Dimorfismo sexual

diferencia fisonómica entre los sexos de una misma especie

El dimorfismo sexual es definido como las variaciones en la fisonomía externa, como forma, coloración o tamaño, entre machos y hembras de una misma especie. Se presenta en la mayoría de las especies, en mayor o menor grado.

Hembra (izquierda) y macho (derecha) de faisán, mostrando la diferencia de tamaño y color que hay entre los dos sexos

En la mayoría de las especies de insectos, arañas, anfibios, reptiles, aves rapaces, etc. las hembras son más grandes que los machos, mientras que en los mamíferos el macho suele ser el de mayor tamaño, algunas veces de modo muy notable.

También se da el caso de que individuos del mismo sexo presentan distinto aspecto morfológico, lo que recibe el nombre de polimorfismo sexual. Ahora bien, resulta conveniente aclarar que no todas las especies de animales presentan dimorfismo sexual. Muchos reptiles, por ejemplo, con los órganos sexuales internos, no demuestran notorias diferencias externas entre los especímenes de diferente sexo.

Mamíferos

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León (Panthera leo) macho, en segundo plano, y hembra, observándose el marcado dimorfismo sexual.
 
Pareja de babuinos con su cría.

En el caso de los mamíferos, donde los órganos sexuales masculinos se manifiestan en modo externo, el dimorfismo sexual es bien claro. Por ejemplo, el perro macho presenta sus genitales externamente, mientras que la hembra los tiene internos; por otra parte, como en otros mamíferos adultos, las hembras muestran bien marcadas las glándulas mamarias.

Sin embargo, en otras especies de mamíferos, este dimorfismo sexual muestra otros rasgos distintivos. Un ejemplo claro es el del león, especie en la que el macho muestra un mayor tamaño y una profusa cabellera en forma de melena, de la que carece la hembra, o las especies de ciervos en las que a menudo el macho presenta astas, ausentes en las hembras. Si bien es cierto que el dimorfismo sexual está bien descrito en animales adultos, recientes evidencias científicas muestran que existe dimorfismo sexual en lechones recién nacidos, teniendo las hembras un mayor potencial para la regulación inmunitaria local que sus homólogos masculinos[1]​.

El ser humano

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Figuras de un hombre y una mujer en la Placa de la Pioneer (1972-1973).
 
Distribución de vello corporal en mujeres (izquierda) y hombres (derecha).

Una de las principales características morfológicas que diferencian a los hombres y a las mujeres, aparte de los órganos sexuales, es la distribución de la grasa abdominal. Este parámetro se puede determinar mediante el índice cintura/cadera, el cual varía con la edad y dependiendo del sexo:

  • En la primera infancia, el dimorfismo sexual entre hombres y mujeres es muy sutil.
  • Es en la pubertad cuando las diferencias se hacen mucho más aparentes, debido principalmente a la acción de las hormonas esteroideas sexuales. Durante este periodo de tiempo, la distribución de la grasa de la mujer es ginoide, es decir, se acumula mayoritariamente en muslos, cadera y glúteos.
  • Estas diferencias entre hombres y mujeres se mantienen más o menos constantes en la etapa del adulto hasta la llegada de la menopausia. Esto ocurre como consecuencia de la carencia y disminución de los niveles de hormonas esteroideas. En esta etapa, la distribución de la grasa en las mujeres pasa a ser androide, es decir, se acumula especialmente en la cintura. En el caso de los hombres, los cambios en la distribución son más leves pero aumentan de forma constante a lo largo de la vida.[2]
  • A partir de este punto, la distribución es androide tanto en hombres como en mujeres.

La relación entre edad/sexo y el tamaño/forma corporal depende de procesos biológicos subyacentes y factores ambientales.[3]

 
Pareja de patos mandarines.
 
Gallo y gallina.

Se han propuesto como posibles mecanismos de la macroevolución del dimorfismo sexual del tamaño en las aves la selección sexual, la selección para la fecundidad en las hembras, la divergencia de nicho entre los sexos y la alometría, pero su importancia relativa aún no se conoce del todo.[4][5]​ En el caso de la clase aves, es muy común hablar de dimorfismo sexual refiriéndose fundamentalmente al plumaje, como en el diamante mandarín (Taeniopygia guttata), el gorrión común (Passer domesticus) o el cabecita negra (Carduelis magellanica), los machos en general presentan un plumaje más llamativo que el de las hembras. Por ello se expresa con o sin dimorfismo sexual, según machos y hembras compartan el colorido de sus plumajes. Pero suele darse el caso que el plumaje presenta dimorfismo estacional, un plumaje diferente para macho y hembra, durante la estación reproductiva y similar en ambos sexos durante la estación invernal o no reproductiva. Estos plumajes son comunes en aves migratorias. En general las especies de aves que presentan marcado dimorfismo sexual en colorido, etc., también presentan gran dimorfismo en comportamiento; mientras que aquellas especies en que los machos y hembras difieren poco morfológicamente suelen compartir las actividades de construcción del nido y cuidado de la cría.

Otras características diferenciadoras pueden ser por ejemplo la cresta en la cabeza y los espolones en las patas de los machos de la gallina doméstica (Gallus gallus).

En los peces, también hay ejemplos claros de dimorfismo sexual. Un claro ejemplo de ello es el luchador de Siam (Betta splendens), siendo el macho dotado de colores más brillantes y aletas más amplias. Algo similar ocurre con los pecílidos, siendo el caso del guppy el más destacable.

 
Dimorfismo sexual en trilobites del Cámbrico.[6]

Invertebrados

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Macho y hembra de Orgyia antiqua.

Entre los invertebrados encontramos muchos casos de dimorfismo sexual. Si bien en estos animales las diferencias —para la mayoría de las especies que las presentan— están en el tamaño (ejemplo: la hembra de la tarántula, del género Grammostola, es mucho más grande que el macho), también se pueden encontrar variaciones cromáticas (como en ciertos lepidópteros) o de apariencia (como en algunos cefalópodos).

Dimorfismo sexual en insectos

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Los insectos presentan una gran variedad de dimorfismos sexuales en ciertos taxones. Estas diferencias sexuales incluyen tamaño, ornamentación y coloración, así como producción de feromonas, luz (Lampyridae), ausencia de alas, etc.[7]​ El mayor tamaño de las hembras en muchos taxones evolucionó a pesar de la intensa competencia entre los machos.[8]​ En Osmia rufa, las hembras son más grandes y gruesas que los machos, con los machos de 8 a 10 mm y las hembras de 10 a 12 mm de longitud.[9]​ Este dimorfismo sexual es causado por la cantidad de provisiones en las celdillas de machos o hembras, en que las hembras disponen de más polen que los machos.[10]

Además del dimorfismo sexual, algunas especies presentan dimorfismo entre los machos, que parece tener el objeto de determinar diferentes papeles. Esto se observa en la especie de abejas Macrotera portalis en que hay un morfo macho de cabeza pequeña capaz de volar y un morfo de cabeza grande que no vuela.[11]

Anthidium manicatum también presenta dimorfismo sexual masculino. La selección de machos más grandes que las hembras está determinado por el comportamiento territorial agresivo y por el éxito reproductivo resultante. Machos más pequeños también están presentes.[12]Lasioglossum hemichalceum es otro ejemplo de abeja que muestra un dimorfismo marcado entre los machos de la especie.[13]

Véase también

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Bibliografía

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  1. Christoforidou, Zoe; Mora Ortiz, Marina; Poveda, Carlos; Abbas, Munawar; Walton, Gemma; Bailey, Michael; Lewis, Marie C. (2019). «Sexual Dimorphism in Immune Development and in Response to Nutritional Intervention in Neonatal Piglets». Frontiers in Immunology 10. ISSN 1664-3224. doi:10.3389/fimmu.2019.02705/full. Consultado el 17 de abril de 2023. 
  2. Santos-Marcos, Jose Antonio; Mora-Ortiz, Marina; Tena-Sempere, Manuel; Lopez-Miranda, Jose; Camargo, Antonio (7 de febrero de 2023). «Interaction between gut microbiota and sex hormones and their relation to sexual dimorphism in metabolic diseases». Biology of Sex Differences 14 (1): 4. ISSN 2042-6410. PMC 9903633. PMID 36750874. doi:10.1186/s13293-023-00490-2. Consultado el 17 de abril de 2023. 
  3. Winkler, Thomas W.; Justice, Anne E.; Graff, Mariaelisa; Barata, Llilda; Feitosa, Mary F.; Chu, Su; Czajkowski, Jacek; Esko, Tõnu et al. (1 de octubre de 2015). «The Influence of Age and Sex on Genetic Associations with Adult Body Size and Shape: A Large-Scale Genome-Wide Interaction Study». PLoS genetics 11 (10): e1005378. ISSN 1553-7404. PMC 4591371. PMID 26426971. doi:10.1371/journal.pgen.1005378. Consultado el 20 de febrero de 2017. 
  4. Caron, FS; Pie, MR (2024). «The macroevolution of sexual size dimorphism in birds». Biological Journal of the Linnean Society 141: in press. 
  5. Bravo, C; Bautista-Sopelana, LM; Alonso, JC (2024). «Revisiting niche divergence hypothesis in sexually dimorphic birds: Is diet overlap correlated with sexual size dimorphism?». Journal of Animal Ecology 93: 460-474. 
  6. Liñán, E.; Gámez Vintaned, J. A.; Gozalo, R.; Dies Álvarez, M. E.; Chirivella Martorell, J. B. y Esteve, J. (2009): «Las especies de "paradoxides" del yacimiento cámbrico de Murero y el hallazgo de dimorfismo sexual en los trilobites» Archivado el 10 de junio de 2015 en Wayback Machine., artículo publicado en 2009 en la revista Naturaleza Aragonesa, 23: págs. 4-11.
  7. Bonduriansky R (2007). «The evolution of condition-dependent sexual dimorphism». The American Naturalist 169 (1): 9-19. PMID 17206580. doi:10.1086/510214. 
  8. Barreto F. S.; Avise J. C. (2011). «The genetic mating system of a sea spider with male-biased sexual size dimorphism: Evidence for paternity skew despite random mating success». Behavioral Ecology and Sociobiology 65 (8): 1595-1604. PMC 3134710. PMID 21874083. doi:10.1007/s00265-011-1170-x. 
  9. Gruber, Bernd; Eckel, Katharina; Everaars, Jeroen; Dormann, Carsten F. (30 de junio de 2011). «On managing the red mason bee (Osmia bicornis) in apple orchards». Apidologie 42 (5): 564-576. ISSN 0044-8435. doi:10.1007/s13592-011-0059-z. 
  10. Rust, R.; Torchio, P.; Trostle, G. (1989). «Late embryogenesis and immature development of Osmia rufa cornigera (Rossi) (Hymenoptera : Megachilidae)». Apidologie 20 (4): 359-367. doi:10.1051/apido:19890408. 
  11. Bryan Danforth (1991). «The morphology and behavior of dimorphic males in Perdita portalis (Hymenoptera : Andrenidae)». Behavioral Ecology and Sociobiology 29 (4): 235-pp 247. doi:10.1007/bf00163980. 
  12. Jaycox Elbert R (1967). «Territorial Behavior Among Males of Anthidium Bamngense». Journal of the Kansas Entomological Society 40 (4): 565-570. 
  13. Kukuk, Penelope F. (1 de octubre de 1996). «Male Dimorphism in Lasioglossum (Chilalictus) hemichalceum: The Role of Larval Nutrition». Journal of the Kansas Entomological Society 69 (4): 147-157. JSTOR 25085712.