Historia de la arépa Venezolana. 

Nuestra gastrosemiologia un lenguaje simbólico y un sentimiento nacional...

Nuestra ancestral y venezolanisima arépa, de los indígenas Cumanagotos orientales con sus Aripos o Budares ( Bu-dare = pa ) de cocinar las arépas, o erepas como las llamaban y de los Caquetios occidentales de Falcón, Lara y Yaracuy. Fue registrada y descrita junto a las hallacas por el comerciante Italiano Florentino Galeoto Cey en su manuscrito Viajes y descripción de las Indias en el año de 1.539 - 1.553 durante su estadia en el Tocuyo occidental, la ciudad madre de Venezuela y también mencionada por el tirano Aguirre antes de sucumbir en Barquisimeto en el año de 1.561 al decir que no debemos dejarnos vencer por hombres de arépa y cazabe y comentada con anterioridad por el contador del Rey en Venezuela Pedro Ruiz de Tapia en el año de 1.548 quien señalaba que la arepa de maíz es la comida de los indios para el almuerzo y la cena y entre otros también por Fray Pedro Simón cuando escribía sobre las ciudades de Venezuela en el año de 1.600 llamando a las arepas discos solares y por último el padre Antonio Caulin luego del año de 1.742 en el oriente Venezolano

Hoy este alimento originalmente Venezolano de talla mundial se consume hasta en algunos pueblos de la hermana República de Colombia como un plato alterno o secundario a la tradicional yuka y a la papá andina típica de sus regiones gracias a los movimientos migratorios históricos, sobre todo el de las últimas tres décadas del siglo veinte y a que algunas de sus poblaciónes fronterizas fueron parte originaria de la capitania general de Venezuela.

Cabe destacar también que la palabra Arépa o erepa llegó a tierras de Bolivia desde el Caribe venezolano a través del propio Simón Bolivar, su fundador, junto a Simón Rodríguez y las tropas Venezolanas del ejercito libertador durante los años de 1.822 - 1.825.  Hoy en algunos pueblos bolivianos de Santa Cruz se consume esporadicamente este alimento de manera secundaria a su dieta tradicional andina a base de papas y yuka. Las arépas de Santa Cruz son una mezcla de harina con queso y leche como una especie de buñuelo colombiano pero en forma de torta sin el redondeado exacto de la arépa venezolana.

También existe la arépa Vasca o arepa española, el talo como les llaman, o la tosta del lado francés, esta idea de los indígenas Cumanagotos venezolanos fue llevada a Europa a través del intercambio cultural entre los miembros de la casa Guipúzcoana vasca y la colonia Venezolana, empresa marítima que manejaba el comercio entre la capitanía general de Venezuela y España.

Títulos históricos bibliográficos sobre el origen de la arépa venezolana.


Desde Cumana a la Goajira venezolana y más allá.

El primero en describir las arepas fue el italiano Florentino Galeoto Cey, porque las comió reiteradamente durante los años que permaneció en Venezuela entre 1539 y 1553 —mucho antes de que nos llamáramos así—, nos habla de su forma y grosor. Dice Galeotto Cey que los nativos hacen «una suerte de pan a modo de tortillas, de un dedo de grueso redondas y grandes como un plato a la francesa, o poco más o menos, y las ponen a cocer en una tortera sobre el fuego, untándola con grasa para que no se peguen, volteándolas hasta que estén cocidas por ambos lados». Se refiere Cey a las arepas hechas por los caquetíos que encontró en su travesía por lo que hoy es Falcón y Lara, donde participó en la fundación de El Tocuyo en 1545.

Fray Pedro Simón, en sus Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales de 1626, registra el consumo de arepas en la actual Venezuela:

Fray Pedro Simón fue el primer historiador de Venezuela quien escribió sobre las ciudades de la provincia venezolanas en el año de 1.600.

Bernabé Cobo, en 1653, en su obra Historia del Nuevo Mundo, diferencia la formas de hacer el pan de los indios, donde en la Nueva España (México) las llaman tortillas y «las hacen delgadas del canto de una herradura», mientras que en Tierra Firme (Venezuela) «son tan gruesas como un dedo» y las llaman arepas.

El jesuita Felipe Salvador Gilij, conocedor de todas las culturas indígenas del Orinoco, en su Ensayo de historia americana, de 1782, diferencia las arepas hechas con maíz cariaco de las elaboradas con maíz yucatán. Dice que las de maíz cariaco, una vez hecha la masa como una pasta, «la sacan de la totuma, y con las manos la aplanan a modo de hogazas redondas, que de ordinario son del grueso del dedo pulgar, y como de medio palmo de diámetro».

Un abogado dominicano de nombre Pedro Núñez de Cáceres publicó en 1823 un escrito sobre la comida en Caracas donde cuenta lo barata que eran las arepas, «alimento indispensable en Venezuela. Las arepas calientes acabadas de cocer son buenas, y con mantequilla o queso bastante agradables».

Agustín Codazzi, en Resumen de la geografía de Venezuela, de 1841, dice que en esa época el maíz era barato y que en Aragua una fanega costaba 8 reales o 4 francos, donde «con tres de estas puede comer una persona durante un año, a razón de cuatro arepas o panes diarios de media libra cada uno».

Por.

Alexis Enrique Blanco.

Venezuela.