LA MUJER MÁS ALLÁ DEL GÉNERO

La historia ha desenvainado del lugar del olvido a un ser que por méritos propios se abre paso a tratar de cambiar el mundo: la mujer. Desde la biología se le atribuye un sexo. En la sociedad y la concepción cultural un género. El valor del pensamiento de este ser no está en la subyugación y menosprecio cultural que ha tenido a lo largo de la historia, sino en el accionar conspicuo de abrirse un camino sustantivo. La misma filosofía lo dejó de lado. El pensamiento filosófico estuvo de acuerdo con esta postura. Lo que llevó, que por algún principio humano se abrió paso un haz de luz, que hoy brilla con luz propia. En este proceso no ha bastado que se busque aclarar la cualidad de sexo y género, sino ahondar en la esencia de cuál está hecha su naturaleza en debate con la cultura. Desenlace que ha expresado la aniquilación de la primera en beneficio de la segunda (Palazzani, 2008); el género termina siendo exaltado como algo convencionalmente elaborado, al gusto de la autonomía individual, no por lo impuesto por la sociedad sino por la disputa de lo esencial. Es el género “mínimo” pero que maximiza aspiraciones diluyendo toda clase de prejuicio social contra ella. Es la que busca su lugar en una predominante sociedad mundial, aún machista. Tiene décadas de vida constitucionalpolítica, siglos de vida social y millones de vida, que busca naturalizar su autenticidad: imponer su pensamiento. Quizás se convierta en la salvadora de esta sociedad, cada día más cruel y devaluada. A través de la historia por temas culturales la mujer ha tenido un trato desigual al del varón. Sufrió claustración efímera, represión de opinión; no fue parte oficial de la sociedad. Ocupó su papel desde el silencio de su interior y de la soledad social. Pero nunca dejó de pensar. Desde el patriarcado de la filosofía se denota con Aristóteles que se atribuía a la mujer un rol solo de reproducción. Sin embargo, existieron mujeres que más allá del género social atribuido y los estereotipos se atrevieron a imponer su pensamiento contra el descrédito de género con la finalidad de dar a conocer sus conocimientos y atreverse a romper con los hilos de la historia. Así se tiene a Aspacia, esposa y asesora de Perícles, considerada una de las primeras pensadoras, quien se las ingenió para ser escuchada en espacios aun privados, como su casa o en los pasadizos del palacio gubernamental ateniense, a través de reuniones organizadas por ella misma, en una época prohibida para la mujer. Estaba a la altura de cualquier conversación de políticos y escritores. Otra mujer que trascendió en su tiempo es Hypatia, filósofa y matemática destacada, considerada por algunos como la primera mujer científica. Pero lamentablemente poco se sabe a detalle de ella. Una vez más el silencio sociocultural abandonó el pensamiento femenino y dejar pocas huellas para la historia. En la actualidad se debe destacar el pensamiento filosófico de Hana Arent, Edith Stein, Adela Cortina, quienes han revolucionado el pensamiento filosófico contemporáneo con sus brillantes posiciones éticas, políticas y axiológicas.