Duración de las carreras universitarias versus la calidad de la formación profesional.

La formación profesional integral que ofrecen las universidades está conformada por un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que los estudiantes deben adquirir y desarrollar en el transcurso de sus estudios universitarios, donde habilidades y actitudes propias de cada una de las carreras profesionales giran en torno a esos conocimientos.

Las universidades, tienen la responsabilidad ante la comunidad para desarrollar la formación profesional integral, pero igualmente construir mecanismos dinámicos y continuos que le faciliten ir a tono con los cambios que asigna la sociedad. En ella se producen diversos proyectos de investigación con poca participación de profesores y estudiantes; tesis de grado y de post-grado de alto contenido intelectual, que están en los repisas de la biblioteca en reposo permanente; por otro lado, han existido y existen esfuerzos de estudiantes, profesores, ejes de conocimiento, departamentos, decanatos que han creado y crean ideas, que elaboraron y elaboran proyectos con la participación de la comunidad, pero no fueron sostenibles y posiblemente que los actuales no lo sean ya que la mayoría de ellos dependen de la voluntad de las personas que la integran, de la comunidad en la que interactúan y por no corresponder a políticas ni estrategias de la universidad de manera sistemática y permanente. Existe el talento, de recursos y de conocimiento para generar los cambios necesarios y profundos en el entorno por lo que nos urge canalizar estas capacidades, construyendo estrategias que permita la vinculación entre la comunidad y la universidad.

Si una de las metas de la educación universitaria consiste en formar los profesionales necesarios para que la sociedad avance especialmente en el nivel de bienestar social. El sistema de educación superior, contribuye con un número importante de egresados en las distintas áreas del conocimiento, pero hay un contrasentido, sabemos que la sociedad venezolana tiene inmensos problemas de diferentes y variado matices, sociales, culturales, de valores y sin embargo el desempleo de profesionales universitarios es inquietante. Esto se atribuye a la falta de pertinencia de los aprendizajes propuestos, los profesionales no encuentran empleo en sus especialidades, esto se vincula con: se presenta el saber independientemente de contenidos reales, el alumno no vincula sus aprendizajes con los procesos sociales o económicos del país, poca utilidad de esos aprendizajes para los requerimientos cotidianos de la producción económica, cultural o para la vida cotidiana y domestica. Ahora si estos señalamientos expuestos son pertinentes, hay que examinarnos sobre que medidas ha tomado el sistema de educación superior para revertirlos y hacer los aprendizajes pertinentes a las especialidades que ofrece las universidades.

La educación superior en su inicio se caracterizó por difundir información importada, a través de la función de docencia, en disminución de la investigación y extensión, pues las carencias y exigencias de la comunidad para ese momento histórico eran evidentes (salud, carreteras, viviendas, electricidad...). La escasez de profesionales universitarios para apoyar los planes y programas del Estado, era axiomático, se puede decir que la universidad de ese tiempo cumplía con los presupuestos mínimos que caracterizan a una institución sostenible.

Sobre este contexto, seria preguntarnos si actualmente las instituciones y/o organizaciones para el desarrollo del estado han reflexionado de lo que está sucediendo y si han tomado las medidas apropiadas o si por el contrario lo han sesgado y son ahora más vulnerables; nos encontramos en otro momento histórico y muchas organizaciones están atadas a la institucionalidad construida en la época de bonanza o construida naturalmente en otras circunstancias, la cual les impide revisarse así mismas, para asumir los cambios que la nueva realidad del país. La vigente Ley de Universidades de Venezuela, en su Articulo Nº 2, “Las Universidades son Instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”. Todo esto nos lleva a reflexionar, la duración de las carreras universitarias la cual no debe considerarse como sinónimo de calidad y que esta depende de la profundización que haya en los cursos, no se podría asegurar sin un intenso estudio de los contenidos de las asignaturas, que el poco tiempo que duran las carreras en universidades privadas (institutos universitarios tecnológicos y colegios universitarios), respecto a las universidades públicas puede incidir en la calidad de los profesionales. La duración de las carreras universitarias privadas es menor a las de las públicas y esta puede ser de hasta tres años. Los estudiantes que ingresan inicialmente en una universidad pública, muchos se frustran por la gran cantidad de tiempo que duran las carreras, y buscan otras opciones para instruirse, como las privadas, o posibilidades a distancia, en busca alternativas que les permitan ingresar al mercado laboral, con mayor inmediatez. La discusión que se crea es ¿cuánto debe durar una carrera universitaria?, insta algunas interrogantes, ¿Si la calidad de la educación tiene que ver con el tiempo de estadía en el centro educativo, o por consiguiente con la excelencia del profesional? La calidad de un profesional no depende únicamente del tiempo que reciba, sino de cómo relacione y de la constancia que ponga en desarrollarse laboralmente. Entonces si ese tiempo realmente se invierte en profundizar contenidos, eventualmente la cantidad de tiempo puede causar en calidad de formación profesional, pero en la realidad, ¿en la mayoría de los casos esto es así? Por tanto, el tiempo que se está en la universidad no debería afectar la calidad académica de las carreras, siempre y cuando se aproveche el tiempo, se den herramientas tecnológicas dinámicas en la clase, tomando en consideración que la educación y los procesos de aprendizaje requieren tiempo para asimilarse y consolidarse. Aunque el tiempo que dure una carrera depende mucho de la dedicación de los estudiantes por finalizarla y que en la mayoría de los casos el aprendizaje no debería acelerarse si se quiere que sea bueno y de calidad. Reducir el tiempo en las carreras universitarias podría no ser una solución adecuada, se tendría que estudiar si hay poca posibilidad de asimilación y crítica a lo que se está enseñando, además es más difícil para los jóvenes digerir y aprender la información en poco tiempo considerando su preparación en sus aprendizajes anteriores, si trae del bachillerato las competencias que permitan asimilar los aprendizajes con prontitud, situación que es fundamental para garantizar profesionales de calidad. En este aspecto, convendría considerar que la formación de un técnico superior debería comenzar desde el nivel secundario, para aquellos estudiantes que deseen o necesiten incorporarse rápidamente al mercado laboral, después de culminar sus estudios de bachillerato, con ello se podría construir un espacio para la experimentación con relación a la posibilidad de reconocer y validar competencia obtenida mediante el autoaprendizaje o la experiencia laboral.

Esto implica que el nivel secundario tendría que transformarse, ya que esta concebida actualmente para preparar a los estudiantes a ingresar al nivel de educación universitaria y que no esta preparada para los que deseen ingresar a los institutos de formación tecnológica.

También, existe la necesidad de transformar a los institutos y colegios universitarios ellos deberían evolucionar hacia un currículo universitario, esto generaría a que un técnico superior continuara estudios en la educación superior, ya que los institutos y colegios universitarios son de carácter post-secundarios con orientación practica.

Una nota interesante, es la considerada en el trabajo realizado por el consultor Henry Tovar, bajo el auspicio del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO-IESALC) y el Ministerio de Educación Superior de la República Bolivariana de Venezuela, titulado “Los Institutos y Colegios Universitarios en el contexto de la Educación Superior Venezolana”. “No existen ni la normativa, ni los mecanismos técnicos que permitan evaluar sistemáticamente la calidad de las instituciones universitarias. Actualmente se diseña un sistema de evaluación y acreditación que abarque a todo el sistema de educación superior. Se trabaja en el diseño de un marco metodológico, una estructura organizacional, nuevos criterios para la creación de institutos y colegios universitarios y programas, el instructivo para la rendición de cuentas, el manual de supervisión y en el ensayo de un modelo para la autoevaluación institucional y de programas”. --GildaGomez (discusión) 23:54 16 abr 2008 (UTC)Responder

La Evaluación del Currículo elemento fundamental en la reducción del período o tiempo de duración de las carreras universitarias

La disminución del tiempo de las carreras universitarias en las universidades venezolanas no puede ser una decisión política donde se decrete simplemente que se deben llevar las carreras de cinco años a cuatro o a tres años, o una decisión economicista donde el estado venezolano va a gastar menos en la formación de los estudiantes universitarios, tampoco se puede pensar en una reducción de las carreras sin tener la certeza de un postgrado que respalde a las carreras.

La transformación de nuestras universidades debe ir enfocada hacia  la construcción de una capacidad social adecuada de aprendizajes significativos modernos lo cual  nos lleva a la evaluación de los currículos de una manera integral,  para generar nuevas capacidades de pensamiento y praxis dirigidas a la producción de un conocimiento pertinente y adecuada a nuestra realidad (Didriksson & Col,2006) esto nos lleva a pensar en actualizar los contenidos de los programas de las diferentes asignaturas de las carreras de nuestras universidades y a que debemos enfocarnos en un modelo que se adecue a nuestra sociedad venezolana.

La comisión sobre la “Reforma Curricular”para las Instituciones de Educación Superior reconoció que disminuir el tiempo de duración de las carreras universitarias es un trabajo progresivo, pues deben de considerarse entre otros elementos los contenidos de las asignaturas y su correspondiente acreditación.

Una reforma en la educación superior, entonces, debe diseñar y poner en marcha un nuevo paradigma latinoamericano y caribeño, centrado en los aprendizajes y en un nuevo modelo de oferta académica innovador. Una oferta que pueda ofrecer la más amplia gama de experiencias científicas, tecnológicas y humanísticas que hagan posible un salto de calidad en la responsabilidad social y el compromiso de las instituciones de educación superior en la región (Didriksson & Col, 2006)

	Este paradigma depende de las propias instituciones para constituirse en organizaciones de aprendizaje permanente, en donde la innovación constituya el eje de una nueva cultura académica. 

Para el caso, hay tres procesos que deben atenderse para alcanzar una ruptura con los esquemas tradicionales, reproductivistas y técnico-funcionales: • La articulación curricular a partir de temas y problemas transversales y de promoción de valores. Este proceso implica la integración de múltiples ambientes de aprendizaje, desde los presénciales hasta los virtuales, que desplieguen todas las posibilidades de un individuo o de un grupo social para el aprendizaje de alto nivel. • La movilidad de estudiantes y académicos con base en programas flexibles. Este proceso conlleva cambios sustanciales en las organizaciones universitarias porque genera sistemas que conducen al máximo aprovechamiento del aprendizaje colectivo y de las redes. • El redimensionamiento de las disciplinas alrededor de campos de problemas y de las nuevas áreas del conocimiento moderno.

De asumirse este cambio en la duración de las carreras universitarias habría que capacitar al personal docente, investigación, la introducción de nuevas tecnologías y la mejora de los postgrados.

     Oscana Túpano


Bibliografía

  • Didriksson, A & Col (2006).Tendencias de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. IESALC-UNESCO.