Romance de Galaktus, de su amigo Recaredo el godo editar

Peregrino del espacio

errante fugaz estrella

poderoso devoardor

de planeta tu eres,

Galactus el gran coloso

de la galaxia titán

gran señor del universo.


Recaredo el godo

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(En mitad de la calle, se encuentra Miguel Ángel y Ricardo, cronistas rivales y amigos y comienzan un discurso)

Miguel Ángel: De aquí saldrá una tragicomedia,

un calisto-melibea,

un discurso empírico,

un emperador paralítico.

Ricardo: La historia de la humanidad desde Adan, hasta el final.

Miguel Ángel: La historia de la deshumanización del hombre, vista desde la maldad del cuerpo, con ojos de cuervo.

(Hay un silencio y Miguel Ángel cerrando los ojos comienza a recitar)

Miguel Angel:

Es dolor delirio y zozobra

el tabernáculo de sión

con gran perturbación

la plebe congoja

Ricardo:

Pompeyo profanó el templo

Miguel Angel:

es dolor delirio y zozobra

el tabernáculo de sión

con gran perturbación

la plebe congoja

Ricardo: ¡Oh cruel Pompeyo! ¡que al Santo Santorum penetraste!


Miguel Ángel:

No siento remordimiento

no siendo con sentimiento

no siento desfallecimiento

y el saber de mi malobrar

Ricardo:

he profando lo sagrado,

y con ello mi destino he marcado

Miguel Ángel: ¿y quién osa reprobar mis actos?

Ricardo:Dios que dara fuerza a tu amigo

Miguel Ángel: ¿Do está aqueste que llamaste rey soberano?

Ricardo:

Fuerte el amigo se convertirá en enemigo

En Farsalia tu enemigo te derrotará,

y en Egipto un amigo te decapitará

Hoy ríes pagano, mañana llorarás

Dueño de Roma serás,

pero tu cabeza no conservarás

Miguel Ángel

No tuve amigos, luego no fui derrotado

sigo buscando la luna

y sin motivos para sentirme desasosegado

yaveh me negó en burla

Ricardo:

Marco Antonio a Jerusalén llegó

y un idumeo por rey en el trono sentó

Miguel Ángel:

Hoy es un nuevo día

par roma e basto imperio

no se ha de saber

lo que estaba estipulado

Mil denarios esperan ansiosos

a cruel asesino que actúe

no quiero hayes que mi casa perturbe

es motivo suficiente de mi actuar monstruoso

Ricardo:

¡oh monstruo, que un idumeo en el trono de Israel sentastes!

en Acticum Agripa el perro de Octavio te derrotará.

Adultero fuiste y cornudo morirás,

será tu mano derecha

la que certera muerte te dará.

Miguel Ángel:

Mano deshumanizada, hoy no me sonrojo

tierra quemada, yerma y de deshojo

mis actos, bienpagados están

vivo en muerte, y no me ha de disgustar