Usuario:Alcaraván/Loxosceles rufescens

 
Araña reclusa parda mediterránea
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Clase: Arachnida
Orden: Araneae
Familia: Sicariidae
Género: Loxosceles
Especie: L. rufescens
Dufour, 1820

Loxosceles rufescens, la Araña reclusa parda mediterránea, es una araña de la familia Sicariidae originaria de la cuenca del Mediterráneo. Es de tamaño pequeño, entre uno y dos centímetros. Es una especie venenosa.

Situación en España editar

Se trata de la araña más venenosa de la península ibérica. Es de hábitos nocturnos. No soporta temperaturas inferiores a 15º, por lo que su actividad en invierno es mínima, limitada a los meses de mayo, junio y julio, cuando su población aumenta. Habita en las zonas cálidas de la península (regiones mediterráneas y zona sur). Aunque su estado natural es salvaje y suele ocultarse bajo las piedras, en ocasiones se introduce en las viviendas por adaptación al medio urbano donde pueden encontrar refugio y alimento con facilidad, prefiriendo esconderse en sitios estrechos y oscuros como detrás de los cuadros y muebles o debajo de éstos. No es una araña agresiva. Sólo ataca si se ve acorralada, lo que puede suceder cuando introducimos la mano donde se esconde sin saber que está allí. Por ejemplo, entre los pliegues de la ropa guardada.

Se reconoce por su dibujo en forma de violín sobre el dorso del cefalotórax (prosoma), que es de pardo a rojizo claro. Es de tamaño medio y de largas y finas patas del mismo color que el prosoma, aunque normalmente algo más oscuro que el opistosoma. Suele presentar una mancha cardiaca grande aunque en muchos casos el color de la misma no destaca mucho o nada sobre el abdomen. Presenta seis ojos distribuidos en tres pares del mismo tamaño, uno central y dos laterales.[1]

Conviene no confundirla con la común araña doméstica de rincón, de la familia Pholcidae, de color normalmente similar y también de patas largas pero totalmente inofensiva y que hace telas en los rincones de la casa, por las alturas. Estas arañas domésticas son muy beneficiosas por eliminar gran cantidad de mosquitos y de otros insectos.


Distribución en los Estados Unidos y otras regiones editar

Ha sido introducida en Arkansas, Hawaii,[2]​ y los estados del Golfo de los Estados Unidos. En Ohio es poco común, pero se ha citado más veces que la especie autóctona Loxosceles reclusa.[3]

Imagen ampliada de Loxosceles rufescens.

Esta especie de origen circunmediterráneo también se ha extendido a regiones de otros continentes como el Este asiático, Australia, Madagascar y algunas islas del Pacífico y del Atlántico, probablemente por transporte involuntario entre la mercancía.

Riesgo editar

La picadura de esta especie puede provocar un cuadro clínico denominado loxocelismo o aracnoidismo cutáneo que, en los casos más graves, puede provocar gangrena. El loxocelismo cutáneo se caracteriza por la aparición de una lesión local que comienza con picor y que se va volviendo progresivamente dolorosa con edema local-regional. En el sitio de la picadura se forma una vesícula o pápula que puede evolucionar a una placa eritematosa, con áreas rojo violáceas alternando con otras pálidas, que a los siete días oscurece formándose una escara que deja una úlcera de lenta cicatrización. En la especie ibérica que se describe, la mayoría de los casos los cuadros de loxoscelismo cutáneo que produce son leves. Sólo en el caso de personas alérgicas al veneno o con otros factores que potencien su efecto (además de las características de la víctima, depende del tamaño y vigor del ejemplar, sexo -las hembras inyectan más por su mayor corpulencia-, si expulsa o no contenido gástrico junto a la mordedura, etc.), puede llegar a producir necrosis que afecten a una gran superficie.[4]​ Debe tenerse en cuenta que otras especies de su género, pero de distribución africana o norteamericana, son las más venenosas del mundo, sólo igualadas por las populares "viudas negras" (género Latrodectus). Ante la mordedura de esta araña se recomienda acudir a consulta médica con urgencia llevando si es posible -vivo o muerto- el ejemplar que causó el daño. Es importante mantener la calma y recordar que casi siempre se trata de cuadros leves.

En el año 2014 se registró una situación de alarma social en la provincia de Sevilla que se atribuyó más a una sicosis colectiva que al aumento real de la incidencia de mordeduras. Se llegó a decir que se trataba de especies exóticas del mismo género más peligrosas, sin que se haya podido verificar ni un sólo caso.[5]

Referencias editar