Diferencia entre revisiones de «Sebastián Hurtado de Corcuera»

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'''Sebastián Hurtado de Corcuera y Gaviria''' ([[Lantarón|Bergüenda]], [[Álava]] [[25 de marzo|25 marzo]] [[1587]]? - [[Tenerife]], [[12 de agosto]] de [[1660]]) fue un militar y gobernador colonial español.
 
Caballero de la [[orden de Alcántara]], participó en la [[guerra de Flandes]], fue gobernador de [[Panamá]] (en aquella época dependiente del [[virreinato del Perú]]), gobernador y capitán general de Filipinas,<ref>[http://books.google.es/books?id=ee1WAAAAMAAJ&pg=PA267 An historical view of the Philippine Islands]</ref> [[corregidor]] de [[Córdoba (España)|Córdoba]] y capitán general de las islas [[Canarias]], al mismo tiempo que presidente de la [[Real Audiencia de Canarias]].<ref>[[José Viera y Clavijo]]: [http://books.google.es/books?id=PG8OAAAAQAAJ&pg=PA278 Noticias de la historia general de las islas de Canaria], págs. 278-283.</ref><ref>Joaquín Blanco: {{enlace roto|1=[http://bdigital.ulpgc.es/mdc/Fichas/mod_textos_f.php?accion=Texto&id=5292&vol=no&td=0042860 Breve noticia histórica de las Islas Canarias] |2=http://bdigital.ulpgc.es/mdc/Fichas/mod_textos_f.php?accion=Texto&id=5292&vol=no&td=0042860 |bot=InternetArchiveBot }}, pág. 267.</ref>
 
En [[1637]] envía una expedición para someter a los pueblos ribereños del [[lago Lanao]] en la isla de [[Mindanao]].
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==== Sus primeros años ====
Don Sebastián Hurtado de Corcuera nació el 25 de marzo de 1587, en la villa de Bergüenda (Álava). De sus primeros años se sabe que pasó parte de su niñez en Gran Canaria, en compañía de su tío a la sazón Inquisidor de esa Isla (Viera y Clavijo, 1772-1776: 279). A la edad de 24 años ingresó como militar al servicio de la Corona. La tradición venía de lejos, ya que sus familiares más directos habían desarrollado una intensa actividad castrense. En el año 1611 [[Felipe III de España|Felipe III]] le hizo merced de 8 escudos de «ventaja» al mes, pasando a los Estados de Flandes donde sirvió de soldado simple en el Tercio del Maestre de Campo don Iñigo de Borja, hasta que en el año 1616 se le nombra alférez de una compañía. Un año más tarde, en 1617, obtuvo merced de su Alteza el Señor Archiduque Alberto y entró a formar parte del Tercio del Maestre de Campo don Simón Antúnez, en el que sirvió hasta el año 1623. La turbulenta situación por la que atravesaba Europa, sumida en la Guerra de los Treinta Años, llevó a don Sebastián Hurtado de Corcuera a comprometerse decididamente con los intereses españoles cuando en 1621, al expirar la [[Tregua de los doce años|Tregua de los Doce Años]] y reanudarse la guerra entre España y las Provincias Unidas, la corte de Madrid se ve impulsada a intervenir en el conflicto alemán para mantener la ruta terrestre a los Países Bajos. Hurtado de Corcuera participó en el año 1622 en la toma de Juliers, ciudad asediada durante seis meses por las tropas del general Ambrosio Spínola Doria. En el año 1623, la gobernadora de los Países Bajos, [[Isabel Clara Eugenia de Austria|Isabel Clara Eugenia]], tía de [[Felipe IV de España|Felipe IV]], le hizo merced de una «Compañía de Lanzas, sirviendo con corazas» hasta el año 1627, en que abandonó los Países Bajos, siendo sustituido en su puesto de Capitán de Caballos por don Esteban de Gamarra y Contreras, el 5 de julio de ese año. Un año antes, en 1626, Felipe IV le había nombrado [[Orden de Alcántara|Caballero de la Orden de Alcántara]].
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==== Su paso por las Indias: Gobernador de Panamá ====
No cabe duda de que el rey Felipe IV debió de valorar la lealtad y eficacia de Sebastián Hurtado de Corcuera dados los importantes empleos que le encomendó en tierras americanas. En el año 1627 emprendió viaje hacia las Indias donde permaneció ocupando diferentes cargos hasta el año 1635.
 
La primera misión que se le encargó cuando llegó a [[Virreinato de Nueva España|Nueva España]] fue la de dar cuenta al monarca español de la situación de una armada de 80 galeones que los holandeses, en compañía del rey de Francia, [[Luis XIII de Francia|Luis XIII]], estaban fabricando para enviar a las Indias y atacar a los buques españoles. En esta época, este territorio se había convertido en el escenario principal de la lucha internacional por adquirir posesiones en América, donde confluyeron franceses, ingleses, holandeses para ocupar territorios deshabitados o para expulsar a los españoles de ellos.<blockquote>«… Una escuadra pasaría por el Estrecho de Magallanes al Mar del Sur, al Perú, para tomar aquellas costas, y tomar la Plata desde Arica bajar al Callao de Lima, y de allí a Panamá que de ordinario debían de ser de 6 a 7 millones de Barras y Moneda. La otra escuadra, para que corriese las costas de Cartagena de las Indias, La Habana, y Veracruz, hasta el Canal de la Habana, y la tercera, para barloventear entre el Cabo de San Vicente, y el de Cantin, a guardar los galeones de la Plata de V. M., con designio de que si escapasen de la Escuadra del Perú, diese la Plata en la de Barlovento, y a bien librar en esta tercera de las costas de España…»</blockquote>Habiendo dado cuenta al monarca y a su valido, el [[Conde-duque de Olivares|conde duque de Olivares]], el Rey  se sirvió de mandar, por [[Real cédula|Real Cédula]], que Corcuera pasase al Perú a ser Maestre de Campo del Tercio del Callao y tesorero de la Real Caja de Lima. En este servicio estuvo desde el mes de octubre de 1627 hasta 1633, haciendo oficio también de General de la Caballería, que el conde de Chinchón, virrey de Felipe IV, le ordenó servir. En este último año de 1633, Felipe IV dictaminó que Corcuera pasase a servir a Panamá de Gobernador, Capitán General y Presidente de aquella Audiencia Pretoral, donde estuvo 18 meses. En el año 1651, Hurtado de Corcuera será nombrado de nuevo, Gobernador de Panamá, no aceptando el cargo.
 
Por esas fechas, Panamá era un importante territorio de paso de productos ameri- canos y metales preciosos con destino a los mercados europeos, a la vez que un importante centro comercial de productos procedentes de Europa con destino a las Indias. En este territorio se celebraban importantes ferias, como la que tenía lugar en [[Portobelo (ciudad)|Portobelo]], ciudad fundada en el año de 1597 por Francisco de Valverde  y Mercado, que pronto se convirtió  en uno de los mayores puertos americanos por el que transitaban casi dos tercios de las mercancías que circulaban entre España y las Indias, y paso natural hacia el Perú. Además era un enclave mercantil cuya principal función era abastecer de artículos europeos los mercados americanos y enviar con destino a España los metales preciosos procedentes del Perú. San Lorenzo, cerca del pueblo de Chagres, Portobelo y la ciudad de Panamá fueron consideradas las «tres llaves» de América y puntos esenciales del comercio español, puntos desde los cuales todo el Reino se nutría del oro de Nueva España.
Desde que comenzó a gobernar en Panamá, Hurtado de Corcuera puso el máximo empeño en hacer frente al acoso de la piratería; para ello España había establecido un régimen de flotas y un plan de fortificaciones extraordinariamente eficaz, construyendo casti- llos y baluartes en algunos lugares clave, como la citada Portobelo y Panamá. Su nombra- miento como Maestre de Campo y Lugarteniente de Panamá tuvo por finalidad organizar la protección de la ciudad frente a las invasiones y conjurar sus peligros.
La primera necesidad que le surgió a Corcuera fue la de reforzar la ciudad de Panamá que ofrecía menos resis- tencia al no estar fortificada; no como ocurría con San Lorenzo, que contaba con el Castillo de San Lorenzo Real de Chagres construido en el año 1595 por orden de Felipe II, y con el puerto de Portobelo, que tenía los Castillos de Santiago de la Gloria y de San Felipe. En este sentido, en el año 1634, Felipe IV había expedido una orden a Hurtado de Corcuera al objeto de establecer una guarnición de 318 soldados en esos tres castillos. Doscientos soldados para el Castillo de Santiago, cien para el de San Felipe y dieciocho, con dos artilleros, para   el Castillo de San Lorenzo, «…conviene que toda esta gente sirvan con mosquetes porque los arcabuces no alcanzan ni hacen tan buen efecto. La mosquetería tiene veinte pessos y dos reales cada soldado de sueldo la arcabucería diez y seis de a ocho…»8.
 
En el mismo año se dictó una Real Cédula, también con fines defensivos, para proceder a la reparación y fortificación de «Las Casas de las Cruces y los Castillos de Portobelo y Chagres»9. Hurtado de Corcuera igualmente destacó en otras acciones como la exploración y conquista de nuevos territorios y labores de evangelización; como, por ejemplo, la reducción de los indios guaimíes, en Veraguas, donde existían importantes minas de oro, o la evange- lización de «vasallos, españoles, negros y mulatos, cuarterones y zambos a dos, cuatro, seis y ocho leguas de las ciudades y lugares…» El Gobernador nos relata en los documentos, que no oían misa, ni se confesaban, ni vivían como cristianos y cómo tuvo que enviar a los Padres de la Compañía de Jesús y otros sacerdotes a administrar los sacramentos, confe- sando a personas de 7 a 26 años. No en vano publicó un auto ordenando que debieran ir a vivir a lugares de doctrina cristiana y que si no cumplían la ley les quemarían los bujíos o chozos. El auto no fue cumplido y el Gobernador envió una docena de soldados y un cabo para quemar los bujíos donde vivían los negros y los mulatos y se les obligó a recoger los maíces y demás sementeras, y retirarse a poblaciones estables o bien a dos leguas a la orilla de un buen río. Ese modo de actuar fue duramente criticado por la Iglesia. Corcuera al cabo de dos años fue trasladado de Panamá a la Capitanía General de Filipinas.
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==== Su llegada a las Filipinas ====
En 1634, Felipe IV ordenó que Corcuera pasase a servir a las Filipinas con los mismos cargos que había desempeñado en Panamá, nombrándolo Gobernador de aquellas islas.
 
Como preparativos de su nuevo destino, Hurtado de Corcuera levantó en Panamá junto a su sobrino, don Pedro Hurtado de Toledo, que había sido Capitán por merced de Felipe IV, en Flandes, y durante 2 años en el Callao (Lima), una compañía de 89 hombres; en el mes de marzo de 1635, Corcuera viaja a México, donde solicitó un buen socorro para las Filipinas y levantó otra compañía de 81 soldados con la licencia del virrey Marqués de Cerralvo. Con ambas compañías Corcuera se trasladó a las islas.
 
En la víspera de San Juan, en junio de 1635, Corcuera llegó al Puerto de Cavite, en las Filipinas, en las que gobernó durante 9 años. Una de sus primeras disposiciones fue llevar    a cabo las órdenes del Visitador, don Francisco de Rojas, que dos años antes había estado  en aquellas islas y que consistía en una reforma de sueldos y gastos entre los soldados y marineros, que habían llegado a protagonizar un total de veintisiete motines por falta de pagas.  A  lo largo  de ese  año continuó  con la  conquista de  Mindanao y  Joló y  tomó la fortaleza de Iligan (Alcázar de, 1895: 129), lo que revelaba gran eficacia, pues antes otros «héroes», referentes incluso de la colonización filipina, no habían obtenido ningún grado efectivo en la conquista de estos territorios12. Sus éxitos nos los relata así:<blockquote>«… parti con trescientos españoles y tres u. indios amigos, en embarcaciones pequeñas de remo, y otras de vela, que llaman champanes, por el mes de Diciembre, y habiendo faltado en tierra por el Puerto de Mindanao con solo setenta españoles, ya que los demas no habian llegado y, algunos  de  los indios, llevando una pieza de artilleria de dos libras de bala a sus hombres embistieron mis soldados con el pueblo, y lo ganaron luego con el Fuerte     de estacada doble y lo asaltaron y mataron un sobrino del rey que defendía    y guardaba el puerto, huyeron los moros y en hombros llevaron a su rey         el Cerro, que esta a una legua de aqui. En el rio halle mas de trescientas embarcaciones pequeñas y grandes, de su armada y de mercaderes de la jaba. Despues de haber saqueado mis soldados lo que pudieron, con los panes de cera, y tinajas de aceite que recogi, mande embarcar en mis embarcaciones  por cuenta de V.M.  y con los esclavos, plata labrada y otras cosas que gane  en el centro, satisfice en la Caja Real y Almacenes, el gasto que hice en esta jornada de 10 u, pesos. Estaba conmigo el ilustre Martín Marcelo Mastrillo, que despues paso el Japon. En el asalto de este cerro me mataron trece Capitanes reformados, y al Sargento mayor D. Pedro Hurtado, mi sobrino, hirieron mas de otros treinta...».</blockquote>A lo largo de ese mismo año, para seguridad de la Fortaleza de Mindanao, Hurtado de Corcuera mandó construir la Fortaleza de Zamboanga, en la que estableció tres presidios militares y dio forma orgánica el ejército filipino con la creación de la caballería (Alcázar de, 1895: 130).<blockquote>«... en dos galeras, y en las mismas embarcaciones pase a Iolo, con solo quinientos españoles, y mas de tres u. indios. El moro de aquel cerro estaba muy prevenido, con lo que no pudimos asaltar tierra. Lo hice a traves de  volar algunos baluartes y batiendo sus murallas con dos piezas de artilleria    de cuatro libras de bala, que hice poner sobre dos arboles muy altos en unas garitas, que a modo de gavias de navio me hicieron los marineros e iban abriendo trincheras cerro arriba. Tambien hice una estacada fuerte con sus garitas por debajo del cerro, para que nadie pudiese entrar, ni salir con basti- mentos y al cabo de tres meses faltandoles la comida, llamaron a parlamentear y le rindieron a merced y habiendo bajado del cerro mas de cuatro u. almas, llevandolos a embarcar a las embarcaciones del puerto, una legua, sobrevino un aguacero tan grande, que apagando las cuerdas a los soldados, sino se hubieran valido de los chuzos, los mismos enemigos los hubieran matado. Huyeron a los bosques, dejando en la Campaña toda su hacienda que llevaban cargada y mas de ciento y tantas criaturas, que las treinta y tres de ellas por ser pequeñas, acabandolas de bautizar el Padre Pedro Gutierrez, murieron.
 
Los demas traje a Manila con muchos prisioneros y mas de cuatrocientos cristianos que estaban esclavos, a quien di libertad y vistiendolos y libertan- dolos del tributo por toda su vida, los envie a sus tierras, dejando un fuerte de piedra en la marina y otro de palizada en el cerro, con dos compañías para acabar de sujetar toda la Isla».</blockquote>A su regreso a Manila le tocó vivir una época en la que se establecieron en esa ciudad un gran número de japoneses huidos de las persecuciones en el Japón cuando se convir- tieron al cristianismo (Alcázar de, 1895: 130).
 
En marzo de 1639 tuvo lugar la sublevación de los mandayas de Cagaupán, que huyeron a los montes después de haber asesinado a veinticinco soldados españoles, y en el mes de agosto de ese mismo año tuvo lugar la insurrección china del Parián y Santa Cruz, durante la cual los insurrectos tomaron las armas en la Provincia de la Laguna de Bay y mataron al Alcalde Mayor, el doctor Luis Arias de Mora, y al cura párroco, provocando graves estragos en San Pedro Macati, Taytay, Antilopo y otros puntos de la zona. Para reprimir esta última sublevación, Hurtado de Corcuera envió a esa provincia al sargento mayor don Juan de Arçeo, con trescientos infantes, y al capitán Martín de Aduna, con ochenta caballos, a quien mataron los ''chinas''. Ante esta tensa situación el Gobernador se persona en la zona y con seiscientos soldados y quinientos vecinos, junto con el Maestre de Campo don Lorenzo de Olaso, ordenó quemar las casas del Parian15.
 
De regreso a Manila, y a lo largo de los últimos años de su gobierno, Corcuera creyó conveniente fortificar la parte más débil de la ciudad; para ello hizo construir baluartes con puentes levadizos, fosos y contrafosos, llegando a trabajar él mismo en las obras de forti- ficación (Díaz-Trechuelo Spínola, 1984, 261-290). Estas obras fueron en parte destruidas por su sucesor, el gobernador don Diego Fajardo, con quien, como se verá, no mantenía muy buenas relaciones, hasta el punto de que éste llegó a enviar a prisión a Hurtado de Corcuera. De siete fortificaciones que Corcuera había ordenado construir, don Diego de Fajardo dejó en pie sólo tres y las demás las mandó demoler: «… que fue el contrafoso, y     la entrada encubierta con 2 cubos de 12 piezas de artillería cada uno. Pareciendole que no tenia bastante gente para guarnecer aquellos puestos, siendo asi que sacando a ellos los soldados y poniendo los vecinos en la muralla vieja, sobraba mucha gente»16.
 
Las innovaciones de Hurtado de Corcuera en las Filipinas no se limitaron sólo a lo político y militar, sino que, como hombre de fuertes convicciones religiosas y piadosas, llegaron a ciertas cuestiones que incidían en la organización eclesiástica. La capellanía y adminis- tración económica del Hospital Real que dependían de los padres de la orden de San Francisco, pasó a estar administrada por un capellán, mayordomo y empleados seglares. Poco satisfecho de la reforma, Corcuera confió en el año 1640 dicho hospital á los religiosos de San Juan de Dios e impuso a favor del Hospital Real diez pesos de renta, dando orden que cada soldado y marinero, pagase al hospital 2 reales de cada paga, y mediante una cédula real metió en la Caja Real cerca de 8 u. pesos cada año en tributos para dar el vino y aceite a los eclesiásticos17.
 
No obstante, el acontecimiento más notable en materia de negocios eclesiásticos   fue la fundación de la Capilla Real del tercio de Manila, con objeto de proporcionar a los militares un templo en el que se les administraran los Sacramentos y se les pudiese dar un enterramiento decente:<blockquote>«… al haber visto en los Libros del Hospital que en un patio se habían enterrado catorce soldados sin decirles una misa… Esta capilla se construyó con los donativos que dieron los capitanes y soldados a lo largo de 18 meses y en        la que se empezó todos los jueves a decir …una misa cantada descubierto    el Santísimo Sacramento, por V. M., los lunes por los soldados difuntos, y los sábados a Nuestra Señora por los vivos…».</blockquote>En honor de Felipe IV fundó el Colegio de San Felipe con 20 becas para premiar con ellas á los hijos de los vecinos más beneméritos. Pero una Real Cédula vino á derribar una obra, que no contaba con rentas suficientes para su mantenimiento.
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==== El cautiverio de Sebastián Hurtado de Corcuera ====
El 11 de agosto de 1644 tomó posesión como gobernador de Filipinas don Diego Fajardo Chacón, caballero de la [[Orden de Santiago]]. A los diecisiete días de que le entregase el gobierno su antecesor Hurtado de Corcuera, el nuevo gobernador ordenó arrestarle, y a los treinta días le estrechó prisión en unas cocinas que Corcuera había mandado hacer para aderezar la comida a los soldados, e inició un juicio de residencia embargándole todos los bienes. Al mismo tiempo se formularon contra Hurtado una serie de acusaciones, como la pérdida de Formosa. El juicio se prolongó durante cinco años hasta el punto de Corcuera relató que le tuvieron: «…sin darme alimentos cinco años y siete meses de navegación, hasta que llegue a la Nueva España, donde don Diego Fajardo no me deja defenderme».
 
El juicio se demoró cinco años y durante el mismo hubo algunas acusaciones de las órdenes religiosas. El Consejo Provincial dominico, sin embargo, perdonó los cargos pendientes contra Hurtado y el Consejo de Indias lo declaró inocente al revisar su causa, dándole en compensación por los perjuicios el cargo de gobernador de las Canarias.
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==== El retorno a España: Córdoba ====
De vuelta a España Hurtado de Corcuera fue propuesto como corregidor de la ciudad de Córdoba.
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==== Por tierras asturianas ====
Felipe IV lo nombró el 14 de junio de 1652 con el propósito de apagar las revueltas producidas en la ciudad durante el Motín del Pan. Cuando deja el cargo, en octubre de 1653, la crisis ya está resuelta al ordenar Sebastián Hurtado un mejor reparto del trigo de la ciudad y una bajada en el precio de las alcabalas21, lo que le enemista con los sectores más poderosos de Córdoba, que son los principales perjudicados con la nueva distribución (Centeno Yánez, 2003: 122-145). En Asturias fue gobernador de Armas del Principado y de las Cuatro Villas de la Costa: Santander, San Vicente de la Barquera, Castro Urdiales y Laredo. En el año 1656 fue comisionado por Felipe IV para que reconociese las fortificaciones y armamento de los puertos por temor a un ataque inglés a las costas asturianas y cántabras.
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==== El ftn de su carrera militar: Canarias ====
En Canarias ejerció como Capitán General y Presidente de la Audiencia. El 4 de diciembre de 1659, llegó a Santa Cruz de Tenerife acompañado del nuevo corregidor, don Alonso Moscoso, y del obispo don fray Juan de Toledo Briceño. Desde el 14 de abril de 1660 nombró por su lugarteniente al capitán don Tomás de Nava Grimón para que en su ausencia y enfermedad gobernase todas las Islas, reservándose la Presidencia de la Audiencia. Sus últimos días los pasó en su casa de La Gorgolana.
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== Fuente principal ==
 
* Nuria González Alonso (2012): ''Sebastián Hurtado de Corcuera: Gobernador de Panamá y de Filipinas.'' Artículo. Anales del Museo de América XX, páginas 199 a 218 (2012)
 
== Bibliografía ==
 
* ALCÁZAR DE, J. (1895): ''Historia de los dominios españoles en Oceanía: Filipinas'', Fondo Antiguo. Biblioteca Nacional de España. Ed. Kessinger Publishing. Manila.
* CENTENO YÁÑEZ, J. (2003): ''Sociología política de una élite de poder. La evolución de los jurados de Córdoba en la época moderna,'' Tesis Doctoral, Universidad de Córdoba. Córdoba.
* CORVISIER, A (1995): ''La guerre. Essais historiques''. Ed. Presses Universitaries de France. Paris.
* DÍAZ, C. (1890): ''Conquista de las Islas Filipinas'', Segunda Parte. Libro II. Ed. Valladolid. Valladolid.
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* DÍAZ-TRECHUELO, L. (2002) «Legislación Municipal para Filipinas en los siglos XVI y XVII. Análisis de un cedulario de Manila». ''Derecho Administración Pública en las Indias Hispá- nicas.'' Vol. 1. (Coordinador, Barrios, F.) Ed. Universidad de Castilla La Mancha. (461-479).
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* SASTRE SANTOS, E. (1982): ''La Orden de Santiago y su Regla,'' Editorial de la Universidad Complutense. Madrid.
* VIERA y CLAVIJO, J. de (1772-1776): ''Noticias de la historia general de las Islas de Canaria,''
 
== Referencias ==