Usuario:Jerson93/Taller
Anselmo Carrera | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Anselmo Fortunato Carrera Rojas | |
Nacimiento |
16 de julio de 1949 Lima, Perú | |
Fallecimiento |
22 de julio de 2016 Lima, Perú | |
Nacionalidad | Peruana | |
Educación | ||
Educación | Escuela Nacional de Bellas Artes (1974) | |
Información profesional | ||
Área | Dibujo, Pintura, Grabado, Serigrafía | |
Años activo | 1975 - 2009 | |
Distinciones |
Anselmo Fortunato Carrera Rojas (Lima, 1949 - Lima, 2016) fue un dibujante y pintor peruano reconocido por su obra pictórica de corte expresionista en la que la presencia de personajes monstruosos es una constante. Su pintura se distingue por un gran valor expresivo. La imagen y el gesto resultan una compleja condensación de atmósferas por la fuerza que le otorga el color al valor sicológico de la imagen, resumiendo una situación de dramática violencia.[1]
Tras una larga trayectoria de exposiciones individuales[2] y colectivas[3] a nivel nacional e internacional, decide enfocarse en la docencia en su alma mater en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) desde 1995 hasta el 2016, año en que fallece.[4] En el 2018, el Centro Cultural de la ENSABAP realizó una exposición antológica de la obra de Anselmo Carrera curada por el crítico de arte Jorge Villacorta en el marco de las celebraciones del primer Centenario de fundación de la ENSABAP[5] en la que se reconoció póstumamente su trabajo artístico y trayectoria con la Medalla Daniel Hernández. Su obra forma parte de la colección del Museo de Arte Moderno La Tertulia (Colombia), así como de la Colección Leticia y Stanislas Poniatowsky (Inglaterra), de la Colección Alexis Fabry (Francia) y de la Colección Anna Gamazo de Abelló (Madrid), además de varias colecciones privadas en Perú.[6]
Con respecto a su obra, el historiador Manuel Munive comenta:
"La propuesta gráfica y pictórica de Anselmo Carrera se ha mantenido dentro de una figuración fronteriza con lo abstracto, plasmando remotas o recónditas figuras humanas, que se transforman progresivamente en perfiles o siluetas sombrías, ominosas y perturbadoras, que en esta evolución expresionista han llegado hasta un abstraccionismo desgarrador y violento."[7]
Biografía
editarAnselmo Carrera ingresa a la Escuela de Bellas Artes en 1969, iniciando sus estudios de pintura en el taller de Milner Cajahuaringa, finalizándolos en el taller de Alberto Dávila.[8] Hace su primera aparición en la escena artística limeña en 1975 en una exposición colectiva, en la que se hace mención a la madurez de su obra y su remarcable trazo.[9] Su primera muestra individual, de la mano de la Galería Forum, se realizó en 1979, donde presentó tintas sobre lienzos en los que ya se perfilaban extrañas figuras y personajes.[10] En 1981 gana el primer premio en la IV Bienal Americana de Artes Gráficas de Cali, Colombia, organizada por el Museo de Arte Moderno La Tertulia[11][12], donde, además de aprender la técnica serigráfica en los talleres de la Corporación Prográfica de Cali, dirigido por Pedro Alcántara,[13] es invitado a formar parte del portafolio "Cinco jóvenes pintores latinoamericanos".[8][14] Dos años después, regresa a Colombia para exponer en la Sala de Exposiciones Cámara de Comercio de Cali[15], aprovechando el tiempo para imprimir dos serigrafías en los talleres de la Corporación Prográfica.[8] En 1987 es becado por la Fundación Reed[16][17] en el programa Fund for Artists' Colonies, a la que es nominado por el pintor Fernando de Szyszlo.[18] En diciembre de 1991, es propuesto por Carlos Aramburú Tudela -entonces director del Instituto Fotográfico de Lima, quien fuera invitado por el International Center of Photography (ICP) como nominador en Perú- a los Infinity Awards de 1992 en la categoría de "Fotografía conjugada a la plástica" .[19][20] En la segunda mitad de la década de 1990, luego de su décima muestra individual, Carrera se retira de la escena artística.[21] Desde 1995 se integra al cuerpo de docentes de la ENSABAP en la especialidad de Dibujo, teniendo a su cargo el taller de Técnicas de Aerografía, cargo que ocupara hasta su muerte el 2016.[22]
Estilo
editar1970 - 1974
editarDurante su paso por la ENSABAP realiza ilustraciones con un trazo que parte de la caligrafía, con líneas ágiles y seguras. Éstas contienen las manchas que proporcionan volumen y profundidad a las composiciones. Estos trabajos, con una fuerte carga de humor y tenebrismo, derivan en una suerte de parodia -casi caricaturesca- de los típicos estereotipos de personajes políticos y de la farándula, así como de personajes de su cotidianidad, con una fuerte reflexión del contexto político social que se vivía. Debido a que se hallaba aún en una etapa de formación, muchas de estas ilustraciones no han sido firmadas y/o fechadas por Carrera. Se atribuyen a este periodo de tiempo ya que muchas de ellas se hallan en soportes reciclados.[23]
1975 - 1979
editarEn su primera aparición en el medio en 1975 -una colectiva junto a Arcadio Boyer, Luis Huamán y César Vásquez Macazana- se presenta con dibujos y pinturas neo-figurativas[9], obras en concordancia con las que realizaba en su quinto año de formación en las que recreaba planos de color sobre un fondo oscuro, posiblemente bajo la influencia de su entonces maestro Alberto Dávila.[8]
Más adelante, en la bipersonal que presenta con Luis Huamán en 1977 en la Galería Forum, Carrera muestra dibujos en tinta en los que acierta con su capacidad compositiva a base de imágenes de presencia simple pero de agudo y equilibrado ritmo.[24] Para estas obras, Anselmo parte de la figura humana y toma lo que considera más expresivo para luego deformarlas, tratando siempre de alejarlas de circunstancias anecdóticas o literarias, razón por las que estos dibujos no poseen nombre alguno.[25]
Es en 1979 que Carrera hace su debut plástico con su primera individual en Forum.[26] Presentó 14 tintas sobre tela en distintos formatos en las que destacan figuras deformadas, temerosas y agresivas en contextos oscuros.[27] Estas figuras inacabadas surgen de lo aleatorio, de la mancha bien aprovechada, en un mundo expresivo, oscuro y cruel.[28]
1980 - 1984
editarCarrera comienza la década con un giro técnico en su segunda individual en agosto de 1980 en la Galería Forum. Trabaja aún con tintas pero incorpora técnicas mixtas, manteniendo a sus sombríos personajes como una constante.[29] Un año después, en 1981, presenta una nueva serie de obras en las que persisten la línea y la masa, así como la mancha y el grafismo, con nuevos valores cromáticos, signos, formas geométricas, letras. periódicos.[30] Para el crítico de arte Luis Lama:
"[...] Carrera inicia con esta muestra un alejamiento del estímulo directo. Su composición va dejando a un lado ese comportamiento de rápidas respuestas y el regodeo en inestabilidades para penetrar en nuevas lucubraciones formales. Pero la manipulación de los signos que ahora aparecen, si bien le permiten el logro de sensaciones ópticas, comienzan a levantar una barrera a la rabia y a limitar la rebelión que sigue dominando el espacio. Carrera instaura el discurso de su pintura a través de un caos que oculta la correcta organización de la superficie. En ella crea el contexto en el que se desenvuelve un mundo mítico de felinos y hombres, o mutaciones entre ellos, que se convierten en la expresión de una violencia que atenúa con su nuevo ordenamiento geométrico. Pero en estos cuadros todavía prevalece la búsqueda de la totalidad, el desenfreno de los elementos que hace que todo pueda parecer, simultáneamente, saturado o incompleto. Siempre en ellos se podrán añadir más líneas y colores, más texturas visuales que fluyen inagotables de su autor."[31]
El quiebre definitivo en los intereses plásticos de Carrera se daría en 1982, cuando decide meterse de lleno en asuntos más bien pictóricos, trabajando con texturas y relieves las 18 obras que presenta ese año en Forum.[32] Gustavo Buntinx, en ese entonces bajo el seudónimo de Sebastián Gris, en su columna de crítica en el diario La República, atribuye este cambio a la búsqueda de recursos para exacerbar el sentido crítico de los cuadros por medio de la radicalización de un lenguaje hacia formas cada vez más desenfrenadas y subjetivas.[33] Las obras carecen de nitidez en la superficie y de preocupación por la estructura, difuminando los límites e incorporándolos a fondos oscuros y texturas visuales con las que realiza un arte de agresión.[34] Para Jorge Bernuy, era necesario en ese momento, que Carrera abandone el espacio plano para experimentar con objetos con volumen y explorar una nueva concepción visual.[1]
En abril de 1983, Carrera regresa a Colombia y muestra 25 nuevas obras en la Sala de Exposiciones de la Cámara de Comercio de Cali.[15] En esta ocasión, se presenta con pinturas de gran formato en las que las figuras insinúan formas entre animales y humanas.[35] La serie es protagonizada por torsos femeninos en variadas posiciones y dinamizados por rociados, manchas y rayones, acciones que van acumulando materia en la superficie, y que resultan gesticulantes, dramáticos y contestatarios.[36]
A fines de noviembre del mismo año, Anselmo repite esta fórmula para una nueva individual en Forum. Los elementos geométricos presentes en años anteriores desaparecen y para centrarse en formas humanas con cargada angustia y tensión sexual reflejados en las deformaciones y los violentos trazos.[37] Esta agresividad se ve acentuada por un carácter voluptuoso, obsceno y provocativo.[38] El angustioso desgarramiento y el expresionismo visceral de cuerpos dolientes, constantes en la trayectoria de Carrera, sin embargo, decaen en intensidad debido a las cuidadosas texturas y colores.[39] Sobre las obras presentadas, Lama comenta:
"Alejado de las imágenes, en el nuevo Carrera predomina lo matérico como punto de partida de una elaboradísima reflexión plástica en la cual erotiza la sorda superficie para penetrar en indagaciones en torno a la sexualidad femenina. En esta inmersión uterina el pintor elimina detalles y se aproxima a la abstracción, apenas sugiriendo figuras que terminan siendo la conjunción de manchas y erosiones, producto de un controlado impacto emocional."[40]
1985 - 1993
editar
La sétima individual de Carrera llega a Forum en setiembre de 1987. En esta ocasión, el pintor colocó mayor énfasis en las texturas, paso necesario para, en sus propias palabras, "reforzar sus necesidades expresivas".[41] Las figuras, situadas en espacios con manchas gestuales, resultan de una violenta pincelada.[42] Los diez acrílicos presentados fueron complementados con un mural de 7 x 2 m, con una clara división en dos zonas -una luminosa y una oscura- en las que líneas sugieren torsos humanos.[13]
Desde ese año, en un artículo de la revista Oiga, se insinuaba ya un próximo giro hacia la serigrafía -por medio de monotipias, o impresiones únicas en su tipo que eran intervenidas por pinceladas de acrílico- en los trabajos de Carrera.[13] El siguiente año, en diciembre de 1988, una serie de obras presentadas nuevamente en Forum dejó sorprendido al púbico. El artista comentó que desde 1985 comenzó a explorar nuevos procedimientos en la gráfica, introduciendo recortes de diarios y revistas locales como punto de partida.[43]
En 1990, después de dos años de silencio, presenta una nueva serie de monotipias en gran formato.[44] En esta nueva serie, Carrera toma como punto de partida una serie de fotografías, bastante difundidas por los periódicos locales, de una vista aérea del penal El Frontón, una ambigua figura insinuada solo por la silueta del edificio y algunos símbolos políticos ocultos en capas de intervenciones acrílico distribuidas irregularmente en la composición.[45][46] Sobre estas obras, Buntinx destaca la tensión que Carrera plasma en ellas con respecto a sus intereses gráficos y pictóricos, tensión que lleva a un nuevo nivel debido a la intensidad del tema escogido.[47]
Al año siguiente, en 1991, Carrera participa en una muestra colectiva llamada Arte de los No-Ventas, realizada por Gustavo Buntinx y Jorge Villacorta en la galería La Galería, galería comercial del distrito de San Isidro. Esta resultaría una exposición bastante controversial por los resultados comerciales adquiridos. En un supuesto cuestionamiento al sistema y mercado del arte en Lima, un sistema que favorece y privilegia la fama sobre la innovación,[48] las obras expuestas -y pensadas para su comercialización- se ofrecieron al público a precios increíblemente reducidos, resultando este aspecto contraproducente para ellos mismos dentro del circuito comercial.[49] La tela realizada por Carrera, con reminiscencias de sus monotipias, resulta en una sublimación pictórica del cuerpo humano -representado en las fotografías empleadas anteriormente- en busca de su liberación por medio de marcas de texturas y pincel, como destellos rojos y naranjas.[19]
La décima y última muestra individual de Carrera fue presentada en 1993. En las obras realizadas se percibe aún su interés por el ennoblecimiento, casi sagrado, del cuerpo doliente.[19] Sobre fondos oscuros, resalta el tratamiento casi abstracto de la figura humana con personajes sin límites discernibles creados por medio de capas y texturas.[50][20] Sobre esta exposición, Carrera comenta:
"La exposición de 1993 en la Galería Forum fue un desarrollo extremo para mí en la pintura de la figura humana. Fueron cuadros en los que el cuerpo estaba transformado, llevado más allá de lo que lo hace fácilmente reconocible como cuerpo. La oscuridad de los tonos hacía aún más difícil ubicarlo como figura humana y, entonces, para mí, empezaba a tener el carácter de una presencia misteriosa, con esa solemnidad que tienen las imágenes religiosas que están ennegrecidas por el humo de los cirios. Los cuadros me sugerían una sensación propia de recogimiento religioso, con sufrimiento pero también con 'transfiguración' como resultado de lo padecido."[51]
1994 - 1998
editarEn un lapso de aproximadamente 5 años desde su última individual, Carrera replantea sus propuestas estéticas y presenta nuevos formatos en su trabajo. Trabaja con formatos más grandes en óleo sobre tela donde se abre paso a una paleta luminosa y de fuertes tonalidades rojas, amarillas y azules. Masas de colores sólidos insinúan figuras humanas que se encuentran en violentos choques cromáticos. Conforme avanza el tiempo, estas reformulaciones encuentran su final en la obra que presentara en la Primera Bienal Nacional de Lima en 1998, donde los colores se armonizan en tonalidades anaranjadas, violetas y rosas con suaves texturas ondulantes y líneas blancas que dan la impresión de estar ante la presencia de músculos expuestos.
Referencias
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