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[[Archivo:Coves o grutes de sant Josep, la Vall d'Uixó.JPG|thumb|right|upright|Interior de las ''grutas de San José'']]
 
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== Historia ==
Antes de los adelantos del siglo XX, importantes historiadores como [[Antonio José de Cavanilles|J. Cavanilles]], [[Sebastián Miñano]], o [[Pascual Madoz]], ya citaron en sus obras sobre geografía la existencia de esta cavidad. También se tuvo constancia de que la cavidad era conocida desde el [[Paleolítico Superior]] (hará unos 17 000 años), como lo demostraron los yacimientos arqueológicos encontrados en la boca de acceso junto a las [[Pintura rupestre|pinturas rupestres]] del período [[Magdaleniense]]. Incluso la proximidad de un poblado ibérico también indicaba que durante la época íbera la cueva fue conocida y explorada, al igual que durante la larga dominación [[Antigua Roma|romana]], a la vista de una lápida encontrada dedicada a [[Caio Cneo Craso]], hijo del cónsul romano [[Marco Licinio Craso]].<ref name=":1">{{Cita noticia|título=Historia Coves de Sant Josep - Coves de Sant Josep|url=http://covesdesantjosep.es/historia-coves-de-sant-josep/|fechaacceso=11 de septiembre de 2018|periódico=Coves de Sant Josep|idioma=es-ES}}</ref><ref>{{Cita noticia|título=La historia del río subterráneo navegable más largo de Europa|url=http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2015/03/04/54f6fe00ca4741b50a8b4575.html|fechaacceso=11 de septiembre de 2018|periódico=ELMUNDO|idioma=es}}</ref><ref name=":2">{{Cita noticia|título=El río subterráneo navegable más largo de Europa está en las Cuevas de San José (Castellón)|url=https://www.abc.es/viajar/noticias/abci-subterraneo-navegable-mas-largo-europa-esta-cuevas-san-jose-castellon-201707312155_noticia.html|fechaacceso=11 de septiembre de 2018|periódico=abc|idioma=es-ES}}</ref>
 
=== Exploración ===
Existen referencias del siglo XIX sobre la costumbre de concentrarse los vecinos alrededor de la fuente del paraje (La Font de San Josep), debido a la festividad de la Festa de les Flors, donde era habitual que los más atrevidos se adentrasen en la cueva. Sin embargo, no fue hasta el año 1902, cuando se realizó la primera exploración conocida, alcanzándose la Boca del Forn (un estrecho paso que a través del pequeño espacio que dejaban las aguas en aquella época, marcaba el límite de la parte accesible de la cueva).<ref name=":1" /><ref name=":2" /><ref name=":3">{{Cita web|url=http://www.cuevascastellon.uji.es/ES6D01.php?id=3692|título=Mapa de la cavidad|fechaacceso=11 de septiembre de 2018|sitioweb=www.cuevascastellon.uji.es}}</ref>
Aunque resulte una obviedad, hay que advertir previamente que el estado de la Gruta era bien distinto a como lo conocemos en la actualidad, pudiendo intuir un antro recorrido intermitentemente por un río a través de una serie de salas secas cuando el manantial desaparecía entre las peñas o galerías recorridas por el agua cuando esta surgía de nuevo. Era en estos casos en los que, si la anchura y profundidad de la cavidad lo permitía, el río formaba amplias lagunas, o bien el manantial recorría angostos pasos entre el caos de rocas arrancadas a la cavidad para desaparecer de nuevo.
 
Durante los siguientes años fue creciendo el interés por conocer con detalle la cueva, y en 1915 el historiador [[Carlos Sarthou Carreres]] realizó una exploración parcial. En 1926, un grupo de vecinos superó la Boca del Forn y alcanzó el Lago de Diana (Llac Diana), encontrando como obstáculo insalvable la Galería de los Sifones (Galeria dels Sifons). En 1929, fallece Herminio Arroyas Martínez, un vecino de la localidad al intentar superar la Galería de los Sifones. En estos años comienzan las primeras tentativas de acondicionar la cueva para facilitar las visitas instalando pasarelas, y desde 1936 hasta 1950, se inician las obras de urbanización, con el dragado y construcción de una presa, por lo que ya en 1950, La Boca de Forn deja de ser el límite del recorrido, y mediante [[barreno]]s se agranda hasta permitir el paso de las barcas.<ref name=":1" /><ref name=":2" /><ref name=":3" />
Es en el año 1902, cuando se conocen los pormenores de lo que podríamos considerar como la primera exploración gracias a la descripción trasmitida por el periodista local Ernesto Pérez Almela en los siguientes términos:
 
La primera exploración realizada por un grupo de [[Espeleología|espeleólogos]] se realizó en 1954, por parte del Centro Excursionista de Valencia, y en 1958 dicho grupo confecciona el primer plano topográfico de la cueva. En 1960 se comprueba la continuidad de la cueva al superar [[Joaquín Saludes]], del Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas de Valencia, la Galería de los Sifones.<ref name=":1" /><ref name=":2" /><ref name=":3" />
“Con ocasión de la visita de un paisano que residía en Madrid, don José Segarra, que estaba encargado de varias salas de espectáculos y juegos, tras la consabida paella, era obligada la gira a la Cueva. Pero esta vez hubo proposición de entrar hasta donde se pudiera. Cuatro de los comensales se decidieron a entrar los primeros, cuya expedición la formaron: don Eleuterio Pérez Solernou, don Matías Cruzado Tárrega, don Társilo Arroyas y el citado don José Segarra. Este grupo llegó con la pequeña y rudimentaria embarcación, de base plana, traída de la playa de la Casablanca, de Almenara, hasta el lugar que se conocía con el nombre de “Plaza de las Maravillas”, distante de la entrada de la Cueva unos 300 metros, desde donde se veía la famosa “Boca del Forn”, junto a la cual hay un gran embalse, y que para cuantas personas habían intentado explorar hacia el interior, tuvieron que arriesgarse a penetrar en este embalse y luego continuar a nado por la citada boca, que era un orificio de 80 centímetros de anchura. Estos expedicionarios no se decidieron a traspasar dicho punto y regresaron sin novedad al exterior.
 
Pero la segunda expedición tuvo lugar a continuación, provistos de hachas y también como los primeros, aligerados de ropas y tripulando la frágil embarcación. La formaban, esta vez, don Manuel Martínez Falcó, don Joaquín Aragonés Puchol, don Federico López Castelló y don Leopoldo Lapuerta Nabás. Al llegar a la fatídica “Boca del Forn” se dividieron las opiniones; unos decididos a adentrarse a nado, otros a retroceder. En estos y aquellos pareceres la barquichuela zozobró, apagándose las hachas y cayendo sus ocupantes en el embalse. Como pueden suponerse la confusión y el pánico fue enorme. Milagrosamente, dos de ellos pudieron agarrarse a una gruesa estalagmita que llegaba hasta flor de agua, y don Manuel Martínez nadando y después de varios frustrados intentos desesperados para dar con la salida (la cueva no tenía entonces iluminación alguna), optó al fin por dejarse llevar por la suave corriente para así poder salir afuera, donde los demás amigos ya estaban alarmados y en guardia ante la presencia de una petaca y otros objetos que vieron flotar en la corriente del agua y que indicaban o presagiaban que algo había sucedido.
 
La llegada del naufrago confirmó tales sospechas, el cual completamente extenuado sólo pudo decir que los de dentro se ahogaban.
 
Nuevo golpe, pero al final pudieron ser salvados todos, no sin antes haber tenido que emplear los más hábiles recursos. Pero la población ya creía alarmada por la tremenda noticia de que aquella aventura había de costar la vida a alguno de aquellos hombres, que llevados de un noble afán de investigación las habían expuesto sin ningún provecho propio.”.<ref name=":2">{{Cita noticia|título=Semanario Uxó, 05-02-1967|url=|fechaacceso=|periódico=|idioma=es-ES|apellidos=Pérez Almela|nombre=Ernesto}}</ref>
 
El atractivo de la Gruta de San José se limitaba a la visita de los pocos excursionistas que hasta allí se acercaban y, penetrando unas decenas de metros en ella a través de improvisadas pasarelas de tablones, observaban con curiosidad el antro y los miles de murciélagos que en el habitaban.
 
En el año de 1927 se iba a dar un paso cualitativo en la exploración de la Gruta. Ante las necesidades de suministrar agua potable a la población fue necesario buscar una mayor pureza en las entrañas de la cueva pues, ya en la Sala de los Murciélagos, la colonia de miles y miles de ejemplares depositaba sus excrementos en aquellas cristalinas aguas lo que llevaba a pensar que aquello era uno de los motivos que provocaban su impureza:
 
“La murcielaguina que forma montones en las aguas que discurren por la cueva de San José infeccionadas por tanta basura y desluciendo aquella maravilla natural.” <ref>{{Cita noticia|título=|fecha=18 de noviembre de 1930|periódico=LIBERTAD}}</ref>
 
Entonces se ignoraba que el agua ya venía contaminada desde sus orígenes. Esta investigación permitió la nueva conquista del misterioso antro cuyo hito fue la exploración más allá de la ''Boca del Forn'', hasta entonces infranqueable. Para facilitar esos trabajos de sondeo se llevó a cabo la primera instalación de una línea de alumbrado eléctrico en su interior, <ref>{{Cita libro|título=LIBROS DE ACTAS MUNICIPALES|año=24 de febrero de 1927|editorial=Arxiu municipal. Ajuntament de la Vall d'Uixó}}</ref>y una circunstancia añadida que animó a los primeros osados a traspasar aquellos límites vino del bajo caudal motivado por la prolongada sequía que por entonces se venía padeciendo lo que, después de unos trabajos añadidos de rebaje del nivel del agua en la Gruta, permitió el examen de la ''Boca del Forn'' y la perforación de un angosto paso por el que deslizar una estrecha canoa, oportunidad que posibilitó abrir los reconocimientos más allá.<ref>Ver relatos de estas exploraciones en Heraldo de Castellón de los días 26 de marzo, 7 de abril, 8 de junio y 13 de agosto de 1927 en las que el maestro Pedro Viruela fue uno de los principales promotores.</ref> El caso es que la instalación del alumbrado, pensada inicialmente para facilitar los trabajos de investigación del manantial, quedó como definitiva y desde el Ayuntamiento se comenzó a valorar la posibilidad de negocio convirtiendo la Gruta en visitable cuando se acababa de estrenar la palabra “turismo”.
 
Pero, el lunes día 20 de agosto de 1928, un grupo de cinco amigos se adentró en la cueva y uno de ellos, el joven de 21 años Herminio Arroyas Martínez, embarcando en la pequeña lancha allí dispuesta, fue a penetrar hacia el interior del antro, cuando poco después sus compañeros oyeron gritos de auxilio; arrojándose al agua dos de sus amigos nadaron hasta la barca sin encontrar ni rastro de Herminio pudiendo comprobar que los hilos de la conducción eléctrica habían sido arrancados. Presentados en el lugar el Juez y la Guardia Civil, fue necesario sondear el fondo de la Gruta mediante unos ganchos para encontrar el cuerpo del infortunado joven quien, probablemente, al agarrarse a los cables eléctricos debió de sufrir una descarga y al desvanecerse pereció ahogado. Hasta aquel momento el Ayuntamiento preveía abrir la Gruta a las visitas mediante el cobro de una entrada, hasta el punto de que para el ejercicio económico de 1929 ya se contemplaba una partida de ingresos proveniente de esta incipiente actividad turística. Pero el desgraciado accidente hizo caer en la cuenta de la precariedad de las instalaciones y la más que posible eventualidad de que un incidente como el que acababa de suceder pudiera derivar en una nueva tragedia. De manera que desde el Consistorio se abandonó momentáneamente toda idea de explotación turística y el pretendido arbitrio por entrada a la Gruta fue suprimido del presupuesto municipal. Hubo que esperar hasta 1930, una vez apagados los ecos de la tragedia y contemplada una partida de 1.000 pesetas para una nueva instalación eléctrica, para que se volviera a prever el ingreso en las arcas municipales de 25 céntimos por visitante, estimándose que a lo largo del año se recaudarían 250 pesetas por la explotación de la Gruta,[ esto es, la supuesta entrada de 1.000 visitantes a lo largo de aquel año. Pero el pago de estos veinticinco céntimos por persona que pretendiera acceder a la Gruta acabará suprimiéndose definitivamente un año después, lo que viene a anunciar el poco éxito de las intenciones municipales de obtener un rendimiento económico del lugar como atractivo turístico.<ref>{{Cita libro|apellidos=FUERTES PALASÍ|nombre=JUAN|título=VALL DE UXO S. XX. LA DICTADURA. De la renovación al fracaso. Vol III|año=2022|editorial=SIMURIA|isbn=978-84-124521-3-6|páginas=94-96|capítulo=Una Ciudad que despierta}}</ref>
 
Las visitas a la gruta no se contemplaban todavía como una actividad turística rentable y ante la presencia de alguna personalidad y a instancias del Ayuntamiento, se abría la cancela para que el invitado contemplara el manantial desde el interior. Un resbaladizo y tambaleante pasadizo de tablones conducía hasta la “Sala de los Murciélagos”, donde, a la luz de unas pocas bombillas, el impresionado visitante podía observarlos a miles, inquietos, apiñados y agarrados a la bóveda. Al finalizar la visita se volvía a cerrar y en estas condiciones permanecería durante mucho tiempo.
 
Poco se haría y a pesar de que durante la dictadura de Primo de Rivera ya se había creado el Patronato de Turismo, la Gruta no despertará más interés que el testimonial manifestado por cuantos se acercaban hasta el paraje. A la altura de 1936, en el semanario local "Espadán", un artículo firmado por "Un entusiasta" ya advertía de las posibilidades de la gruta:
 
"Todos conocen nuestra fuente de San José. […] Como paraje resulta delicioso, con rico y abundante manantial, con vistas panorámicas preciosas, con una carretera moderna que une la fuente con nuestro querido Vall de Uxó. ¿Qué más falta? Sí y mucho. Y es que nuestro excelentísimo Ayuntamiento salga de su letargo y se percate de la belleza sin límites que contiene todo aquello. […] Que se busque a un técnico y bajo su responsabilidad vaya transformando todo. […] Que la instalación eléctrica de la cueva pobre y ridícula, sea sustituida por una nueva para así poder admirar lo fantástica que es […] y facilitar más el acceso hacia el interior." <ref>''Semanario Espadán'' nº 24 de 20 de junio de 1936. Vall de Uxó</ref>
 
No será hasta bien avanzados los años 50, con el creciente acceso a los medios de automoción por parte de las familias, cuando los grupos turísticos comenzarán a visitar el paraje de una manera más intensa, en principio en una esfera comarcal y regional. Sin embargo en el Municipio nadie aún reparaba en las verdaderas posibilidades de San José.
 
Durante las tremendas lluvias torrenciales de octubre de 1956 la fuente creció de una manera excepcional, de manera que en el sifón denominado como “Boca del Forn” la fuerza del agua emergente provocó tal presión que destruyó todo el armatoste de las pasarelas de tablones. Desmantelado todo el endeble entramado que servía para la visita, por fin en el verano del siguiente año, y ya bajo la alcaldía de [[:ca:Eleuterio_Abad_Martín|Eleuterio Abad Martín]] ,<ref>Eleuterio Abad será el principal impulsor del paraje de San José y la Gruta navegable tal y como se conoce hoy. Una versión aceptada sostiene que Abad, durante su etapa de delegado del equipo de fútbol local, el C.D. Segarra, visitó las Cuevas del Drach durante uno de tantos encuentros que el Segarra sostuvo con el At. Mallorca; fue en esta visita cuando el proyecto de hacer navegable la Gruta se forjó en su cabeza, idea que materializó al llegar a la alcaldía de Vall de Uxó.</ref> se anunciaba la exploración de la Gruta para averiguar el origen del manantial y estudiar la posibilidad de aumentar sus aguas. En 1958 queda confeccionado el primer plano topográfico de la Cueva que elaborará el Centro Excursionista de Valencia. Al mismo tiempo se buscaba la posibilidad de proporcionar a los visitantes una visita más extensa más allá de la primera galería. No se preveía todavía la visita navegable mediante las barcas pues ni siquiera se sospechaba que ésta iba a ser posible.
 
Juntamente con el reconocimiento espeleológico comenzaban a perfilarse los primeros proyectos al respecto: la edificación de una colonia veraniega; la construcción de dos piscinas, juegos infantiles, la instalación de servicios de restauración, etc.
 
Las exploraciones subsiguientes alcanzaron una profundidad de 300 metros. Ahora sí se estudiaba el ensanchamiento de la “Boca del Forn” para posibilitar la entrada de una barca grande, y se contemplaba hasta la perforación de una galería desde la parte superior de la montaña que permitiera la circulación de aire dentro de la cueva: la avalancha de turistas pronto iba a llegar.
 
Bajo estas expectativas se iniciaron las obras. Se dinamitaron los pasos estrechos y se drenó todo el interior del antro para retirar los escombros de rocas y sedimentos, espaciando y profundizando el recorrido. El 18 de julio de 1960 quedaba inaugurado el recorrido de los primeros 380 metros de galería navegable que contaba con el acomodo de una lancha con capacidad para quince visitantes y una nueva iluminación. <ref>{{Cita libro|apellidos=FUERTES PALASÍ|nombre=JUAN|título=LOS AÑOS DORADOS, LOS AÑOS DE PURPURINA. EL VALL DE UXÓ DE LOS SESENTA|año=2018|editorial=SIMURIA|isbn=978-84938391-7-8|página=|capítulo=El turista 1.999.999|páginas=265-296}}</ref>
 
En 1960 se comprueba la continuidad de la cueva al superar [[Joaquín Saludes]], del Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas de Valencia, la Galería de los Sifones.<ref name=":1" /><ref name=":3">{{Cita web|url=http://www.cuevascastellon.uji.es/ES6D01.php?id=3692|título=Mapa de la cavidad|fechaacceso=11 de septiembre de 2018|sitioweb=www.cuevascastellon.uji.es}}</ref>
 
Las voladuras con dinamita permiten abrir este paso en 1961, quedando descubierto el Estanque Azul y el resto de las galerías que constituyen el recorrido actual, descubriéndose también la Galería Seca.<ref name=":1" /><ref name=":3" />
 
A partir de este momento la visita de turistas creció exponencialmente pasando de más de tres mil visitantes en 1960 a veinte mil en el años siguiente. Este número se duplicó en 1962 y las agencias de viajes valencianas comenzaron a incluir la visita al paraje entre sus excursiones turísticas regulares. Se encargó la nueva instalación de la iluminación al prestigioso ingeniero catalán Carlos Buigas, “el Mago de la luz”, enfocando las formaciones calcáreas y los fondos subacuáticos; este particular significó un reclamo turístico añadido explotado convenientemente a través de la publicidad.
 
En los años sucesivos (de 1971 a 1975), diversas expediciones de [[espeleología|espeleólogos]] de [[Castellón]] y [[escafandra|escafandristas]] de [[Barcelona]], acabarán por descubrir nuevas galerías y sifones, tras llegar hasta el final conocido de la cavidad, alcanzando los 2 348 metros de longitud.<ref name=":1" /><ref name=":3" />
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* Aparcamiento
 
== Véase también ==
* [[Museo Arqueológico de Vall de Uxó]]