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Simbolismo románico (Esquema de trabajo: febrero 2009)

El simbolismo románico muestra alegóricamente una arcaica manera de representar sentimientos espirituales y sensaciones psíquicas. Intenta reflejar una pulsión vital, por ello, no existe ningún documento medieval que trace una síntesis de la simbología románica.

Como hay innumerables conceptos que están más allá del entendimiento humano, usamos costantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esa es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico. HS p. 22.

El símbolo editar

El símbolo es la representación sensible de una idea; las palabras son también símbolos, por eso el lenguaje es un caso particular del simbolismo. El principio del simbolismo es la existencia de una relación de analogía entre la idea y la imagen que la representa. El símbolo sugiere, no expresa, por ello es el lenguaje electivo de la metafísica tradicional.

El símbolo no explica, solo sirve de soporte para elevarse, mediante la meditación, al conocimiento de los conceptos metafísicos. Su ambigüedad vela y revela la realidad y su carácter polisémico posibilita su interpretación en diversos órdenes o planos de la realidad. FC p. 26.

El lenguaje está lleno de símbolos pero también emplea con frecuencia signos o imágenes que no son estrictamente descriptivos. Lo que llamamos símbolo es un término, un nombre o una pintura que puede ser conocido aunque posee connotaciones específicas además de su significado corriente y obvio. HS p. 21.

El hombre fue desarrollando la consciencia lenta y laboriosamente, en un proceso que necesitó incontables eras para alcanzar el estado civilizado. Y esta evolución está muy lejos de hallarse completa. No podemos definir ni la psique ni su naturaleza. Solo podemos afirmar qué creemos que son y describir, lo mejor que podamos, como funcionan. HS p. 22.

La psicología de lo primitivo permanece oculta para la mentalidad racionalista del hombre moderno, que sólo puede intentar esbozar una síntesis, ordenarla y clasificarla.

El cielo editar

El cielo simboliza lo infinito, inmutable, poderoso y trascendente, la morada de los dioses en muchas cosmogonías. Es el punto de partida y el destino final del hombre justo en la cosmovisión medieval cristiana.

La contemplación de la inmensa bóveda celeste girando cíclicamente en torno a las estrellas circumpolares, motivó la religiosidad de los pueblos que buscaban a un Ser supremo en la naturaleza, evocando su visión del universo mediante los cuatro símbolos fundamentales del psiquismo humano: el centro, el círculo, la cruz y el cuadrado. IS p. 32.

El centro y el círculo editar

El centro simboliza el Principio, que por irradiación genera todo lo existente. Posee la cualidad del Ser puro, Absoluto, Trascendente.

El círculo simboliza lo perfecto, lo homogéneo. Los círculos concéntricos representan los grados del ser, las jerarquías creadas. Y su circunferencia el movimiento circular, el movimiento perfecto, sin comienzo ni fin, los ciclos eternos. El círculo es el símbolo por excelencia del cielo. IS pg. 36. Aunque en determinados contextos, puede tener connotaciones solares, lunares o terrestres.

La cruz y el cuadrado editar

La cruz y el cuadrado están relacionados, y son reconocidos universalmente como símbolos perfectos de la tierra, entendida como lo opuesto a lo celeste trascendente. IS p. 40.

El cuadrado, o la escuadra, simbolizan las dos direcciones espaciales, terrestres, mensurables, planas, opuestas a lo celestial inconmensurable. El cuadrado se asocia a lo inmóvil, lo estable y al número cuatro. IS pp. 41-44. Isaías cita los cuatro cabos de la tierra (Isaías 11,12), y Ezequiel habla de los cuatro extremos del orbe (Ez. 7,2). Existen los cuatro puntos cardinales y los cuatro vientos.

La cruz tiene una función de síntesis y medida, une lo vertical con lo horizontal, el cielo con la tierra. Se la asocia al número cinco, como cuatro más uno, siendo el centro el punto común, el omphalos griego. IS p. 45.

Las formas cuadradas o cúbicas se refieren a la tierra, y las formas circulares o esféricas al cielo. SF p. 270.

El cielo en el mundo antiguo editar

En la antiguedad la tierra se concibe como un gran disco rodeado por un mar infinito, el océano primordial (el río Amargo acadio, o el okeanos griego), que está recubierto por una inmensa bóveda de la que surgen las lluvias o los diluvios. El trono de Dios está situado sobre las aguas superiores. IS p. 71.

En la cosmogonía egipcia Shu (el aire) separa el cielo de la tierra (Nut y Geb). En la acadia, el disco terrestre está rodeado de montañas que sustentan la bóveda celeste. IS p. 77. En la romana, Coelus extiende el paño curvo del cielo y la divinidad se sienta en sobre él. Esta iconografia pasó al arte cristiano.

Lo celeste y lo terrenal editar

El templo y el cosmos editar

El templo es la imagen cósmica del universo. Yahveh dio a Salomón las normas: «edificar un santuario... a imitación de la Tienda santa que había preparado dede el principio» (Sabiduría cap. 9).

Centros sagrados y microcosmos editar

La iglesia románica intenta reflejar esta imagen cósmica aunque de modo parcial, dadas las limitaciones técnicas de la época, mostrando aspectos genuinos sobre los que se deseaba incidir. Los temas pintados o esculpidos no son meramente decorativos sino una representación teológica de las diversas jerarquías, utilizando un lenguage simbólico, aunque es raro que se ofrezca un conjunto completo y coherente de dichas jerarquías. IS p. 172. La iglesia románica es una alegoría del microcosmos.


Arquitectura editar

La planta del templo

El maestro de obras medieval concibe el trazado de la planta de la iglesia partiendo de la forma del cuadrado, reservando para el ábside la figura del semicírculo, reflejando mediante estas dos formas el carácter simbólico de los espacios creados.

La nave y la bóveda

Al conformar el volumen interior de la edificación, el maestro de obras recurre nuevamente al cuadrado y al círculo, cuyo desarrollo genera espacios cúbicos o cilíndricos: las bóvedas.

Las dos partes, inferior y superior del templo románico, representan el mundo terrestre y el celestial. Para permitir el paso de uno a otra hace falta una forma de transición que sea, en cierto modo, intermedia entre el cuadrado y el círculo, forma que es generalmente la del octógono, un elemento correspondiente al «mundo intermedio». SF p. 270.

Los baptisterios

En el cristianismo, la forma octogonal era la de los antiguos baptisterios, y pese al olvido o la negligencia del simbolismo desde la época del Renacimiento, se la encuentra generalmente aún hoy en el cuenco de las fuentes bautismales. En los primeros siglos, el baptisterio estaba situado fuera de la iglesia, y solo aquellos que habían recibido el bautismo eran admitidos en el interior de ella. SF p. 272.

La portada

La portada románica repite el diseño simbólico principal: un semicírculo sobre un cuadrado, mostrando en las jambas imágenes de temas terrenales, reservando los tímpanos y arquivoltas para la iconografía celestial: pantocrátor, crismón, los elegidos, los coros celestiales, el zodíaco, etc.

El altar

El altar debe indicar que es el centro de lo sagrado, situándolo en medio del ábside. El altar pone en comunicación lo terrestre con lo celeste, y con el mundo de los muertos. IS p. 248. Sus precedentes son las diversas aras de sacrificios o las mesas de ofrendas egipcias.

Escultura editar

El primer tímpano esculpido es copto, del siglo VI, representando a cristo coronando a un obispo y un abad, una composición típica del arte faraónico. LS p. 92.

Cristo rodeado por arquivoltas con signos zodiacales, de los meses, o los elegidos (Francia). Crismón (Pirineos) o Cristo con tetramorfos (Egipto), etc. LS p. 93.

  • Los capiteles
  • Los canecillos
  • La pila bautismal

Pintura editar

  • Tetramorfos (Apoc. 4, 7-9) (Ez. I)

La ascensión y las alturas editar

Los símbolos de elevación, ascensionales, verticalizantes, son excepcionalmente ricos en posibilidades religiosas. Los rituales litúrgicos utilizan con profusión estos símbolos, siendo el más evidente la ascensión al Más Allá. IS p. 197.

La ascensión

El soporte imaginativo de la ascensión puede ser una escalera que une el cielo y la tierra (Sueño de Jacob. Gen. 28), un carro de fuego (Elías), o mediante un arrebatamiento: «Yo se de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo» (San Pablo, Segunda carta a los corintios, cap. 2)

En la época románica conserva todo su vigor, tanto en la literatura como en la iconografía. Gillermo de Sain-Thierry describe el anabathmon (ascensión) del alma atravesando las site puertas del cielo. Hildegardis de Bingen, Honorio de Autun y Adán de San Victor, ven en la cruz la escala divina o de los pecadores. IS p. 200.

La montaña

Los tres grandes principios que se vinculan a la imagen de la montaña sagrada son: su situación en el centro del mundo, el punto de unión del cielo con la tierra, y su asimilación con el templo. IS p. 202.

El hombre de mentalidad poco evolucionada piensa que el territorio donde habita está en el centro, rodeado de un mundo desconocido, caótico, dominado por las fuerzas maléficas de destrucción. Por eso, su primera preocupación es establecer centros sagrados, que le permitan establecer vículos con la divinidad. IS p. 221.

La forma de la montaña simboliza su deseo ascensinal, y la forma de pirámide su expresión arquitectónica. Alza pirámides en Egipto y América, o zigurat en Mesopotamia. Sus vértices apuntan a las estrellas circumpolares, coincidentes con el «eje del mundo». La montaña se asimila con el templo mediante la geometría: una forma cúbica cubierta por otra piramidal o curvada (cono, cilidro o esfera) IS p. 224.

Las alturas en la Biblia

Yahveh se revela a Moisés en la cima de una montaña en el Sinaí (Ex. cap. 19 y 24), símbolo de lugar sagrado por su naturaleza inaccesible, transcendente, sobrehumana. Marca el inicio de la Alianza, que se renueva en el monte Horeb (otro nombre de Sinaí) (I Reyes cap. 19). Y Cristo muere en monte Calvario y asciende a los cielos en el monte de los Olivos. IS pp. 232-234.

La montaña se relaciona con la roca, el ara de jacob, prototipo del altar, la piedra sagrada.

La piedra sagrada editar

Según la tradición, la piedra de Jacob se habría trasladado al Templo de Jerusalén, convetido así en un Betel «Casa de Dios». Se la venera con el nombre de es-sakhra «la roca», en la mezquita de Omar. IS p. 243.

El altar

Altar deriva del latín: altus «elevado». El altar es por sí solo el símbolo de la liturgia cristiana. Resume y hace presente las tradiciones y características mistéricas de los altares judios y paganos. Es un microcosmos. El centro sagrado. Orientado al Este y, por ser el lugar más sacro, está situado sobre al menos una grada que lo separa del presbiterio. En el se realiza el ritual principal: la consagración. IS pp. 244-250.

El paraíso

El tetramorfos editar

El rey del mundo editar

Cristo cronocrator editar

Cristo cosmocrator editar

El hombre editar

Macrocosmos y microcosmos editar

El hombre y los pueblos editar

El hombre interior editar

El árbol editar

Influencias mesopotámicas y egipcias. Variantes del árbol: LS p. 47.

  • árbol pilar cósmico
    • icono mesopotámico
    • torre piramidal egipcia
  • árbol histórico
    • Génesis
    • Jesé
  • árbol en Y (Borgoña)
    • pitagórico
  • árbol hom
  • árbol y ramas


El guardián del lugar sagrado editar

El árbol y la ascensión editar

El árbol y la cruz editar

Bestiario románico editar

Referencias editar

Bibliografía editar

  • Beigbeder, Olivier: Léxico de los símbolos (1989). Ed. Encuentro. ISBN 84-749-0235-5
  • de Champeaux, Gerard; Sterckx, Sebastien: Introducción a los símbolos (1985). Trad: Abundio Rodriguez, Ed. Encuentro. ISBN
  • Curros, María Ángeles: El lenguaje de las imágenes (1991). Ed. Encuentro. ISBN 84-749-0275-4
  • Jung, Carl G.: El hombre y sus símbolos (1995). Ed. Aguilar. ISBN 84-493-0161-0
  • Referencia vacía (ayuda) 

Enlaces externos editar

Imágenes de trabajo editar

  • Arquitectura
  • Geometría
  • Bestiario