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Producciones de textos

Nota de un adicto

He decidido escribir esto.... la verdad no sé porqué y perfectamente podría renunciar. Pero es lo que he hecho toda mi vida: huir de las cosas y dejar todo a medias. Pero bueno, iré al punto. A nadie le importa por qué escribo esto, así como a nadie le importa lo que hago, mas sin embargo nunca han dejado un solo día de reprocharme por ello: lo que hago o dejo de hacer.

Quiero hablar de mi adicción: es una adicción común y corriente para cualquiera que ha visto este mundo y ha habitado en él. Dicen muchos que de acá se sale, pero la verdad cada vez son más los que llegan que los que se van, y los que se van es porque sus cuerpos y sus almas no aguantan más (y quieren más; es irónico pero por esta relación se rige este mundo), no porque decidan irse.

Una vez me pregunté: ¿a quién le importa? En definitiva nunca obtuve una respuesta clara: todos decían que les importaba de un modo u otro pero a fin de cuentas vinieron, vieron y se fueron, dejándome aún más convencido de que no debería importarles: cuando pedí ayuda, cuando fui consciente de mi adicción nadie quiso hacer nada, y el que lo hacía quería que yo fuera como él (o ella, fueron varios): que cambiara mis hábitos, mis gustos, mi diario vivir en el instante mientras me hablaba, y que me volviera, casi, su clon. ¡Jódanse! Siempre he sido diferente, ¡tengo un ritmo de cambiar y un ritmo de hacer lo que quiero! Todos estos fallidos intentos me dejaron con una convicción: de acá salgo solo, como entré.

Sé que podría estar peor. Eso de que los adictos no tenemos fuerza de voluntad y que no queremos cambiar es mentira: si quisiera podría no estar escribiendo esto y, en cambio, estar en mi vicio, de nuevo. Pero no quiero. Quiero salir de acá pero a mi modo. Pero volveré al punto. Desde que entré a este mundo me dí cuenta de que los que fuman, los que toman, los que se drogan, los que pierden su tiempo (¡ojo! eso también es una adicción), todos ellos siempre tienen (o tenemos) la opción de estar mejor o peor, y siempre escogen (o escogemos, de nuevo me incluyo... ese es mi mundo) una de las dos. Lo que pasa es que casi siempre estamos peor porque es más fácil caer que levantarse, quedarse quieto que moverse, hacer un poco más de lo que nos gusta antes de irnos, antes de acabar.

Otra pregunta me ha asaltado últimamente: Si todos tenemos una vida para cada uno ¿por qué hay algunos que prefieren meterse en la de otros que en la misma suya? ¿Acaso no les basta con tener pleno dominio de su vida, como para entrometerse en la de otros? (¿acaso no les basta con hacer lo que se les da la gana con su vida, como para querer joder también la mia?) Hagan lo que quieran con lo suyo, pero no se crean dueños y señores de algo que ya tiene dueño. Muchos leerán esto y dirán: "¿pero cómo joderle la vida a un ADICTO?" o cosas similares. Pues a esos les digo que por más adicto que sea, no soy pendejo; veo cómo unos pocos los manipulan con el meñique y los que se creen SANOS se dejan mangonear. Soy feliz haciendo lo que quiero, y a mí nadie me manipula. Escucho al que me conviene, al sabio, al consejero; no al criticón, al mentiroso, hipócrita o embustero.

Creo que ya pasó un tiempo. Estoy cambiando pero a mi ritmo, yo sé en qué momento pararé y en qué momento seguiré. Y, por ahora, seguiré; soy feliz con mi adicción y lo seguiré siendo hasta que la felicidad me canse (aunque no lo crean eso también cansa, ¿por qué creen que los ricos se suicidan? Por solos y cansados). Sé que perfectamente podría no volver a mi adicción. Pero no quiero. Quiero probar de esa "fruta prohibida" otra vez... y otra vez.. y otra. Querido lector de esta nota, no me critique. Si cree que con criticarme saca algo, yo le respondo: métase en su vida. Atentamente: un adicto (mi nombre no importa, así como tampoco importa lo que he hecho o no).

Por: Ludavim. Comenten, por favor.