Diferencia entre revisiones de «Agustín de Hipona»

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Sobre la mentira
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{{Cita|Acabar con la guerra mediante la palabra y buscar o mantener la paz con la paz y no con la guerra es un título de gloria mayor que matar a los hombres con la espada.|Epístola 229}}En ''La ciudad de Dios'', san Agustín ataca la tradición romana, incluidos mitos como el de [[Lucrecia]], una dama que, tras ser violada por el hijo del último rey de Roma, se [[Suicidio|suicidó]] clavándose un puñal. Para los romanos, Lucrecia era el más digno modelo de integridad moral. No para Agustín, quien considera que su muerte añadió un crimen a otro crimen, pues «quien se mata, mata a un hombre y, por tanto, contraviene la [[ley divina]]».<ref name=":0" />
 
Agustín en varios momentos de sus obras dedicará atención a la [[mentira]]. En ''Sobre la mentira'', clasificó las mentiras como dañosa o jocosa, y distingue al mentiroso (quien disfruta con la mentira) del embustero (lo hace en ocasiones sin querer o para agradar).<ref name=":3">{{Cita web|url=https://2018.reflexionesmarginales.com/analisis-y-critica-de-la-mentira-en-el-pensamiento-de-san-agustin/|título=Análisis y crítica de la mentira en el pensamiento de San Agustín|fechaacceso=2019-09-30 de septiembre de 2019|fecha=2019-03-28 de marzo de 2019|sitioweb=Reflexiones Marginales}}</ref> Al igual que [[Immanuel Kant|Kant]], no considera lícito mentir para salvar la vida de una persona.<ref>{{Cita web|url=https://www.augustinus.it/spagnolo/menzogna/index2.htm|título=Sobre la mentira; Capítulo VIII - No se puede mentir para salvar a otros|fechaacceso=2019-09-30 de septiembre de 2019|autor=San Agustín|sitioweb=www.augustinus.it}}</ref>
{{Cita|“La mentira capital y la primera que hay que evitar decididamente es la mentira en la doctrina religiosa. […]La segunda es la que daña injustamente a alguien, es decir, que perjudica a alguno, y no aprovecha a nadie. La tercera es la que favorece a alguno, pero perjudica a otro, aunque no sea en torpeza alguna corporal. La cuarta es la cometida por el puro apetito de mentir y engañar, que es la pura mentira a secas. La quinta es la que se comete por querer agradar en la conversación. La sexta es la que aprovecha a alguno, sin perjudicar a nadie. […]La séptima es la que, sin perjudicar a nadie, favorece a alguno, exceptuando el caso de que pregunte el juez. […] La octava es la que, sin perjudicar a nadie, aprovecha a alguien para evitar ser mancillado en el cuerpo”.|San Agustín, ''De mendacio'', 510-511.|col2=|col3=}}
También Agustín formuló un versión propia de la cita bíblica "[[Amor al prójimo|ama al prójimo como a ti mismo]]" de la siguiente forma: