Usuario:Jorge Gioia/Zona de pruebas/Add

El ADD desde una mirada crítica

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De acuerdo a Eugenia Bianchi [1]​ , quien analiza el trastorno de ADD o ADHD desde una perspectiva foucaultiana, es necesario establecer los criterios que permitan decidir acerca de la veracidad o falsedad de ciertos enunciados o formulaciones. Estos enunciados podrán ser verdaderos o falsos según las distintas visiones dentro de los múltiples discursos de la salud tales como: la medicina, la psicología, la neurología, la psiquiatría o el psicoanálisis. "Se señala el hecho de que el ADHD no pueda ser detectado en exámenes de laboratorio, como una prueba de su inexistencia. Por otra parte, se denuncia la falta de cientificidad del psicoanálisis para tratar con una problemática cuyo origen es genético y hereditario. Y en cada uno de estos casos, se enfatiza el carácter iatrogénico del tratamiento. Aparece como iatrogénico el abordaje cognitivo - conductual, porque instruye en destrezas para superar problemáticas puntuales, dejando intacta una indagación por la historia del sujeto; y aparece como iatrogénico el psicoanálisis, porque su directriz de instar a la asociación libre profundiza los problemas de atención en los casos diagnosticados con ADHD".

Esta autora también sostiene que "los efectos que produce el ADHD no son privativos de los discursos de la salud". A estos se suman dos instituciones que juegan un rol importante en la problemática: la familia y la escuela. Un ejemplo de esto, de acuerdo a Eugenia Bianchi, es el hecho de la reintroducción en la década de los '90 en Argentina del metifenidato (Ritalina) "en respuesta a la demanda de padres, madres y profesionales de la medicina" y como única forma de tratamiento del ADHD. La reintroducción del metilfenidato como única alternativa terapéutica para el ADHD actuó como disparador para la proliferación de diagnósticos y tratamientos médico - psiquiátricos de dicho trastorno al mismo tiempo que generó discursos que mostraban resistencia a esto. Eugenia Bianchi sostiene que "el discurso psicoanalítico expresado en la editorial Noveduc [2]​ , por ejemplo, es actualmente uno de los que brindan una modalidad de diagnóstico y de terapéutica no centrada en el fármaco como eje del abordaje."

Beneficios de la colaboración entre pediatras y psicólogos

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Según George Kapalka [3]​ los pediatras se ven muchas veces obligados a dedicar un tiempo limitado a cada paciente y no pueden realizar entrevistas profundas sobre datos personales, familiares, de desarrollo, salud y sociales necesarios para un diagnóstico adecuado en la mayoría de los trastornos psicológicos. Por el contrario, los psicólogos están formados para diagnosticar y tratar este tipo de trastornos y habitualmente ven a los pacientes en sesiones de una hora, normalmente una o dos veces por semana. Los pediatras se pueden beneficiar de una relación de colaboración con psicólogos pediátricos que los pueden ayudar en el diagnóstico y planificación de tratamiento integral de los niños con trastornos psicológicos. Cuando es necesario medicar a los niños, los pediatras deben monitorear los avances de los pacientes y los efectos secundarios que puedan sufrir. Sin embargo, muchos pediatras no dominan los perfiles de respuesta a las distintas dosis y los efectos secundarios de los psicotrópicos. En consecuencia, existen oportunidades para que psicólogos adecuadamente formados ayuden a los pediatras en estas tareas. Un psicólogo familiarizado con la terminología y conceptos médicos así como con dosis, perfiles de respuesta y efectos secundarios será de mucha utilidad para el pediatra. El TDAH (Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad) es el trastorno psicológico más comúnmente diagnosticado en población pediátrica (American Psychiatric Association, 2000). Por consiguiente, el modelo de colaboración entre pediatra y psicólogo es especialmente aplicable en la evaluación y tratamiento de este trastorno. Para diagnosticar el TDAH se debe revisar exhaustivamente el historial médico, escolar, comportamental, social y de desarrollo del niño. Muchos niños presentan un patrón complejo de síntomas que exigen un estudio más pormenorizado de los casos y las entrevistas o cuestionarios breves que habitualmente realizan los pediatras podrían no ser útiles al momento de realizar un correcto diagnóstico diferencial. Generalmente los psicólogos están mejor capacitados para realizar estas evaluaciones exhaustivas para aclarar el diagnóstico. Algunos trastornos presentan síntomas muy similares a los del TDAH. Niños o adolescentes con síntomas de agitación podrían parecer fácilmente distraídos e inquietos y mostrar bajo control de las descargas emocionales así como también bajo rendimiento escolar. Pacientes jóvenes podrían ser erróneamente diagnosticados con TDAH, mientras que el diagnóstico correcto podría ser de trastorno afectivo. Es muy probable que niños bipolares sean inicialmente diagnosticados con TDAH (Bowring y Kovacs, 1992). El trastorno bipolar en pediatría a menudo muestra síntomas semejantes a los del TDAH, con un nivel de actividad elevado, impulsividad, distractibilidad y juicio pobre. “Muchos niños con trastorno bipolar, empeoran cuando se intenta un tratamiento con psicoestimulantes” (Biederman, 1998). Un psicólogo podría darse cuenta que estos niños suelen presentar una mayor frecuencia en los cambios de humor, problemas de sueño y explosividad, y sería de gran utilidad para el pediatra al momento de aclarar el diagnóstico. "Alrededor del 70 por ciento de los niños con TDAH responde positivamente a la medicación con estimulantes"(Jadad, et al., 1999, Spencer et al.,1996), mientras que aproximadamente el 30 por ciento no responde bien". Aproximadamente una quinta parte de los niños con TDAH tienen un trastorno depresivo comórbido (Biederman et al., 1991). Cuando un niño presenta una depresión y un TDAH comórbidos, el uso de psicoestimulantes podría no ser el tratamiento inicial preferido. "Los estudios han mostrado que algunos antidepresivos tienen índices de eficacia para el tratamiento del TDAH parecidos a los de los psicoestimulantes, al mismo tiempo que aborda los síntomas de la depresión".

Diagnóstico, pre-diagnóstico y sobre-diagnóstico en el TDAH

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Según Carlos Mas[4]​ el diagnóstico del TDAH es un largo proceso, ya que existen imprecisiones con respecto a los límites entre el TDAH y otros trastornos o alteraciones,separándolo también de las "influencias o condicionamientos familiares, escolares y sociales". Explica que de cada 100 casos "que se reciben en la unidad de atención a niños y adolescentes de un servicio público de salud mental" entre 20 y 30 casos aproximadamente ya vienen con la etiqueta de un TDAH y otros ya diagnosticados y hasta con tratamientos farmacológicos ya impuestos. La problemática se presenta cuando las evaluaciones no coinciden con lo ya diagnosticado, provocando confusión y obligando a los padres a enfrentarse con la decisión de seguir con la terapia ya instaurada o suspenderla. Esto añade un "plus de contradicción que da lugar a desorientación, confusión y cansancio en la familia que ha de afrontar un conflicto que de por sí les supone una fuerte carga de angustia, ya que les afecta en la parte probablemente más sensible: sus hijos"

Carlos Mas expresa que "los señalamientos "prediagnósticos" suelen proceder de las más diversas fuentes: desde profesores hasta padres, familiares o conocidos más o menos informados o con determinada experiencia al respecto, propia o cercana. "Esto último es así en la medida en que la denominación"hiperactividad" o "déficit de atención" parece de una comprensibilidad al alcance de la mano, ampliamente difundida y sitúa en una entidad nosológica una serie de conflictos que en muchos casos se explicarían mejor desde otros ángulos y discursos, por no hablar de la inmoderada tendencia a convertir el síntoma en síndrome.En estos casos no es nada extraño, sino que incluso es lo más frecuente, que una vez realizada la correspondiente evaluación concluyamos que en lugar de un TDAH nos encontramos con un amplio abanico de alteraciones o comportamientos inadaptados que se expliquen mejor por la existencia de trastornos específicos de los aprendizajes, dispedagogias, baja tolerancia a las frustraciones parentales, progenitores agotados por interminables jornadas de trabajo, niños muy solos que reclaman su salario mínimo de contacto afectivo con sus padres aunque sea a través del conflicto escolar, niños que ejercen de niños, o simplemente problemas de mala crianza y mala educación en algunos de ellos.Convertir cualquiera de estos problemas en uno de carácter sanitario tiende a aliviar de manera significativa, aunque sea momentáneamente, a cierto sector de padres y educadores".

El diagnóstico de este trastorno es básicamente una aproximación clínica. Se debe tener en cuenta que hasta el momento tiene preferentemente bases conductuales "sin un marcador biológico específico"(Carlos Mas, 2009)

Referencias

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  1. Bianchi, Eugenia (enero - junio de 2010). «La perspectiva teórico - metodológica de Foucault. Algunas notas para investigar al "ADHD".». Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. 8 (1): 43 - 65. 
  2. Vasen, Juan (2007). "La atención que no se presta: el mal llamado ADD.". Noveduc. 
  3. Kapalka, George M. (mayo - agosto de 2007). «La colaboración entre pediatras y psicólogos en el diagnóstico y tratamiento de niños con TDAH». Papeles del Psicólogo 28 (002): 84 - 88. 
  4. Mas Pérez, Carlos (2009). «El TDAH en la práctica clínica psicológica». Clínica y Salud 20 (3): 249 - 259. 

Enlaces externos

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http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=180613881006