calzada norte hacia el Tepeyac.
  • Altar Tzompantli (Templo A). Esta carecaterizado por un glifo en la parte superior de la alfarda sur. En este templo se localizaron cráneos de decapitados perforados por los parietales.
 
Glifo azteca de Tlatelolco.
  • Altar D1. Se encuentra frente a la entrada norte del Coatepantli, y reducía el acceso al patio norte.
  • Templos I y J. Edificios unidos por una enorme plataforma, de la que solamente se ha descubierto la mitad oeste. El Templo I es el único edificio construido completamente con sillería de cantera rosa, a manera de tabiques. El edificio J muestra características similares pero de menor tamaño.
  • Amantes de Tlatelolco. Allí se halló un entierro de 54 personas con sus respectivas ofrendas, eran parte de muchos más considerados las víctimas de la guerra de 1473 d. C. entre Tenochtitlan y Tlatelolco. Representativo de estas 54 personas es esta pareja siendo él de unos 55 años y ella de 35. Como se encontraron abrazados fueron llamados "los amantes de Tlatelolco".

Como llegar al Centro Cultural Tlatelolco

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El Centro Cultural Universitario Tlatelolco se encuentra ubicado en Ricardo Flores Magón no. 1 Col. Nonoalco Tlatelolco C. P. 06995 (esquina con el Eje Central Lázaro Cárdenas y a una calle de Paseo de la Reforma).

Los metros más cercanos y conocidos son metro Tlatelolco y metro Garibaldi. Para llegar por metro Tlatelolco se puede caminar por Eje 2 Norte Manuel González en contraflujo al tránsito vehicular y dar vuelta a la derecha al llegar a Eje Central Lázaro Cárdenas o atravesar la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco. Si estas o vienes del metro Garibaldi dirígete por el Eje Central Lázaro Cárdenas hacia Tlatelolcootra forma es llegar al Trolebús por el Eje Central, en cualquiera de sus direcciones en la parada de Flores Magón,otra alternativa en el transporte público es abordar el Metrobús de la línea 3 Tenayuca- Etiopía hasta la estación Ricardo Flores Magón y caminar sobre la avenida del mismo nombre hacia Reforma.

En automóvil, una de las alternativa es tomar la Paseo de la Reforma y dar vuelta en la Av. Ricardo Flores Magón en la Glorieta de Cuitláhuac o bien, por el Eje Central Lázaro Cárdenas y dar vuelta hacia la derecha en Av. Ricardo Flores Magón, para ingresar al estacionamiento sin costo.

Véase también

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  1. a b c d e f g Francisco González Rul (1993), Tlatelolco, ciudad hermana de Tenochtitlan, México: Secretaria de Relaciones Exteriores, pp. 9 a 19, ISBN 968-810-286-5 .
  2. F. Karttunen (1992): An analytical Dictionary of Nahuatl
  3. Krickeberg, , Walter (1961). Fondo de Cultura. Ecónomica, ed. “Las antiguas culturas mexicanas.”. p. 220. 
  4. Castañeda de la Paz, María (2008). «Apropiación De Elementos Y Símbolos De Legitimidad Entre La Nobleza Indígena. El Caso Del Cacicazgo Tlatelolca». Anuario De Estudios Americanos. Directory of Open Access Journals. 
  5. a b c d De La Cruz, Isabel, Angélica González‐Oliver, Brian M. Kemp, Juan A. Román, David Glenn Smith, and Alfonso Torre‐Blanco. «Sex Identification of Children Sacrificed to the Ancient Aztec Rain Gods in Tlatelolco». Current Anthropology. Published by: The University of Chicago Press on behalf of Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research. 
  6. Roman 1991. A study of skeletal material from Tlatelolco. In To change place: Aztec ceremonial landscapes, ed. D. Carrasco, 9–19. Niwot: University Press of Colorado.
  7. Román, J. A., and M. C. Rodríguez. 1997. Las patologías dentales en individuos localizados en ofrendas a los dioses de la lluvia. In El cuerpo humano y su tratamiento mortuorio, ed. E. Malvido, G. Pereira, and V. Tiesler, 213–40. Mexico City: Instituto Nacional de Antropología e Historia‐CEMCA.
  8. López Austin, A. 1984. Cuerpo humano e ideología. Vol. 1. Mexico City: Universidad Nacional Autónoma de México.
  9. a b c Sánchez, Carlos Serrano, and Sergio López Alonso. “Algunos datos sobre la funeraria entre los tlatelolcas prehispánicos”. B.B.A.A. Boletín Bibliográfico de Antropología Americana 35.1 (1972): 47–60. Web.
  10. a b Krickeberg, Walter (1961). Las antiguas culturas mexicanas. Fondo de Cultura. Ecónomica. p. 221.